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Claudia Lucía Chamorro ha plantado un rosal como su monumento vivo a la memoria de su hijo Tolentino. LAPRENSA/ARNULFO AGÜERO

Un rosal para Tolentino

Rosas rojas, rosadas y amarillas crecen en el rosal que Claudia Lucía Chamorro tiene en su jardín como un monumento vivo a la memoria de su hijo Marcos Tolentino Bárcenas Chamorro, quien falleció en abril de 1996 después de batallar cerca de cinco años con la Leucemia.

Rosas rojas, rosadas y amarillas crecen en el rosal que Claudia Lucía Chamorro tiene en su jardín como un monumento vivo a la memoria de su hijo Marcos Tolentino Bárcenas Chamorro, quien falleció en abril de 1996 después de batallar cerca de cinco años con la Leucemia.

“Este rosal tiene apenas dos meses y es para Tolentino, a él le encantaban las flores. Cuando vivimos en Washington habían en la casa muchas plantas verdes, él me preguntaba que por qué no habían flores, le decía porque estas necesitan sol”, comenta Claudia.

Este primer rosal en su casa en Managua, dice es la nueva manera que ha encontrado para que no olviden a Tolentino. Si bien su hijo falleció hace 19 años, siente su ausencia física; a veces, dice, se le vienen las lágrimas, el dolor, pero se logra sobreponer.

“Él vive en mí, no solo porque es un pedazo de mi vida que se fue, sino porque compartimos la vida con intensidad. También está presente en la vida de sus hermanos (Violeta Margarita, Fadrique, Mateo Cayetano, María José y Luis Fernando, los tres último hijos de Edmundo Jarquín Calderón). Y hasta en mi nieta Violeta Margarita”, confiesa Claudia.

“El primer pensamiento del día y último de la noche es para Tolentino”, resalta. La memoria de este niño también pervive en dibujos e imágenes que retrata diversos momentos de su vida, los que están en las paredes de la entrada de este hogar.

Así en la primera y segunda edición del libro Tiempo de vivir, publicado en 2003 y en este año, se encuentran cartas muy sensibles que dirige a Tolentino, como otra de sus vías para comunicarse emotivamente y mantener viva su memoria.

LA LUCHA POR VIVIR

Marcos Tolentino Bárcenas Chamorro nació en el Hospital Bautista, al mediodía del 30 de julio de 1981, fue el tercer hijo de Claudia Lucía Chamorro y José Bárcenas Levy, hasta los 10 años fue un niño sano.

Todo cambió a partir del 9 de septiembre de 1991, cuando una muestra de sangre reveló la presencia de blastos (células cancerosas), y el doctor Elías Vega le diagnosticó Leucemia Linfocítica Aguda (ALL).

La noticia impactó a Tolentino y a Claudia. Viajan a Houston en busca de cura. “Ya no podía caminar y entró en silla de ruedas al Texas Children’s Hospital”, recuerda. A las tensiones de Claudia se le vienen a sumar el nacimiento de su nuevo hijo, Mateo, quien nace el 23 de octubre.

Cuatro días antes, recuerda Claudia, los médicos desahucian a Tolentino, juntándosele la tristeza y la alegría, el llanto y la risa. Era como ver el atardecer y amanecer al mismo tiempo.

“No quiero que me mientan”, recuerda le decía Tolentino al enfrentar con increíble fortaleza su futuro incierto, en momentos alimentados por la esperanza que le ofrecían los médicos de posibilidad de cura.

Tolentino fue sometido a una agresiva quimioterapia, se recuperó temporalmente, volvió a recaer, le practicaron un autotrasplante de médula ósea, mejoró, y volvió a recaer. Se trasladaron a Washington para ser internado en el Hospital Johns Hopkins, donde tiene una última recaída.

Su abuela, la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro lo visitaba con frecuencia en las Semana Santa y en Navidad, “fue también una madre que movió cielo y tierra por su nieto”, resalta Claudia.

Pasaron más de 1,680 días ( cerca de cinco años), batallando con coraje por la vida. Su final es inminente. Si bien en su interior hay interrogantes sobre el cielo, “se despide con serenidad” de sus familiares , se relata en el libro.

VIDA Y MUERTE SON UNA

Al respecto Claudia trata de explicar sus vivencias: al inicio fue de negación, luego de miedo y enojo, resentimiento y culpa, impotencia, resistencia y luchas diarias, al final aceptación y resignación para alcanzar la paz interna.

