La retórica antiinmigrante de Donald Trump le ha afianzado al frente de las preferencias del Partido Republicano a la Casa Blanca, pero también se ha traducido en ataques que van desde insultos, hasta un menor baleado por la espalda, según denunciaron activistas.
El último de estos incidentes se produjo el miércoles 9 de septiembre, cuando un grupo de jóvenes de origen hispano fue abucheado e incluso agredido en el momento en que pretendía interrumpir al magnate inmobiliario cuando este se dirigía a cientos de manifestantes que protestaban en Washington contra el pacto nuclear con Irán.
“Nunca había experimentado el odio tal y como ahora mismo”, dijo durante la protesta Mario Carrillo en su cuenta de Twitter, a la que subió una serie de fotografías en las que se ve cómo un hombre tira del pelo a una joven latina durante la manifestación, en la que gritaban “Fuera de aquí, fuera, no los queremos aquí”.
Por su parte, la organización Americas Voice enumeró siete incidentes de diferente gravedad ocurridos en EE.UU. entre el 2 de agosto y el pasado 7 de septiembre, que en opinión de su director ejecutivo, Frank Sharry, serían consecuencia del clima fomentado por el magnate, que “demoniza y deshumaniza” a 55 millones de latinos.
Este listado señala que el 7 de septiembre fueron denunciados en Indiana varios ataques con disparos de arma de fuego realizados contra comercios e inmigrantes mexicanos, entre ellos un joven de 14 años que recibió un balazo en la espalda.
Según testigos, los disparos partieron de un vehículo en marcha, cuyos ocupantes gritaron insultos racistas.
Oscar Chacón, director ejecutivo de la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (NALACC), atribuyó el clima de “odio y racismo” que se vive en el país a “la campaña populista de Trump que agrega leña a la hoguera todos los días”.
En su opinión, no es nada nuevo, sino una campaña que se ha venido impulsando con altibajos desde finales de los años 80 en EE.UU. y que “desdichadamente como sociedad nunca enfrentamos de manera decisiva”.
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“Se requiere de un político sin principios para sacar a flote los prejuicios que se han acumulado durante casi 30 años”, dijo Chacón a Efe.
El activista ve el incremento de los crímenes de odio como un “riesgo tangible” para la comunidad inmigrante, culpada por los “temores y frustraciones” que existen en la sociedad estadounidense.
El suceso de Indiana se suma a la reciente paliza que recibió un indigente de origen hispano en Boston (Massachusetts) y el comentario realizado a la policía por uno de los responsables del ataque: “Trump tiene razón, todos estos ilegales deberían ser deportados”.
El día que Trump anunció su deseo de ser el candidato republicano a la Casa Blanca, el 16 de junio pasado, dijo que México mandaba a EE.UU. a personas “con un montón de problemas (…). Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores”.
A partir de entonces, las continuas alusiones de Trump a los inmigrantes indocumentados han encendido el debate político y social en el país.
Incluso, en un acto político del magnate en Alabama hubo alusiones del público al “Poder Blanco” de los supremacistas y llamados a matar indocumentados en la frontera.
En otro incidente, los murales comunitarios del Mission District de San Francisco, habitado predominantemente por hispanos, fueron vandalizados con esvásticas y mensajes del “Poder Blanco”, al igual que las paredes de algunos comercios latinos.
Maribel Hastings, columnista y asesora de Americas Voice, declaró a Efe que el discurso de Trump ha generado acciones lamentables, porque “envalentona a aquellos sectores que recurren al prejuicio y a la violencia”.
Dijo que muchos describen a Trump como un provocador que solo dice lo que otros no se atreven, y muchos sectores lo tildan de “refrescante” o “diferente”.
“Pero el problema es que sus palabras pueden incitar a la discriminación y en algunos casos a la violencia”, expresó.