Con más de 25 años en la industria del turismo, Lucy Valenti sigue enamorada de su profesión, aunque si pudiera regresar el tiempo, sería astronauta. Es soltera, le fascina cantar y en un universo paralelo le habría gustado ser María Magdalena.
¿Cuál es su primer recuerdo?
Recuerdo que me vivían regañando y castigando porque me gustaba mucho morder (risas).
¿Cuál es su pasatiempo?
Me encanta el mar y el cine.
¿Qué comida no puede rechazar?
¡Ay, el chocolate! (risas).
¿Qué quería ser de niña?
Astronauta, me encantaba todo lo que tenía que ver con el espacio y la ciencia.
¿A qué le tiene miedo?
Al futuro, que es algo que no puedo controlar.
Un sueño recurrente…
Yo duermo tranquila, no me acuerdo de mis sueños (sonríe).
¿De qué virtud de se siente orgullosa?
La paciencia. Mi papá siempre nos decía que la paciencia es la virtud de la gente fuerte.
Si pudiera tener la vida de un famoso… ¿a quién elegiría?
Me hubiera encantado estar en los pies de María Magdalena.
¿Qué animal sería?
Un tigre.
¿Qué le cuesta hacer?
¡Ay! Ejercicio y levantarme temprano (risas).
¿Qué tan vanidosa es?
Lo normal, ni muy muy, ni tan tan (ríe).
¿Sobreviviría a un apocalipsis zombie?
Pues, me ha tocado luchar toda mi vida, creo que seguiría luchando hasta que me tocara ser una zombie feliz (carcajada).
¿Qué es lo más loco que ha hecho?
He hecho varias locuritas. Aprendiendo a tirar casi mato al que me estaba enseñando y una vez me fui de Londres hacia Ámsterdam solo para cenar.
Y lo más raro que ha comido…
En el desierto del Sahara, tuve que comer camello, es horrible (risas).
¿Cómo le va en el amor?
Pues soy soltera y estoy contenta así. Diría que mi amor principal es Dios.