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El Chipote debe ser cerrado, coinciden exdetenidos que en diferentes épocas han pasado por esas cárceles. LA PRENSA/ARCHIVO

El Chipote, una misma historia

El paso del tiempo parece no hacer ninguna diferencia cuando se trata del tránsito por las celdas del temido Chipote, por el cual han pasado muchos nacionales y extranjeros, algunos por días, otros durante semanas y hasta meses. Pero todos los que ahí han estado coinciden en que quien menos padeció fue quien recibió ofensas verbales y agresiones psicológicas.

El paso del tiempo parece no hacer ninguna diferencia cuando se trata del tránsito por las celdas del temido Chipote, por el cual han pasado muchos nacionales y extranjeros, algunos por días, otros durante semanas y hasta meses. Pero todos los que ahí han estado coinciden en que quien menos padeció fue quien recibió ofensas verbales y agresiones psicológicas.

Los testimonios de detenidos en distintas épocas coinciden incluso en el tratamiento recibido, aunque se supone que los funcionarios que lo dirigen son diferentes.

Las condiciones de los calabozos que describen no varían, pese a que algunos fueron arrestados aún con la dictadura somocista y otros en la época actual.

Por esas celdas, que supuestamente son preventivas, han pasado políticos opositores a los regímenes de cada época, sindicalistas, a quienes les han dado el mismo tratamiento de los delincuentes comunes de mucha peligrosidad, para los cuales aparentemente fue diseñada esa cárcel.

De esas celdas no han escapado los extranjeros como José Daniel Gil Trejos o Eduardo Tiffer Campos, que llevó incluso a las autoridades de la embajada costarricense, en Managua, a interferir para que les permitieran un trato más humano.

Todos coinciden en el trato cruel o degradante que les tocó vivir. Y sus testimonios coinciden con los que en el pasado vivieron Carlos Huembes o Luis Sánchez Sancho, actualmente editor de la sección de Opinión del Diario LA PRENSA.

 Luis Sánchez Sancho.   LA PRENSA/ARCHIVO
Luis Sánchez Sancho.
LA PRENSA/ARCHIVO

Luis Sánchez Sancho fue conducido a El Chipote en dos ocasiones entre 1971 y 1976, en la época de la dictadura somocista. En la primera estuvo 12 días y en la última 20 días. “Esas son cosas que no se pueden olvidar”, señala Sánchez, quien precisa que desde que la persona era capturada en el vehículo le ponían una capucha para que no viera hacia dónde la llevaban.

Sánchez Sancho recuerda de El Chipote una celda muy estrecha, en cuyas paredes había argollas de acero, de las que lo colgaban esposado de ambas manos.

“Tenía que pedirle al guardia que por favor me soltara para poder descansar, todo el tiempo encapuchado, solo quitada para los interrogatorios. Eso de mantenerlo encapuchado todo el tiempo es terrible… es una tortura, es la misma capucha que han puesto a otra gente… hedía, era una cosa verdaderamente espantosa”, rememora Sánchez Sancho.

EXPERIENCIA HORRIBLE

Para Kirya Chévez Rivera, detenida junto con otras personas en Rivas en diciembre del año pasado por protestar contra el Canal, aún llora cuando recuerda esa detención. “Fue la experiencia más horrible que pude haber vivido allí”, dice.

 Kirya Chévez.  LA PRENSA/CORTESÍA CPDH
Kirya Chévez.
LA PRENSA/CORTESÍA CPDH

“Nos comenzaron a decir que íbamos a estar treinta años”, relata Chévez, quien manifiesta que cuando le decían esto los policías ella solo pensaba en el desamparo en que quedarían sus hijos. “Me amenazaron con quitarme a mis hijos. Eso es horrible, es horroroso”, recordó Chévez.

