Fue un sábado cualquiera de mayo. Managua, capital de Nicaragua, posaba frente a la cámara de la astronauta italiana Samantha Cristoforetti, desde la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés). Sí, desde el espacio. La caótica ciudad mostraba su mejor rostro y lucía uno de sus más grandes adornos: el lago Xolotlán.
Sin saberlo, la capital del país centroamericano se convertiría en un blanco más de los flashazos de Cristoforetti. Luego vendría la fama: Twitter, Facebook, etc. Pero eso después. Antes toca decir que no era la primera vez que la italiana, que conquistó al mundo en los 200 días que estuvo en el espacio, fijaba sus ojos en Nicaragua.
Astronauta con un currículum privilegiado
Samantha Cristoforetti nació en Milán, Italia, en 1977, y desde pequeña supo que quería ser astronauta. La idea de volar, de ir al espacio, la extasiaba y luchó y el sueño creció junto a ella.
Pasó muchos años de su vida en medio de estudios aquí y allá.
“Era un niñita, estaba en la primaria, sentía curiosidad por el vuelo espacial. Y ya sabes, son muy excitantes todas esas fantasías”, cuenta Samantha Cristoforetti a Revista Domingo mediante una llamada telefónica meses después de su regreso a la Tierra. “No recuerdo exactamente cuándo, quizá a los 5. Más que todo era como una fantasía infantil. Luego fui creciendo y me mantuve interesada por las ciencias y la tecnología y poder volar. Me convertí en una ingeniera y luego en piloto militar. Todas esas cosas me mantuvieron en el camino para convertirme en una astronauta. Y luego llegó la oportunidad para volar y tuve un currículum privilegiado, así que envié mi solicitud y fue aceptada. Con ello mi sueño se volvió realidad”, narra la astronauta.
Entre su currículum privilegiado se encuentra que estudió Ingeniería Mecánica especializada en Propulsión Aeroespacial y Estructuras Ligeras, en Munich, Alemania. Realizó estudios de Aerodinámica en la Escuela Nacional Superior de la Aeronáutica y el Espacio de Toulouse, Francia.
Hizo una maestría sobre propulsores de cohetes sólidos durante una estancia en la Universidad Mendeleyev de Tecnologías Químicas, en Moscú, Rusia. Se licenció en Ciencias Aeronáuticas, como parte de su formación en la Academia de las Fuerzas Aéreas Italianas, en la Universidad Federico II de Nápoles, en Italia, entre otros. Cristoforetti tiene rango de capitán en las Fuerzas Aéreas Italianas.
Sin embargo, su boleto hacia su sueño de niña llegó en 2009, cuando la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) la eligió para que fuera astronauta. En 2010 Cristoforetti ya había culminado su preparación y estaba lista para llegar a la Estación Espacial, la cual está a cuatrocientos kilómetros sobre la órbita de la Tierra. Con ello su sueño se volvería realidad.
Hacia el espacio
El 23 de noviembre de 2014 Cristoforetti despegaba hacia la Estación Espacial. Samantha, Terry W. Virts (Estados Unidos) y Anton Shkaplerov (Rusia) fueron lanzados como parte de la Expedición 42 de la Agencia Europea, en conjunto con la NASA (la agencia estadounidense espacial) y Roscosmos (la agencia rusa espacial) en la nave rusa Soyuz TMA-15M.
La primera toma que Cristoforetti hizo de Nicaragua fue el 19 de diciembre de 2014. Fue una fotografía del volcán Cosigüina, en Chinandega, protagonista de una de las erupciones más violentas ocurridas en Nicaragua. “¿Pueden encontrar el lago en el cráter del volcán Cosigüina en Nicaragua?”, fue la leyenda con la que “Astro Samantha” compartió en Facebook y Twitter la fotografía del volcán.
“De hecho una de las primeras fotografías que tomé de las Américas fue la de Nicaragua”, cuenta Cristoforetti tiempo después de esa fecha. “La recuerdo bien, definitivamente una de mis primeras fotos que tomé. Nicaragua es muy bella desde el espacio con sus relieves, sus volcanes y sus lagos. Es muy especial”, afirma.
Y así fue que Nicaragua se sumó a la lista de lugares que Cristoforetti compartió en sus doscientos días en el espacio. Doscientos días que le llevaron a romper el récord de ser la mujer que más tiempo había estado allá (hasta ese momento). Doscientos días que hicieron que Italia, Alemania, Estados Unidos y el mundo entero amaran a Astro Samantha (@AstroSamantha, su usuario en Twitter).
En sus redes Samantha enseñó al mundo, por medio de videos, cómo hacen los astronautas para ir al baño o para ducharse o para cortarse las uñas en medio de micro gravedad. En esos doscientos días en la Estación Espacial, la italiana tomó café expreso (primera vez que una persona tomaba café en el espacio) y lo hizo disfrazada de un personaje de Star Trek, una de sus inspiraciones para convertirse en astronauta.
Volando al espacio
Es un lunes cualquiera. Samantha tiene algunos minutos para responder preguntas. Tiene una agenda ocupada y de Managua a Colonia (Alemania), ciudad en la que reside, hay ocho horas de diferencia. Son las 12:00 del mediodía alemán y Samantha responde el teléfono.
—Aló… I was waiting for your call —dice, en medio de su acento, ya poco italiano.
