El Instituto Italo Latinoamericano (IILA) busca establecer alianzas con veinte repúblicas de América Latina, entre ellas Nicaragua, para evitar que los países firmantes se conviertan en refugio de criminales y también establecer estrategias comunes contra el crimen organizado.
Aunque Augusto Chiaia, coordinador de proyectos de Alta Formación del IILA, no mencionó el caso de Alessio Casimirri, el terrorista italiano que huyó a Nicaragua tras el asesinato del primer ministro Aldo Moro en 1978, sí reconoció que es necesaria la justicia común para enfrentar casos como este.
“La experiencia italiana se puede utilizar, pero se tiene que adaptar al contexto de cada Estado, lo importante es que la filosofía de la ley sea unida en todo el área, pero si un país no participa en esta lucha, pone un refugio para criminales”, explicó Chiaia.
El especialista reconoció que cada país centroamericano tiene distintos problemas con el crimen.
En marzo de este año, el ministro de Justicia italiano, Andrea Orlando, se refirió al arresto de Casimirri como un “objetivo esencial e irrenunciable”, aunque ya han pasado más de treinta años del crimen de Moro.