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Para enfrentar la crisis de agua las familias acuden al río para lavar, bañarse y acarrear agua. LA PRENSA/M. ESQUIVEL

Sequía lleva a la escasez de agua

“Yo tengo casi nueve años de venir al río desde que se secaron los pozos, ya estamos acostumbrados, aquí nadie tiene agua, todos vienen al río, pero los que tienen posibilidades pagan por que le laven y le lleven el agua a su casa”, dice Romero.

El sol pega con fuerza sobre el rostro de Marina Romero. Ha lavado tres docenas de ropa ajena y aún le hace falta lavar la propia, bañar a los chavalos para llevarlos a la escuela y acarrear dos barriles de agua para hacer la comida.

“Yo tengo casi nueve años de venir al río desde que se secaron los pozos, ya estamos acostumbrados, aquí nadie tiene agua, todos vienen al río, pero los que tienen posibilidades pagan por que le laven y le lleven el agua a su casa”, dice Romero.

Más abajo del río se encuentra lavando Joseling Mendoza, aunque ella solo tiene 11 años. Su rutina es similiar o tal vez más dura, pues a su edad además de lavar debe llevar a la casa un balde de 12 latas y luego se debe alistar para ir a clase.

Hace unas semanas Joseling iba al río con su papá Douglas Mendoza, ahora toda la responsabilidad ha recaído en ella, pues su padre esté en el Hospital Lenín Fonseca después de que un furgón lo atropellara una tarde cuando regresaba del río con dos barriles de agua.

“Él (Douglas) está mal, le cortaron las piernas, yo no quisiera regresar a este río y tal vez si tuviéramos agua no le hubiera pasado esto”, cuenta con los ojos enrojecidos Joseling.

En San Rafael de Sur no solo la comunidad La Gallina sufre por el desabastecimiento de agua potable, también La Zopilotera, El Cedro y El Carmen. La situación de estas comunidades ha empeorado con la sequía, pues la mayoría de los pozos y ríos se han secado.

AGUA DEL RÍO NO ES SEGURA

Las familias consultadas aseguran que el agua del río no es muy segura porque los niños con frecuencia se enferman de diarrea y vómito, por esa razón ellos a veces le echan unas gotitas de cloro.

“El agua del río es pesada, sale clarita pero no sabemos si está contaminada; pero a los niños siempre les hace daño, a veces ni echándole cloro ayuda, lo que hago yo es hervir el agua de consumo porque dicen que así se mueren las bacterias”, asegura Marina Romero, habitante de la comunidad La Gallina.

Nacionales escasez de agua sequía archivo

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