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Jorge J. Cuadra V.

Nagasaki, la víctima olvidada

Al igual que Gomorra, la ciudad gemela de Sodoma, destruidas ambas con fuego líquido y azufre hirviendo que cayeron del cielo, para borrarlas del mapa del mundo y de la memoria de los hombres. Sin embargo, Sodoma se escaparía del olvido y quedaría como símbolo de maldad, aberración e idolatría, siendo además el origen de una palabra, sodomía, que define el concúbito entre hombres.

De Gomorra, igualmente arrasada por la ira divina, la Biblia no nos habla mucho y no tiene palabra cuyo origen sea su menospreciada destrucción.

Una sodomita, se convirtió en estatua de sal por girar su mirada hacia la destrucción, mientras que de los gomorrenses no se sabe nada. Gomorra se quedó en el olvido.

Miles de años después, por diferentes razones, fueron destruidas dos ciudades con el mismo fuego que cayó del cielo, pero esta vez no fueron las legiones de ángeles y arcángeles los que vomitaron el fuego destructor, sino las legiones del imperio de Mr. Truman desde dos bombarderos B-29, el Enola Gay y el Bockscar, que al abrir sus vientres destructores parieron dos adefesios de la naturaleza, Little Boy para Hiroshima y Fat Man para Nagasaki.

En defensa de la bomba atómica que aniquiló a la población civil de Hiroshima, se ha argumentado la negativa de rendirse del imperio del sol naciente ante las fuerzas armadas de Estados Unidos y los estrategas norteamericanos llegaron a la conclusión que de prolongarse la guerra seis meses más, perderían la vida más de doscientos mil soldados norteamericanos. Mr. Truman valoró las vidas de sus soldados y le dio luz verde al Proyecto Manhattan.

Setenta años después, los sobrevivientes de Nagasaki, opacados por aquellos de Hiroshima, demandan ser escuchados y exigen su cuota trágica del apocalipsis que les tocó soportar.

Siempre me he preguntado el por qué de la bomba sobre Nagasaki, teniendo en cuenta que con Hiroshima bastaba para hacer morder el polvo de la derrota a los orgullosos e indómitos japoneses y nunca he encontrado una respuesta oficial que satisfaga mi curiosidad histórica. Entonces no queda más que apelar al mundo de la especulación y buscar una razón comprensible, si acaso el uso de la fuerza nuclear la tiene. Y lo que salta a la vista es el ataque traicionero del 7 de diciembre de 1941, cuando la Armada Imperial de Japón, al mando del almirante Isoroku Yamamoto, atacó Pearl Harbor, destruyendo parte de la flota anclada en la base naval y causando más de tres mil bajas norteamericanas. El ataque causó tal desaliento en el espíritu del almirante Yamamoto, que dicen que dijo una vez consumada la traición: “Hemos despertado al tigre”, como previendo las calamidades que se iban a abatir sobre el Imperio del Sol Naciente. Y en efecto, el tigre se despertó y al día siguiente, Franklin Delano Roosevelt, presidente de los Estados Unidos de América, le declaraba la guerra a Japón y al mismo tiempo a Alemania, que junto con Italia, conformaban lo que se llamaba el Eje.

Fieles a no dejar afrenta sin castigo, los Estados Unidos se cobraron la deuda del ataque traicionero a Pearl Harbor con la bomba de Nagasaki.

Ante el reclamo de setenta años de los sobrevivientes de Nagasaki, ya es hora que les digan que su tragedia es más dolorosa que la de Hiroshima, porque Little Boy fue producto de una estrategia militar para terminar una guerra que ya no tenía sentido, puesto que el Eje se había quebrado meses atrás, pero Fat Man fue producto de una venganza para cerrar las heridas de una nación traicionada.

Si el uso de la fuerza atómica en la destrucción de Hiroshima obedeció a una estrategia militar, en Nagasaki obedeció a los deseos primitivos de un amargo castigo.

El autor es periodista.

COMENTARIOS

  1. Juan R Pèrez
    Hace 9 años

    La tercera versiòn es màs creible. Basta con ver como terminaron todos los miembros del proyecto Manhattan, por cierto sancionados por el anticomunistas McCarthy, acusados de colaborar con el enemigo. Si fueron comunistas, veamos de que corazon estan hechos los comunistas: Desprecio absoluto a la raza humana, la vida y sus derechos.

  2. Carlos
    Hace 9 años

    al Igual que todos los emperadores,aprendices de Emperadores y similares que por cierto tenemos cerca.cerca. Hiroito,vivía junto a su corte y consejeros samurai y lejos de la realidad del pueblo común ,y pensaba que este lo amaba y ordeno una resistencia masiva contra Douglas Macarthur ,y para evitar una guerra mas sangrienta y muertes de Jóvenes americanos que ofrendaban sus vidas dese-interesadamente por la libertad de los pueblos ,lanzo la otra bomba atomica sobre Nagasaky.

  3. Hace 9 años

    Nada puede justificar ninguna de las Bombas atomicas usadas. El Imperio estaba poseido de sobervia, trataba de amenazar a Rusia y China con lo que ellos podrian recibir. Miles y miles de inocentes civiles sufrieron el holocausto y estas victimas no han recibido justicia. Los gendarmes Yankis aun amenazan a otros paises con el terror atomico y tienen el mayor arsenal a su alcance para destruir la tierra. El Imperio USA es peligroso y DIOS quiera que en el declive que viven no la usen jamas.

  4. Rorum
    Hace 9 años

    Mucha tela que cortar. Se dice que el ataque a Nagasaki no fue autorizado por Truman y que la realización del mismo acarreó una fuerte represión a los responsables del proyecto Manhattan, quienes en una buena porción siquiera eran estadounidenses. Su objetivo no era la venganza, que en su maldad hubiera sido al menos comprensible, sino más bien la ciega y falta de ética necesidad de seguir probando y desarrollando el nuevo armamento de la guerra fría. Japón no se rindió por las bombas tampoco.

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