Si algo quedó demostrado con la elección del abogado conservador Noel Vidaurre como candidato presidencial del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), es que Arnoldo Alemán al igual que en sus mejores tiempos, continúa manipulando las voluntades de sus convencionales. Desde una semana antes de “la gran convención” el comentario en el ambiente político nacional, era la instrucción del líder de votar por el candidato conservador, instrucción que cumplieron al pie de la letra sus aliados y sus convencionales.
Por ello considero que el primer reto de Vidaurre, será convencer a los detractores del líder del PLC, que sus actuaciones como candidato y posible presidente, estarán libres de las influencias de quien lo ungió, algo que veo harto difícil. Otro reto que deberá enfrentar, es hacer crecer una alianza que hasta hoy es solo siglas y que en su mayoría está conformada por personas que solo se representan a sí mismos y cuyo mayor activo, es su exceso de falta de vergüenza.
Otra dificultad que encontrará Vidaurre en su búsqueda de aliados, será el acomodar a quienes logre convencer, pues según me comentó la misma persona que me vaticinó su triunfo, las primeras candidaturas a diputados no son negociables, porque ya están asignadas, algo que tengo que creer por los nombres que me mencionó. Otra dificultad que aprecio, es cómo logrará convencer a los detractores de Alemán, que este ya abandonó el pacto con el partido de gobierno, algo que por el actuar del PLC se me hace difícil de digerir. Si me preguntan, que si Vidaurre está consciente de estas limitaciones, mi respuesta es un rotundo sí. Afirmación que obliga a plantearse la siguiente interrogante ¿a qué juega el político conservador? Figuración, no lo creo. Lograr convertirse en un candidato fuerte, con libertad de acción, algo que no logró José Rizo durante su candidatura, es posible. De lo que sí podemos estar seguros, es que el político conservador sabe lo que nosotros no sabemos, porque seguramente el líder liberal ya se lo confió.
Siempre he creído que un análisis sin conclusión no tiene sentido, por ello voy a arriesgarme a ver por encima del muro y predecir el ¿por qué? de la candidatura del político conservador. A mi juicio, la candidatura de Vidaurre está concebida exclusivamente para minar la credibilidad de Eduardo Montealegre y enseñarlo como una persona intransigente, prepotente e incapaz de acciones en favor de la unidad. Cómo reaccionará el líder del PLI a esta estratagema de Alemán, esta vez no me arriesgaré a adelantar nada, pues considero que ni él mismo (Eduardo) lo sabe. Lo que si sé es que por más esfuerzos que haga Vidaurre, no podrá convencer a ese 44 por ciento de nicaragüenses opositores al gobierno y que las encuestas definen como independientes, que la alianza que representa es la opción que los demócratas esperamos para retornar a la democracia que perdimos gracias a los desafueros de su mentor.
Después de este breve análisis la pregunta obligada es: ¿renunciará nuevamente Vidaurre a su candidatura para no dividir el voto democrático? Mi respuesta es no.
Independientemente de si hay elecciones supervigiladas o no, siempre le quedará el recurso de una defensa dialéctica de su candidatura, algo en lo que el político conservador es muy pero muy bueno.
El autor es analista político.