Hace un año y dos meses, Roberto Petray asumía un reto: entrar “a las entrañas del monstruo”, en una misión de un solo hombre y lograr cambios en el sistema judicial, tras su nombramiento como magistrado del Tribunal de Apelaciones de Estelí. Un año y dos meses después, Petray se quedó en las entrañas, no ha logrado los cambios que se propuso, pero mantiene que sigue siendo crítico de las malas actuaciones gubernamentales.
Pero del Petray de aquel entonces parece que queda poco. Ahora viste de traje y no con aquel chaleco safari. Ya casi no se le ve en los medios hablando de rearmados y menos criticando al mismo poder judicial que ahora dice, lo supera en número y por ello, su misión de lograr cambios se ve amenazada. En esta entrevista explica las razones por las que ya no hablan de los rearmados, ni el obispo de Estelí Abelardo Mata ni él, y amplía el plazo para cumplir con su misión de cambiar el sistema de justicia.
¿Qué pasó en todo este año que usted estuvo en las “entrañas del monstruo”?
Bueno, voy a empezarte con la frase lapidaria: mi llegada a las entrañas del monstruo fue como un bombazo y del calibre de ese que ocurrió en Pantasma, porque eso trajo tragedia. Este trabajo para mí también me trajo tragedia. Yo no me pude quitar aquel chalequito desteñido y yo siempre dije que cuando salía al campo y me mojaba y volvía polvoriento, era la forma de servirle al pueblo porque venía trabajando desde abajo. Siempre nuestra lucha ha sido en la adversidad.
¿Por qué esto ha sido una tragedia para usted?
Cuando me quité el chaleco de derechos humanos sabía que iba a una institución que siempre critiqué y que tenía que trabajar dictando sentencia. Y me di cuenta que hay instituciones que son benditas, pero que tienen zombies adentro como trabajadores. Personas que deambulan esperando un reflejo, una directriz para poder actuar. Y entonces encontré que al personal que me iba a adaptar son como zombies. Y uno viene de pedir Estado de Derecho y de ser demócrata y que todo sea acorde a la justicia.
¿Pero esto no le ha traído consecuencias negativas?
Yo mismo me critico como funcionario público, yo represento al Estado y entré ahí como un demócrata y si me voy es como un demócrata. Nunca entré por cuestiones partidarias. Sí he tenido negatividad porque hay cosas que uno quisiera hacer y fortalecer y te encontrás que no las podés hacer.
¿Cómo cuáles?
Por ejemplo, creés que cuando se cometen actos injustos y vas a aplicar justicia en una sentencia te encontrás que estás en una sala donde estás 3 a 1 y vos aplicás y los otros aplican otra cosa. Y te lo digo en mi crítica como funcionario público. Eso a mí me ha afectado mucho. No me afecta como Roberto Petray, yo sigo siendo el mismo y la gente me reconoce por el trabajo que hacía antes, me afecta como funcionario.
Pero sí ha cambiado Roberto Petray, ahora por ejemplo no se le mira hablando en los medios de grupos rearmados o criticando al poder judicial.
Pero el Roberto Petray que hoy es funcionario público está en una institución pública y el de antes estaba en una institución de derechos humanos. Sin embargo, he hecho críticas, he salido en los medios. En mi zona donde estoy (Estelí), salgo en los medios criticando. Nosotros como institución damos una orden de libertad que es de ineludible cumplimiento y viene el Sistema Penitenciario y te dice: “Nosotros hacemos lo que nos da la gana porque es una orden de arriba”. Eso es un desacato a una autoridad y es un delito y eso lo hemos criticado. Pero lo hacemos en nuestra área, no a nivel nacional.
¿Por qué?
Porque yo soy de aquella zona.
La otra vez que hablamos, hace más de un año, dijo que uno de los retos que tenía era provocar cambios. ¿Qué es lo que ha logrado?
