¡Por qué Señor! Si tú no haces milagros a medias, ¡Por qué Señor! Si se hicieron llegadas claras ¡Por qué Señor! Si el país empezaba a creer, había deleite en los toques, alegría en los desbordes y entusiasmo en los disparos. Esta fue la síntesis de todas las cosas buenas, el acopio de todas las virtudes, era un juego independiente del pasado, con vida propia.
Nicaragua estaba ahí a un minuto de conseguir su máxima proeza, sin embargo el gol de Simón Dawkins al 89’, destrozó las almas, los corazones se paralizaron y todavía nadie lo cree, es el final de todo. ¡Por qué Señor! Si se consiguió lo que faltaba, continuidad en los despliegues, concentración mental en el partido, cada jugador se hizo más jugador, como Juan Barrera dejando ridiculizada a la defensiva jamaiquina, quien con sus pases mortíferos no fueron aprovechados por Norfran Lazo.
¡Por qué Señor! Si anoche la Azul y Blanco mostró todo lo que se necesitaba para triunfar, para electrizar las tribunas, para desorientar al rival como sucedió en casi todo el duelo, para levantar al propio equipo. Los muchachos manejaron estampa, riqueza, técnica y velocidad de concepción de jugadas, hubo ejecución inventiva, en suma: clase, de aquel inhumano sufrimiento de unos héroes que no querían abdicar en ningún momento.
MALDITA FORTUNA
Al minuto 27, Nicaragua debió de haber celebrado su primer gol en los pies de Carlos Chavarría. Un corrin de Juan Barrera que terminó en pase diagonal llegó hasta los pies del joven matador. Chavarría disparó sin piedad, el balón no quiso entrar, golpeó el poste horizontal cuando su destino parecía las redes. La maldita fortuna le negó el gol anhelado al país, ese mismo, que hubiera convertido la tristeza en júbilo.
Posteriormente, mientras Nicaragua manejaba los hilos del partido, con un medio campo pronunciado con Franklin López y Marlon López, unos laterales en constantes atrevimientos ofensivos por parte de Manuel Rosas y Josué Quijano, más el músculo de Barrera y las genialidades de Chavarría, al minuto 39’, este último le entregó a los pies de Norfran Lazo el empate. Lazo se estiró, tocó la pelota y pasó cerca la portería ¡Era el empate otra vez!
En el segundo tiempo Nicaragua fue superior. Los papeles se habían invertido, Jamaica tímida y sin control parecía la antigua Azul y Blanco, y ahora Nicaragua atacaba sin piedad ni suerte como lo hicieron los caribeños en el partido de ida en Kingston.
Aunque todavía el llanto no se disipa, el duelo de anoche será recordado como el partido que cambió una historia, parece un invento de la fantasía. La rudeza y la física de nuestro futbol ha pasado al olvido ¡Por qué Señor! perdimos, si jugamos mejor.
EL BALANCE FINAL
5-1 fue el balance de Nicaragua en estas eliminatorias mundialistas rumbo a Rusia 2018. Ahora solo resta
esperar la siguiente competición y seguir en evolución, que hay un comienzo muyprometedor.