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Sofana Barreto Barrera

La tecnología: un medio para un fin

Actualmente, la significativa presencia de las tecnologías de información y comunicación (TIC) es indiscutible. Desde mediados de la década de los noventa inició la masificación de dichas tecnologías, que se insertaron primeramente en los hogares, pero que ahora pasaron a formar parte no solamente de la esfera privada, sino también pública, y con esto hago referencia especialmente a la integración de las TIC en los sistemas educativos nacionales.

Desde hace algunos años, en América Latina, como iniciativa de los propios Estados y en otros de la empresa privada, se han formulado proyectos para contribuir al acceso a estas tecnologías, como un esfuerzo por acercar las comprobadas bondades de la tecnología en la educación, a los estudiantes principalmente de primaria y secundaria, y también como iniciativa para reducir la brecha digital tan acentuada en la región latinoamericana.

No obstante, existe un debate permanente sobre la conveniencia del acercamiento de los niños, niñas y adolescentes a las TIC, y particularmente sobre su impacto en el sistema educativo, pues ha existido hasta la fecha la tendencia en América Latina de aceptar a la tecnología como un fin en sí mismo, sin conocer que en realidad esta es un medio para un fin, el propósito de una educación no solamente basada en el conocimiento, sino en la creatividad y la innovación.

Todos los cuestionamientos dirigidos a la utilización de las tecnologías de información y comunicación en las escuelas están relacionados con la generación de dependencia y acceso a material cuyo contenido pueda no ser el apropiado; factores a los que cualquier usuario de las TIC definitivamente estará expuesto por la misma naturaleza de estas herramientas; sin embargo, se ha pasado a un segundo plano el rol determinante que juegan los docentes.

Este proceso, en el cual se presentan esos desafíos pedagógicos, que involucran la reorganización de los saberes y las relaciones de autoridad en el aula de clases, tiene mucho que ver también con la nueva concepción del proceso de enseñanza y aprendizaje en su conjunto, lo cual a su vez, está directamente relacionado con lo que ha sido llamado por los expertos como la “ventana de flexibilidad interpretativa”; es decir, el período en el cual los distintos actores sociales (públicos y privados) interactúan entre sí y se movilizan con un solo objetivo: la construcción de un nuevo sentido a un instrumento tecnológico, y que es un proceso que aún se lleva a cabo en los países latinoamericanos respecto al uso de las TIC en la educación.

El destacado periodista Andrés Oppenheimer ya lo ha reconocido en su obra Crear o Morir, resaltando el potencial de algunas ciudades de América Latina como Ciudad de México, Buenos Aires, Santiago de Chile, Bogotá y Sao Paulo, ya encaminadas a la modificación de sus sistemas educativos y legales para convertirse en lo que él ha llamado “sociedades innovadoras”.

Es así como nos damos cuenta que en el camino para convertirnos en una región que genere creatividad e innovación, como ha expresado Oppenheimer, es imperante la modificación no solamente de los procesos educativos y legales, sino también de los paradigmas sociales y culturales, para poder ser testigos de las verdaderas bondades de las tecnologías de la información y la comunicación en la educación de las nuevas generaciones. Tal como lo dijo una vez el científico alemán Albert Einstein: “Locura es, hacer las mismas acciones, esperando resultados distintos”.

La autora es coordinadora del Programa de Voluntariado de Fundación Zamora Terán.

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