Nosotros antes nos plantábamos a pedir justicia conforme al Estado de Derecho. Ahora que estoy dentro, yo aplico esa justicia. Y sí ha habido una serie de cambios y yo sigo siendo parte de la directiva de la ANPDH, (Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos), ahora llega a nuestras oficinas el montón de gente que llegaba y llega donde estoy yo, como magistrado.
Pero qué tanta justicia puede impartir si usted mismo dice que es minoría y le votan en contra.
Pero yo proyecto sentencia. Cuando proyecto sentencia impongo lo mío y si impongo lo mío va razonado y esa razón de voto le da al poder judicial la pauta de que hay algo ahí. De esa forma es que nosotros penetramos al poder judicial. El presidente se siente fortalecido cuando tiene funcionarios en el Gobierno que critican. Por nuestras críticas fuertes se fue (Walter) Porras, (Nelson) Artola, ¡por nuestras críticas fuertes! Y seguimos criticando que no es posible que esté Roberto Rivas en el poder electoral. Hemos hecho reformas a la Ley Penal, hemos estado en foros donde hemos criticado.
¿Y cómo ve, por ejemplo, los últimos casos que se dieron y que generaron críticas al poder judicial? Las Jagüitas o la condena de cien años a los de la masacre del 19 de julio.
Y yo también lo critiqué en su momento. Y ahí yo te traigo a colación el tema de los armados…
Yo le pregunto su opinión sobre la forma en que se impartió justicia en esos dos casos.
En esa situación del caso de Las Jagüitas como son policías les pusieron unas penas irrisorias. El caso de El Carrizo fue igual, pero en el caso del 19 de julio sí exageraron, esas fueron penas exuberantes. Ahí hubo una paridad de derecho. Tanto cometió un ilícito uno como otro y así debe aplicarse la Ley. Yo no tengo miedo de criticar. Yo no estoy aquí adulando al Gobierno.
¿No le da miedo que lo despidan?
Yo no tengo miedo de eso. Aquí los que adulan al Gobierno más bien el Gobierno los corre. ¿Cuál es el problema que tiene el presidente de la República? Que muchos creen que llegan a trabajar al partido de ellos, no profesionalmente, se dedican a adular al presidente. Él los manda a trabajar no a adularlo.
¿Usted diría que ha sido satisfactorio su papel como magistrado?
En lo personal sí. Porque yo he ayudado al mismo bastión de personas que me buscan. Pero institucionalmente no. He captado muchas situaciones y ese sistema es difícil romperlo.
Pero usted antes decía que solo iba a poder lograr esos cambios.
Ahora me doy cuenta que es difícil porque hay un sistema que es difícil de romper. Eso me costó críticas. Me dicen que soy progubernamental. Me llamaban personas de la parte opositora que me decían: “Nos dejaste solos. ¿Por qué no volvés a nuestro redil?” Y vos te vas desencantando de uno y de otro lado. Yo estoy desencantado donde estoy.
¿Y por qué no regresa al trabajo anterior que tenía?
Porque yo soy un ciudadano y como ciudadano me rijo bajo la sombra del obispo de la Diócesis de Estelí, el obispo Juan Abelardo Mata. Todos los actos investigativos de la Diócesis las hizo Roberto Petray con el equipo de abogados que teníamos. Y a consulta de él, qué es lo que más nos favorecía y qué no, él decía que nos favorecía adentrarnos en las entrañas del monstruo, que es donde podemos ayudar más.
Pero usted mismo dice que no hace nada porque el sistema no le deja.
Pero tenemos un año. Y aquí para romper esquemas no es de la noche a la mañana. Nosotros sabemos que tenemos que estar un poco más dentro. Nos daremos cuenta si servimos o no servimos y yo dije que renunciaría si no servimos. Muchos quisieran estar dentro por los siglos de los siglos y adaptarse. Yo no me estoy adaptando. La población me ha visto como un personaje, como un demócrata y creen que sigue siendo el mismo.
¿No se queda por el salario que recibe como magistrado?
No. Mirá, lo que a mí me afligió es que las personas que me dicen que por qué no regresé son personas adversas al Gobierno que me miran como una figura que se enfrenta al Gobierno.
