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El senador de Vermont Bernie Sanders (i) y la exsecretaria de Estado Hillary Clinton (d) durante el debate presidencial Demócrata en Wynn en Las Vegas. LA PRENSA/EFE/JOSHN HANER/POOL

Clinton y Sanders protagonizan primer debate de las primarias demócratas

Hillary Clinton, favorita del bando demócrata, y su principal rival, el senador Bernie Sanders, denunciaron la desigualdad económica como el gran mal de Estados Unidos, en el primero de una serie de debates en la carrera a la Casa Blanca.

Hillary Clinton, favorita del bando demócrata, y su principal rival, el senador Bernie Sanders, denunciaron la desigualdad económica como el gran mal de Estados Unidos, en el primero de una serie de debates en la carrera a la Casa Blanca.

“Haré todo lo posible para sanar las divisiones, las divisiones económicas, porque hay mucha desigualdad”, lanzó de entrada la exsecretaria de Estado que aspira a convertirse en la primera mujer presidente en la historia de Estados Unidos.

Ubicada en el centro del plató por su ventaja en los sondeos, Clinton prometió combatir las inequidades de todo tipo, y que los padres puedan “finalmente” decir a sus hijas, “tú también puedes ser presidenta cuando seas grande”.

A su lado, el senador por Vermont, Bernie Sanders, de 74 años, un declarado “socialista democrático”, alertó de la “crisis sin precedentes” que enfrenta el país. “Nuestro sistema de financiamiento electoral es corrupto y está socavando la democracia estadounidense”, dijo.

El escenario político en Las Vegas, capital del juego y del placer, en Nevada (oeste), distaba del dramático choque de personalidades de los dos debates del partido Republicano, y sin embargo los aspirantes no esperaron mucho para criticar sus respectivas posturas.

También era un contingente menos numeroso y menos diverso: sin candidatos negros o de origen latino. Y como en el bando conservador, una sola mujer en competencia.

Aunque ausente, el vicepresidente Joe Biden, dubitativo sobre una eventual candidatura, hizo planear su sombra en el encuentro.

Los demás aspirantes -el exgobernador de Maryland Martin O’Malley, el exsenador Jim Webb y el exgobernador de Rhode Island Lincoln Chafee-, que exhiben índices de popularidad de un dígito, intentaron hacerse notar.

Pero el protagonismo estaba reservado para Clinton y Sanders.

“Basta de los correos”

Casi ocho años después de su amarga derrota frente a Barack Obama en la carrera por la investidura demócrata, Clinton, de 67 años, regresa como la candidata a vencer, aunque arrastra una reputación de ser distante con los votantes.

Tampoco ha podido deshacerse del escándalo por el uso de un servidor de correo privado durante su gestión como secretaria de Estado.

“Esta noche no quiero hablar de mis correos electrónicos sino de lo que quiere el pueblo estadounidense”, señaló Clinton, de 67 años, encontrando en Sanders un inesperado aliado.

“Ya basta de correos electrónicos vamos a hablar de los verdaderos temas”, replicó el senador. Clinton cerró la breve coincidencia con un estrechón de manos y el público estalló en aplausos.

A nivel nacional, Clinton mantiene la delantera en las encuestas, pero va por detrás de Sanders en New Hampshire y su ventaja es modesta en Iowa, dos estados clave del inicio de las primarias en 2016.

Aunque evoca más reacciones negativas que positivas (49% contra 47%) entre la población general, es más popular que Sanders entre los demócratas, que la ven de manera favorable con 79%-19%, comparado con la proporción 47%-24% del senador, según un sondeo del Washington Post y ABC News publicado este martes.

Tras las presentaciones iniciales, el debate pasó a temas de suma importancia para los votantes de la izquierda estadounidense: control de armas y las intervenciones militares en el extranjero, pasadas y presentes, y el cambio climático.

“No soy un pacifista”, dijo Sanders. “Estoy preparado para llevar a este país a la guerra”, señaló, favoreciendo la cooperación internacional.

Trump desde Twitter

Organizado en el hotel-casino Wynn de la llamada “ciudad del pecado”, el debate era visto por unas 1.300 personas en directo y millones más a través de la cadena CNN.

Los seguidores de Clinton y Sanders -unos 300 por bando- veían el debate desde salones privados.

Sanders “va a vencer a Hillary porque va a hablar de los temas” que importan, dijo Judy Lerma, una enfermera de 38 años de Texas (sur), en referencia al clima, seguro médico, violencia policial.

Pero el exalcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, defendió la “visión de futuro” de Clinton. “Está a favor de una reforma migratoria y del seguro médico y que, no nomás tiene una visión, sino que tiene un récord de cumplimiento” de las cosas que promete.

Donald Trump, el favorito republicano y magnate que se robó el show durante el primer debate en agosto, no estaba en el escenario demócrata, pero forzó su presencia, lanzando críticas a través de Twitter. “Lo siento, no hay ninguna ‘star’ en escena esta noche”, alardeó.

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