Los jóvenes Cachorros de Chicago no entienden de maldiciones y al llevar a esta sufrida franquicia a ganar su primera serie de playoffs en el viejísimo Wrigley Field, tras vencer 6-4 a los Cardenales de San Luis, mantienen las esperanzas de coronarse por primera vez en los últimos 107 años.
Los Cachorros dejaron en el camino a uno de los equipos más consistentes de la actualidad. Los Cardenales habían superado esta etapa todos los años desde el 2010, hasta que ahora tropezaron con un rejuvenecido y talentoso equipo que está ansioso por acabar con la llamada “maldición de la cabra”.
El bateo de poder de Chicago pudo más que el reconocido picheo de San Luis. Un día después de pegar seis jonrones, los Cachorros enviaron ayer tres pelotas encima de la cerca.
Javier Báez tumbó la cerca y empujó tres carreras en el segundo inning, que sirvieron para darle vuelta al marcador, luego que los Cardenales habían inaugurado el marcador con un jonrón de dos anotaciones del encendido novato Stephen Picotty.
Antonhy Rizo hizo erupción con un cuadrangular en el sexto episodio, justo después que San Luis había nivelado la pizarra 4-4 y Kyle Schwarber pegó el jonrón del puntillazo en el séptimo, para el definitivo 6-4.
El mánager Joe Maddon manejó su picheo con pinzas. El abridor Jason Hammel solo aguantó tres entradas y luego siete relevistas se encargaron del resto, incluyendo a Trevor Cahill, que fue el ganador, y Hector Rondón, quien se anotó el salvamento. John Lackey tampoco fue un factor de garantía como abridor de San Luis y el bullpen no respondió, cargando el revés Kevin Siegrist.
LARGA ESPERA
Los Cachorros no ganan la Serie Mundial desde 1908, pero quizá lo más triste es que no van a una desde 1945.
Este año ganaron el juego de muerte súbita de los comodines y vencieron a San Luis. Ahora esperan al ganador de la serie entre Dodgers y Mets, en la serie de antesala a la Serie Mundial.