Y eso no era todo, el primer día con las ropas hediondas por el agua sucia que les habían lanzado antes de ser conducidas a El Chipote, golpeadas y cansadas, las sacaban a “las entrevistas”. Los funcionarios les hablaban por un espejo, ellas no los miraban, esto le asustaba más a Chévez: “Hablen, ustedes, ¿por qué no tenían miedo? Ahora sí van a hablar. La que sigue”.

“Yo no hice nada”, repetía, era lo que los nervios le permitían decir a Chévez.

Luego de mandarlas a decir sus nombres frente al espejo, los uniformados las volvían a meter a la celda. A la media hora, las volvieron a sacar para hacerles las mismas preguntas. “No nos dejaban dormir”, señala Chévez, quien recuerda:

“Decían que tenían fotos” en las que aparecía con palos, machetes. Y de paso les preguntaban: “¿Cuánto dinero han recibido? Porque nosotros vimos cuando agarraban dinero”. Las mujeres negaban lo que los oficiales detrás del espejo les afirmaban.

“Pensé: ‘Ahora sí nos van a matar’… que no íbamos a sobrevivir, que nos iban a matar por terroristas. (La celda) estaba oscura. No entra luz… es todo de cemento, solo dormía en el suelo”, dice Chévez.

BEBIÓ AGUA SUCIA

Octavio Ortega, quien coordina el Consejo de Defensa de la Tierra, fue otro de los detenidos en Rivas, de donde había llegado golpeado durante la captura y en esas condiciones estuvo detenido en El Chipote. El primer día lo sometieron a una entrevista durante cuatro horas, sin derecho a tomar agua.

Octavio Ortega. LA PRENSA/CORTESÍA CPDH
Octavio Ortega.
LA PRENSA/CORTESÍA CPDH

“No teníamos agua para tomar. (Había) una pila de agua represa, con eso lavan las bandejas para la comida, lavás los shorts. No tuve otra opción (el agua lleva) tal vez dos, tres años almacenada… tanta era la sed que tuve que tomar de esa agua”, relató Ortega.

12
horas pasan los presos sin recibir agua para consumo a través de unos chorros que llegan a las celdas. Octavio Ortega dice que en la mañana “tenés derecho a recoger agua en lo que podás. Si en un zapato… para beber el resto del día, así tiene que ser”.

POR EL CIERRE DE EL CHIPOTE

Los testimonios son de exdetenidos abordados por la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), que se ha propuesto como meta conseguir el cierre de El Chipote. Como parte de esa campaña iniciada por la CPDH hace unos dos meses, ha recogido el testimonio de varios de los detenidos que han sido conducidos a ese lugar, cuyo nombre oficial es Dirección de Auxilio Judicial.

 Carlos Huembes. LA PRENSA/CORTESÍA CPDH
Carlos Huembes.
LA PRENSA/CORTESÍA CPDH

Uno de los que ofreció su testimonio sobre su pase por El Chipote, durante la década de los ochenta, fue el experimentado sindicalista Carlos Huembes, quien dice que de lo que menos tiene es de auxiliar a las personas. “¿Cuál auxilio? Ese es un nombrecito que es para aparentar. Auxilio Judicial es un centro de muerte, es un centro de tortura, para romper la moral de las personas y hacerlas sentir que sus derechos no valen”, sostuvo Huembes, también directivo de la CPDH.

¿DESAPARECIDOS O DETENIDOS?

En los últimos tiempos las celdas de El Chipote son utilizadas para recluir a detenidos de casos que el Gobierno considera como “emblemáticos” y donde imposibilita a que familiares y defensores tengan algún contacto con el preso. Debido a esas condiciones muchas veces los que han sido recluidos allí han sido dados por desaparecidos o secuestrados por parte de sus parientes. En los últimos ocho años esta práctica se ha incrementado. Imágenes de familiares de detenidos de Ciudad Darío por la masacre del 19 de julio, de los campesinos de El Tule y de Rivas, los mineros de Santo Domingo, cuya presencia pareció romería frente a los portones principales de esas instalaciones.

Reportajes Cárcel El Chipote Nicaragua archivo

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