Su voz pasiva, tranquilizadora, amable, hace juego con ella, de cabello corto, piel blanca y sonrisa coqueta. Empieza a contar cómo entró a las redes sociales, práctica que se ha convertido en hábito en los astronautas. Cuenta que ella posteaba mucho sobre su entrenamiento. Luego, unos quinientos días antes de su lanzamiento, empezó a escribir una bitácora diaria de sus actividades, “de manera que permitiera dar un seguimiento contiguo y poder compartir la experiencia diaria con los demás. También, para cuando llegase al espacio, esta fuera ya una actividad rutinaria”, relata Samantha.
“Mucha, mucha gente está pendiente cuando estás en el espacio. Y eso te motiva a seguirlo haciendo por un largo tiempo”, dice. Ella lo hacía cada día y cada noche. Con buenos días y buenas noches, con etiquetas que saludaban a la Tierra, que nombraban a los países de los que compartía fotografías. Lo hacía en italiano, en inglés y una que otra vez en español, pero muy poco, ya que no habla el idioma.
Nicaragua no se encuentra entre los países que la astronauta ha visitado, que han sido varios, según cuenta. “Veamos: he visitado casi todos los países europeos. Rusia, España, Canadá, Egipto, Tailandia, China varios más”, dice. Varios más y suelta una risa. Aunque a Nicaragua solo lo conoce desde el espacio, espera algún día poder visitarlo.
Cuenta que lo mejor de su trabajo es volar al espacio. Lo cuenta y suelta una risotada. “Un astronauta después de ser seleccionado puede pasar mucho tiempo, hasta una década antes de poder volar. Algunos lo hacen una o dos veces, posiblemente hasta una tercera vez, pero por lo general permanece en tierra realizando su trabajo en espera de esa oportunidad. Y lo mejor es cuando al fin eso sucede, cuando vas al espacio”, afirma.
—¿Qué es lo más inolvidable de su experiencia en el espacio?
—Es muy difícil poder escoger solo una. Es más como un conjunto de experiencias unas tras otras que se van acumulando. También está el hecho de que uno tiene mucho trabajo que realizar y una gran responsabilidad. Sobre todo cuando debes trabajar en investigaciones y experimentos. Estás consciente que tienes en tus manos el trabajo realizado por muchas personas en la Tierra y por muchos años y a ti te toca realizar los últimos pasos y esperar a que funcionen. Es muy gratificante.
Como italiana cuenta que ver su país por primera vez desde el espacio fue muy emocionante. “Te llega en el fondo. El poder asomarte por la escotilla y poder ver a tu país, tan bello, es emocionante. Tú sabes, Italia tiene esa forma tan definida. Y por las noches es tan brillante por las luces en las ciudades. Es emocionante”, cuenta Cristoforetti, quien debido a los horarios apretados de los astronautas, casi no tiene tiempo libre, sin embargo, cuando llega a tener, afirma que lo ocupa para tomar fotografías e interactuar en las redes sociales.
—¿Qué piensa de los comentarios que dicen que la NASA, la ESA, Roscosmos, etc. están preocupados por buscar agua, explorar el espacio, mientras en algunos lugares de la Tierra la gente no cuenta con los servicios mínimos de subsistencia?
—Es una pregunta excelente, pero el tema de por qué la gente no tiene recursos como agua y comida suficientes no tiene que ver con que no haya suficiente dinero en el mundo, o comida y agua, sino con el hecho de que como seres humanos debemos trabajar en encontrar soluciones para el bienestar de todos. Y no creo que la exploración espacial afecte negativamente a estas necesidades. Por el contrario, nos brinda la oportunidad de encontrar nuevas técnicas, nuevas tecnologías, nuevas soluciones. Nos permite despertar y tomar conciencia global de que como seres humanos formamos parte de un único planeta y como tales debemos trabajar juntos para encontrar estas soluciones. También nos permite la oportunidad de la cooperación internacional, con la participación de varios países y eso nos brinda experiencia para lograr nuestros objetivos comunes.
Sunglint lighting up the Golfo de Fonseca, shared by #Nicaragua, #Honduras and #ElSalvador. #HelloEarth pic.twitter.com/TQBvT81KY7
— Sam Cristoforetti (@AstroSamantha) 22 de diciembre de 2014
Nicaragua vista desde el espacio
En total fueron cuatro fotografías que Samantha tomó de Nicaragua en sus doscientos días. Una del Cosigüina, una de la “luz del sol iluminando el Golfo de Fonseca, compartido por Nicaragua, Honduras y El Salvador”, una del Río Coco, que desemboca en el mar Caribe, el Cabo Gracias a Dios y la de Managua”, mismas que le sacaron el adjetivo de país “especial” a Cristoforetti.
Las fotografías fueron compartidas por la astronauta en sus redes sociales, en Facebook y Twitter, donde ella tiene miles de seguidores. Luego, las imágenes causaron emoción y fueron retuitiadas y comentadas por usuarios nicaragüenses y de otras partes del mundo. Entre los comentarios figuraron las gracias, los piropos hacia Managua con su lago y las peticiones de más fotografías tomadas por la astronauta desde el espacio.
A las 7:44 de la mañana del 11 de junio de 2015, hora de Nicaragua, Samantha Cristoforetti, la astronauta que se ganó el corazón del mundo por medio de Twitter, regresaba junto con sus dos compañeros. Aterrizaron en Kazajistán y mientras la italiana pasaba sus doscientos días en el espacio, Nicaragua supo cómo lucía cuatrocientos kilómetros arriba de la órbita terrestre.
Hello #Honduras & #Nicaragua! A view from #space of Rio Coco flowing into the Caribbean Sea at Cabo Gracias a Dios pic.twitter.com/jxzPP1qeG6
— Sam Cristoforetti (@AstroSamantha) 28 de marzo de 2015