¿De dónde salió la inspiración de los Leones de la Alcaldía? Este otro equipo de la temporada regular y los últimos tres partidos de la semifinal de la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) es un nuevo quinteto con sangre de campeón que emparejó la serie de playoffs 3-3, después de estar abajo 3-1, al vencer categóricamente 91-77 anoche a los Tigres de la UdeM.
La de anoche fue una paliza de los Leones en juego, intensidad, coraje y determinación. Ramón Ríos pisoteó a los Tigres metiendo minutos a jugadores que no han tenido regularidad en el plantel, como Jairo Contreras o que han perdido protagonismo en esta fase, como el caso de Giovanny Umaña, quien aportó con un par de puntos ante unos desorientados Tigres.
Ahora todos responden en los Leones, nadie arruga la cara, empujan en la misma dirección. Después del desfile de jugadores que hubo, al fin Ramón Ríos, el entrenador de los Leones desde la semifinal, llevó armonía, fluidez y empeño en el juego de unos Leones que lucen inspirados y que saltan como favoritos para obtener mañana (6:30 p.m.) su boleto a la Final, donde los esperan los Toros del Norte.
En los Leones desaparecieron los caciques, ahora todos son indios, se miran de tú a tú en una misma meta: la Final. Con esa idea en la cabeza nadie busca ser el centro de atención, sino el equipo, porque todos se sacrifican por su bien y dejan fluir el juego de los jugadores inspirados en el momento.
Anoche le tocó al estadounidense Jarrell Sanders (38 puntos y 5 asistencias) y en menor medida, otra vez, Noel McKenzie (22 puntos) y Carlos “El Pollo” González (12 puntos y 7 rebotes) . Ellos solo finalizaron las jugadas cuando tuvieron la oportunidad, principalmente el norteamericano, iluminado toda la noche encestando desde cualquier zona de la cancha en contraataque, penetraciones o tiros de larga y media distancia.
Ante tanta exhibición los Tigres se cayeron a pedazos y el rompecabezas está difícil de armar cuando sus elementos estelares han perdido el brillo en los últimos tres juegos. Los Leones están crecidos y los Tigres no han descifrado cómo detenerlos.
Ver en la versión impresa las páginas: 11 B