¿No tiene que ver el salario?
No, porque cuando yo era rector ganaba el mismo salario que ahorita.
¿Cuánto gana?
Cincuenta mil córdobas. Lo mismo que ganaba como rector. Y todavía ganaba un poco más porque era director de la ANPDH. Si me voy de aquí seguiría ganando lo mismo.
¿Por qué se describe como la sombra del obispo Mata?
Así es. Porque desde el noventa he estado con él. Es un hombre muy trabajador. Un hombre que lucha por la democracia, por este país. Y ha visto en mí que yo no he escatimado para ser un hombre investigativo montaña adentro. A él lo escuchan porque saben que cuando habla tiene documentación en mano.
¿Pero usted ya no ve el tema de los rearmados?
Nosotros somos un equipo. Yo te digo que soy magistrado del Tribunal y trabajo de lunes a viernes. Los sábados y domingos salgo a la montaña trabajando en derechos humanos y ando con él (obispo Mata). Él va fuera del país y yo me voy con él. Los rearmados, siempre lo dijimos y lo seguimos indagando. ¿Por qué les seguimos ayudando? Me pueden decir traidor, porque si trabajo para el Gobierno, ¿qué hago con ellos? O me pueden matar porque trabajo para el Gobierno. Me mete en un limbo. Yo estuve con todos los rearmados y a mí me vigilan, me persiguen, me leen el correo. Me tienen vigiladas todas las llamadas, eso lo sabemos. Ahora, nosotros qué si hemos dicho desde hace un año: Nos hemos dado cuenta que en una de las visitas que hice después del caso de El Tamalaque, me fui para el lado del Triángulo Minero y me llamó un grupo que andaba al mando del Waslala. Me perdí cuatro días en la montaña y me asusté porque andaban con uniformes colombianos y celulares satelitales. Yo me asusté. Me dijeron que me llamaban para decirme que ellos no tenían nada que ver con los armados, que ellos estaban en narcotráfico. De ahí paramos. Muchos rearmados se han regresado a la montaña porque han visto que sus líderes están muriendo.
¿Eso significaría que la fuerza de los rearmados se está mermando?
No. Más bien la forma en que han sido aniquilados le ha dado temor a la población que los ayuda. Si mañana salió el “Flaco Midence” o el otro “Flaco”, entonces sabemos que la familia es de El Tamalaque y que los meten presos. No sabemos de dónde sacan armas. Sabemos que todos son de la Resistencia y que están ahí.
¿Le han ayudado directamente a los grupos rearmados después de algún ataque o enfrentamiento?
Sí. ¿Por qué? Porque ellos pasan llevándose unas personas y luego las sueltan. Todo eso hemos visto como organización de derechos humanos.
¿Están de acuerdo con la lucha de los rearmados?
No. Creemos que no es el momento ni la forma de enfrentarse al Gobierno.
¿Ve que surgirán más grupos rearmados?
Le hemos dicho a la gente que el pueblo no quiere ya. Vimos desde el 2011 hasta el 2014 una serie de grupos y nos dimos cuenta que iba viento en popa, pero a mediados del 2014 para acá ha mermado. Más que nosotros dejamos de darle seguimiento.
¿Ya no van a meterse más con los rearmados?
Lo que hace el obispo es que a él lo llaman y me dice que no vayamos. Creemos que debemos acudir cuando pase una fatalidad. Después de un combate toda la familia es capturada y ahí es donde podemos actuar. Nosotros ya no vamos a correr como hacíamos antes.
PLANO PERSONAL
Roberto Petray tiene 52 años.
Actualmente es magistrado del Tribunal de Apelaciones de Estelí. Fue nombrado hace un año y dos meses.
Tiene cuatro hijos y está casado.
Tiene estudios de Derecho que cursó en León y Estelí. Un posgrado en Derecho Penal, otro en Derecho Canónico y una maestría en Derecho Procesal.
También fue director de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos, del 2001 al 2014. Actualmente es miembro de la junta directiva de la organización.
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