Ahora su búsqueda es convivir con los recuerdos, a propósito cita un pensamiento del poeta libanés, Khalil Gibran: “Si en verdad queréis contemplar el espíritu de la muerte —dice Khalil Gibran en su libro El Profeta— abrid de par en par vuestro corazón en el cuerpo de la vida. Porque la vida y la muerte son una, así como el río y el mar son uno también”.

Luego habla de una leyenda Esquimal que dice: “Tal vez no hay estrellas en el cielo, quizás existan aberturas desde donde nuestros seres queridos brillan, para dejarnos saber que son felices”. Esto la hace imaginarse a Tolentino “convertido en una hermosa y fulgurante estrella, cuya luz abona la tristeza que deja atrás”.

“EL ABELLO EN EL CIELO”

En muchas de las conversaciones que Claudia sostuvo con su hijo, aflora el nombre del mártir de las libertades públicas, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal (1924-1978), al que llamaba su “Abello” (abuelo), y al cual veía como su héroe personal.

Su segundo nombre de Tolentino, fue tomado por Claudia del relato Tolentino Camacho, un texto autobiográfico de Pedro Joaquín Chamorro. Su parecido físico con su abuelo todavía la sigue sorprendiendo.

“Mirá Tolen —le contestaba Claudia— mi papá era y sigue siendo mi héroe, pero vos has demostrado una valentía mayor, porque mi papá escogió su destino al igual que nosotros”.

Tolentino también le confesaba que quería saber más del cielo: —Y quién estará allá —le interrogaba.

—Dicen que los que se fueron, y que aitá el Abello esperándote —le respondía Claudia.

Tolentino, fallece un domingo 21 de abril de 1996, sus restos fueron expatriados a Managua y enterrados dos días después, el cardenal Miguel Obando y Bravo, y monseñor Federico Argüello celebraron una misa por su descanso eterno. “Yo sabía que no iba a sobrevivir, pero él me dio la esperanza, y me hizo vivir a mí de la mejor manera. Por eso digo que sobrevivir como lo hizo él es un milagro”, confiesa Claudia al retratar la vida y lucha heroica de Tolentino.

LECCIÓN DE AMOR A LA VIDA

El libro Tiempo de vivir, de Claudia Lucía Chamorro “describe una experiencia de gran intensidad, la muerte de un niño (Marcos Tolentino Bárcenas Chamorro), y al mismo tiempo nos da una lección extraordinaria de vida”, valora el pediatra italiano Giuseppe Masera, prologuista de este diario testimonial.

Para Masera, quien ha dedicado cerca de cincuenta años al estudio de la Leucemia, el caso de Tolentino es conmovedor y le sorprende ver como este niño luchó, tuvo recaídas y enfrentó la muerte con serenidad.

Las mayores angustias de Tolentino, agrega Masera: “eran no conocer a nadie en el cielo y dejar sola y triste a su madre”. Este niño desarrolló con su madre una comunicación amorosa, directa y honesta, y recibió una verdad con dignidad y con la puerta abierta en la fe y esperanza.

TOLINO EL HÉROE

“El dibujo fue un recurso que utilizó    Tolentino para expresar lo que no pudo decir con palabras”, señala Claudia, también una artista de la acuarela del retrato y paisaje que firma como Cayetana.

En el caso de Tolentino, él creó su héroe infantil que llamó Tolino al que dibujó e identificó con una “T”, gigante. En ellos recrea una especie de alter ego, identidad que ofrece una lectura lúdica e ingenua, sobre el heroísmo, las luchas por la vida, y su sueño de un futuro más allá de la muerte y el viaje al infinito.

“En sus dibujos inventa a su personaje Tolino, su retrato donde se presenta como un héroe de la vida”, valora Claudia al buscar una explicación a la creatividad de su hijo.

El libro Tiempo de vivir, en su segunda edición, está disponible en Hispamer. Lo recaudado de las ventas será donado a la Comisión Nicaragüense de Ayuda al Niño con Cáncer (Conanca).

 

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COMENTARIOS

  1. MARIA LUCIA LACAYO RENNER
    Hace 9 años

    Conocí a Tolentino, un joven precioso por fuera y por dentro, un joven que inspiraba valentía y fortaleza, conservo una foto de él, todavía la guardo y quizás algún día tendré oportunidad de dársela a Claudia, tengo el libro de la primera edición, una lectura muy inspiradora y difícil de dirigir cuando de dolor se trata…una historia muy desgarradora porque quema al alma de impotencia ante las adversidades de la vida….

  2. Carlos Espinoza
    Hace 9 años

    Excelente Articulo, Relata la lucha segundo a segundo de una familia por la vida de un niño, donde a pesar del tremendo dolor se sacan fuerzas para salir adelante

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