La participación de las mujeres en los espacios de toma de decisiones en el Gobierno del presidente inconstitucional Daniel Ortega es una farsa, aseguró ayer la socióloga y activista feminista Sofía Montenegro, coordinadora de la investigación sobre la participación política de las mujeres en Nicaragua, en el contexto jurídico y político del 2014.
Montenegro explicó que pese a que existe mayor cantidad de mujeres en los cargos de poder, ellas no tienen incidencia en la toma de decisiones, porque solo reciben órdenes de la pareja presidencial, Ortega y su esposa Rosario Murillo.
La investigación profundiza en que sin la existencia de un Estado de Derecho e instituciones democráticas que funcionen, ninguna ley de cuotas va a modificar la condición de género de las mujeres, ni va a garantizar derechos, ni calidad de sus participación y representación.
Lo que demuestra el estudio es que no importa el número de mujeres, si el régimen es dictatorial, antidemocrático y con voluntad de dominación, expresó la socióloga.
CONCLUSIONES
La investigación concluye que la paridad de género pierde sentido cuando el régimen carece de legitimidad de origen, legitimidad de proceso y legitimidad de resultados, en alusión a que el Gobierno orteguista controla el sistema electoral.
Montenegro también explicó que el hecho de que la primera dama Murillo sea una mujer al frente de las decisiones del país, pierde validez porque representa un poder de dominación, no es un poder democrático.
De acuerdo con los datos del Fondo de Población, en 2011 las mujeres ocupaban el 29 por ciento de las magistraturas del poder judicial. En las elecciones municipales de 2012, las electas en los cargos de alcaldesas y vicealcaldesas constituyeron el ocho por ciento y como concejales el 24 por ciento, según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de enero 2012.
Además las mujeres ocupan el 40.2 por ciento de los escaños de la Asamblea Nacional y el 55.6 por ciento de los cargos ministeriales
En realidad estas mujeres no tienen un poder de decisión real. Es decir, hay una línea de mando vertical a la que se obedece y entonces también está cuestionada su representatividad porque además han salido electas en procesos electorales altamente viciados y cuestionados, expresó Montenegro.
La presencia de mujeres no convierte a una dictadura en una democracia”. Sofía Montenegro, socióloga y activista feminista