Hoy será el día en que el futbol nacional estará a los pies de un equipo, el honor o castigo es para el Walter Ferretti que enfrentará al América de México (8:00 p.m.)
Dos equipos desnivelados por el poder económico, uno viaja en primera clase, el otro en clase económica, en uno sus jugadores lucen vehículos lujosos, el otro usa el transporte público, uno cata los mejores vinos, mientras el otro pelea por un bollo de pan.
La historia ha decidido que la pobreza enfrente a la riqueza, el destino acaba de brindar 90 minutos de demostración continental a los nicaragüenses, salir del anonimato y esperar que la diosa piedad esté de nuestro lado.
La historia indica que en el Estadio Azteca nunca un club nicaragüense ha jugado en el mítico lugar, solamente aquella pesadilla de 1975 en los Juegos Panamericanos, cuando Nicaragua cayó goleada 14-0 ante Brasil. Ahora el Ferretti tendrá el reto de borrar esa huella. ¿Será posible? cuando un equipo viene de cuatro victorias consecutivas contra rivales tres veces mejor que el equipo capitalino, el eco del terror impregna y el susurro de que una goleada podría aparecer se sumerge en la superficie de los hechos.
“Presionaremos y si perdemos queremos dejar una buena impresión”, indicó optimista el técnico brasileño del Ferretti, Flavio Da Silva. No obstante, las palabras caen en el terreno, no se trata de salir a cumplir las teorías enseñadas en las charlas de juego, aquí hay una realidad inamovible que refleja que es mejor cerrar los ojos al inicio del encuentro y abrirlos con el pitido final, o tomar el desafío como una fiesta nacional, donde Nicaragua tiene un representante y pase lo que pase, el sentimiento de apoyo estará sobre cualquier abismal derrota.
A pesar que la afición nicaragüense es extremista para saltar hacia la euforia más alta y caer a la depresión más profunda, no sabemos graduarnos ni en las alegrías ni en las tristezas, y el partido de esta noche es para admirar a un conjunto que tendrá a un guerrero con botas en la defensa como Luis Copete, un destructor como Jason Casco, un colocador llamado Bernardo Laureiro y un hombre eficaz en la mínima oportunidad a la portería rival como Marlon Barrios.
Los capitalinos juegan un desafío en la vida con un rival que no eligieron. Digamos las cosas como son no como nos gustaría que fueran: el Ferretti es optimista porque no tiene otra cosa que mostrar.
PRIMERA VEZ
14-0 fue el resultado tenebroso de la única vez que Nicaragua ha jugado en el Estadio Azteca en esa ocasión fue contra Brasil. Nunca un club pinolero ha disputado un partido en ese mítico lugar.