La bandera de las barras y las estrellas ya ondea en la Embajada de EE. UU. en La Habana, inaugurada ayer por John Kerry, primer secretario de Estado que visita la isla en setenta años, en una jornada histórica que abre un nuevo capítulo en la relación entre los dos países, antiguos enemigos.
En su discurso Kerry advirtió que el Gobierno de EE. UU. mantiene su convicción de que una “democracia genuina” en la que el pueblo pueda “elegir libremente a sus gobernantes” es la mejor opción para los cubanos, aunque admitió que es a los cubanos a quienes corresponde “definir su futuro”.
Después de la ceremonia, el secretario de Estado mantuvo conversaciones bilaterales con su homólogo cubano, el canciller Bruno Rodríguez. En la rueda de prensa conjunta anunciaron la creación de una comisión bilateral para definir los temas que ambos países abordarán en adelante.
En este grupo de trabajo se hablará de temas tan disímiles como derechos humanos, seguridad marítima o las compensaciones que tanto pide EE. UU. por sus empresas nacionalizadas o Cuba por los daños de cinco décadas de hostilidades.
Rodríguez insistió además en que para la plena normalización de relaciones entre ambos países es “esencial” el levantamiento del “bloqueo” sobre la isla, así como “la devolución del territorio usurpado a nuestro país en Guantánamo”, aunque Kerry advirtió que este último tema “no está sobre la mesa en este momento”.
Kerry subrayó que las relaciones deberían poder avanzar sin problema pese a las diferencias en áreas como los derechos humanos, porque “nadie que tenga fe en la validez de sus ideas tiene que temer las de otra gente”.
Rodríguez comentó que “tenemos concepciones distintas sobre diversos temas y profundas diferencias. Por ejemplo en relación con el ejercicio de la soberanía nacional, la democracia, los derechos humanos, los modelos políticos y las relaciones entre los Estados”.
Agregó que “me siento muy cómodo con la democracia cubana” y explicó que en la isla no hay violencia policial. “Es un tema en el que estamos dispuestos a conversar sobre bases recíprocas y de igualdad soberana en el que nosotros también tenemos mucho que decir”.