Costumbres, tradiciones e historia se dan la mano en dos ciudades: San Agustín y León Santiago.
San Agustín, situada al noreste de la Florida en los Estados Unidos, fue fundada por Pedro Menéndez de Avilés el 8 de septiembre, de 1565. Es la más antigua ciudad del territorio. Esto lo comprueba el fuerte y el castillo de San Marcos, elaborado de coquina, y sus calles empedradas. También, se encuentra la Fuente de la Juventud situada en el parque arqueológico, la cual fue primeramente explorada por Juan Ponce de León en 1513, cuando descubre la Florida.
León Santiago de los Caballeros, ubicada al oeste de Nicaragua, fue fundada por Francisco Hernández de Córdobas el 15 de junio de 1524, día de la Santísima Trinidad. Se levantó en medio de la provincia de Imabite, llamada por Oviedo de Nagrando en un terreno llano a orillas del lago Xolotlán, como a una legua del volcán Momotombo. Después del abandono de la ciudad en 1610, el pueblo acampó en los linderos de la comunidad indígena de Sutiaba, donde actualmente está asentada.
León Viejo fue establecido cerca de aguas termales. Aguas que al igual que la Fuente de la Juventud, se le atribuyeron poderes curativos. En una carta de Pedrarias enviada al emperador se menciona esta fuente. (Aún existe esta fuente en la hacienda La California) narra el doctor Alfonso Argüello en su libro Historia de León Viejo.
San Agustín y León Santiago gozan de la misma herencia genética. Vivió en León Viejo, Hernando de Soto, quien además de ser su regidor fue gobernador de Panamá y de la Florida y descubridor del río Mississippi.
Las dos tienen un casco antiguo con hermosas iglesias, centros universitarios, disfrutan de museos, hoteles y restaurantes, con el mismo sabor español y típico de la región.
Cuando los ingleses dividieron la Florida, San Agustín fue la capital de Florida del Este y León Viejo fue la primera capital de Nicaragua.
León Santiago tiene la proximidad del Océano Pacífico, con sus balnearios de Poneloya y Las Peñitas. Gozando de los bellos atardeceres y ocasos y las playas de San Agustín de sus bellos amaneceres y crepúsculos con la cercanía del Océano Atlántico.
Ambas tienen cementerios antiguos. En San Agustín se visitan casas fantasmales y prisiones y aún prevalecen las voces de sus antiguos moradores. En León existen las leyendas de la Mocuana, la Lechuza, la Carreta Nagua, Arrechavala.
Posee León un inmenso e inigualable tesoro cultural, con sus poetas, músicos, historiadores, escritores y próceres: Salomón de la Selva, Santiago Argüello, Alfonso Cortés, Lino Argüello, José de Cruz Mena, Tomás Ayón quien vivió y murió en León. Alfonso Valle, Miguel Larreynaga.
Está el Teatro Municipal donde un 22 de diciembre de 1907, Rubén, en contestación a una carta enviada por Miguel de Unamuno, dijera: “No creáis que en mis agitaciones de París, (…) no he tenido pensares como estos: un sonar de viejas campanas de nuestra Catedral; por la iniciación de flores extrañas, un renacer de aquellos días purísimos en que en la Calle Real, […]”.
León, con sus torres, con sus campanas, con sus tradiciones; León, ciudad noble y universitaria, ha estado siempre en mi memoria, fija y eficaz”.
No olvidemos que para Darío León fue la tierra de su infancia, de su juventud. La Catedral, la casa vieja de su tía abuela, estaban allí. Fue donde creció y aprendió a leer, donde tirara al aire sus primeros versos.
San Agustín, siendo pequeña, de menos de 20,000 habitantes, es una de las ciudades que reúne el turismo más grande de los Estados Unidos. Su historia, limpieza y respeto hacia los que la visitan son atributos que atraen. Imitemos a San Agustín. Nuestro turismo apenas comienza a florecer. Incentivemos las peregrinaciones a León Viejo llevadas a cabo por el hermano Benito Oyanguren y sus colaboradores.
Implementemos mejores medios de comunicación y efectividad para acercarnos más a esas ruinas, que en 1967 fueron descubiertas. Materia prima tenemos mucha. Explotemos el legado histórico de nuestros colonizadores, llegados desde lejos buscando gloria.
Ojalá que para conmemorar el nacimiento y el centenario de la muerte de nuestro Rubén, León celebre con repiques de campanas, bellas y coloridas alfombras sobre la Calle Real. Abramos nuestros museos, nuestras iglesia, recitemos poemas y sobre todo unámonos como nicaragüenses en verdadera paz y concordia.
La autora es Máster en Literatura Española Graduada de la Universidad de Saint Louis En Saint Louis, Missouri, USA
