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Kate Winslet en su reciente actuación de la película de la vida de Steve Jobs, The Dressmaker. LA PRENSA/AGENCIAS

Kate Winslet, sin miedo al cambio

Se hizo mundialmente famosa a los 22 años con Titanic, pero ya entonces la británica Kate Winslet contaba con una nominación al Óscar.

Se hizo mundialmente famosa a los 22 años con Titanic, pero ya entonces la británica Kate Winslet contaba con una nominación al Óscar.

A sus 40 años tiene una estatuilla de seis candidaturas en una carrera en la que ha alternado inteligentemente el cine de culto y el comercial.

Ang Lee, Michael Winterbottom, Kenneth Branagh, James Cameron, Jane Campion, Sam Mendes, Michel Gondry, Nancy Meyers, Roman Polanski, Steven Soderbergh o Todd Haynes son algunos de los directores con los que ha trabajado esta británica nacida en Reading el 5 de octubre de 1975 en una familia de actores de teatro y que, si por algo se caracteriza, es por hacer lo que quiere sin importarle el qué dirán.

No solo ha obviado siempre con elegancia las reiteradas bromas sobre su exceso de peso —algo absurdo si se le ve en persona—, sino que ha presentado a lo largo de los años varias demandas contra medios que publicaron informaciones al respecto.

“Estoy orgullosa de ser como soy y de no ser perfecta”, ha repetido en numerosas ocasiones una actriz que ha interpretado todo tipo de papeles, del mayor drama a la comedia más alocada, mientras sacaba tiempo para casarse tres veces y tener tres hijos.

El secreto: “Soy multitasking”, aseguraba en una entrevista con Efe en la que, de forma muy expresiva, explicaba, mientras chasqueaba los dedos: “Puedo cambiar de una cosa a otra así”.

Y así pasó de debutar en el cine nada menos que a las órdenes de Peter Jackson en Heavenley Creatures (1994) al más puro cine británico con Sense and sensibility (1995, su primera nominación al Óscar) o el Hamlet (1996) de Kenneth Branagh.

SU ESTRELLATO

Un gusto por la variedad presente desde esos inicios antes de convertirse en una estrella tras participar en una de las película más taquilleras de la historia, Titanic (1997) —solo superada por Avatar—, por la que fue nominada al Óscar.

Esta superproducción la situó de golpe en un lugar privilegiado del cine mundial, además de hacerla trabajar con el que se convertiría en uno de sus grandes amigos, Leonardo Di Caprio, con el que volvería a trabajar en Revolutionary Road (2008) y que fue uno de los pocos invitados a su tercer matrimonio, con Ned RocknRoll.

RocknRoll, de 34 años y sobrino del millonario británico Richard Branson, dueño del grupo Virgin, es el padre de su tercer hijo, al que, siguiendo con la originalidad de su progenitor —su verdadero nombre es Abel Smith—, bautizaron como Bear (oso).

Bear nació en diciembre de 2013 y es el tercer hijo de la actriz, quien tenía otros dos: Mia, fruto de su matrimonio con Jim Threapleton, del que se separó en diciembre de 2001, y Joe, de su segundo esposo, el realizador Sam Mendes, de quien se divorció en 2010 tras siete años de matrimonio.

Una vida personal tan intensa como su carrera cinematográfica, que, paradójicamente, se quedó un poco estancada tras Titanic, con títulos de menor relevancia, hasta que en 2001 estrenó Iris, en la que interpretaba a la novelista Iris Murdoch de joven.

La actriz británica posa con su Óscar a la Mejor Actriz por su papel en The Reader (El Lector),  en la 81 edición de los Premios de la Academia celebrada en el Teatro Kodak de Hollywood, California, Estados Unidos, en 2008. LA PRENSA/EFE
La actriz británica posa con su Óscar a la Mejor Actriz por su papel en The Reader (El Lector), en la 81 edición de los Premios de la Academia celebrada en el Teatro Kodak de Hollywood, California, Estados Unidos, en 2008.
LA PRENSA/EFE

Fue su tercera nominación al Óscar y tras ella llegaron algunos de sus mejores trabajos: The Life of David Gale (2003); Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004) —título de culto y que le supuso su cuarta candidatura— o Finding Neverland (2004).

Pero el punto de inflexión de su carrera llegó con Revolutionary Road, en la que la dirigió su entonces marido, Sam Mendes, y en la que Winslet daba toda una lección de interpretación a Di Caprio.

En ese 2008 llegó también a las salas The Reader, un filme en el que la actriz se desnudó tanto física como psicológicamente en un papel muy complejo que le valió el aplauso unánime y su primer Óscar tras seis intentos —el quinto fallido fue por Little Children (2006)—.

También ganó dos Globos de Oro, como protagonista de Revolutionary Road y como secundaria de The Reader, un premio que repetiría tres años después, en este caso por un papel en la serie televisiva Mildred Pierce, dirigida por Todd Haynes.

UN PASO MÁS AMPLIO

A continuación rodó Carnage (2011), un filme de Roman Polanski, junto con Jodie Foster y Christoph Waltz, para pasar después a proyectos de mayor envergadura en lo que a presupuesto se refiere, la saga de Divergent (Divergente).

Para este año ya tiene a punto de estrenar la nueva película de la vida de Steve Jobs, junto con Michael Fassbender, y The Dressmaker, una glamurosa historia de época en Australia, además de estar rodando lo nuevo de John Hillcoat, Triple 9.

No le falta energía a una actriz que asegura que necesita “sentir miedo” para actuar y que siempre que puede critica la dictadura física que el cine y la sociedad actual imponen a las mujeres.

“La vida es demasiado corta, el aspecto físico no es tan importante, no hay que hacer caso de esas cosas”, asegura la actriz.

SU REGALO DE CUMPLE

Kate Winslet no quiso revelar dónde celebrará su 40 cumpleaños (hoy), aunque sí confesó cómo le gustaría pasar el día. “Me apetece estar en bikini”, apuntó la actriz británica en una entrevista.

Ella ha pedido para su cumpleaños número 40 una olla a presión en la que pueda cocinarse caldos de carne. “Coges un montón de huesos y los pones en la olla a presión con puerro picado y cebolla y apio y ese tipo de cosas y así es como se hace un maravilloso caldo reconstituyente. Lo tienes que hervir durante unas 12 horas y consigue curar todas tus dolencias”, expresó la actriz al ser cuestionada para qué quería una olla de presión como regalo.

Kate Winslet reveló a E! News que quiere ponerse maravillosa para celebrar su cumpleaños con estilo.

Asimismo apuntó que no tiene miedo a envejecer. Todo lo contrario, más bien está “emocionada” con el cambio de década. “Digo sí a las arrugas, hay que estar orgullosos de ellas”, señaló al Daily Mail.

Espectáculo cine Kate Winslet archivo

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