Lejos de esclarecerse un hecho y llegar a la verdad por medio de pruebas, en el juicio contra los campesinos Juan de Dios Rodríguez, Sotero de Jesús Alvarado y Carlos García Méndez, declarados culpables ayer de haber asesinado a cinco policías y cometer otros delitos en Punta Gorda, Bluefields, Caribe Sur, quedó latente la duda sobre la existencia de grupos armados en la montaña por motivos políticos.
Tanto los testigos propuestos por el Ministerio Público como los procesados fueron claros en mencionar que en las montañas andan grupos armados y bajan a pedir comidas a los lugareños.
Incluso, el testigo adolescente que iba a encaminar a los policías víctimas el pasado 16 de agosto, hacia la comunidad Polos de Desarrollo, dijo que los armados decían que eran “contras”, luego de emboscar y asesinar a balazos a los policías en una zona montañosa.
Otra testigo, María Leonor Mejía, dijo ante las preguntas de la fiscal Kenia Jirón que unos armados pasaron por su casa bebiendo agua y que le dijeron que no tuviera miedo porque ellos iban a “defender nuestras tierras”.
El testigo Abelardo Alcides Abarca dijo que vio pasar a los hombres armados y vestidos de ropa oscura (militar) y que solo uno iba de civil.
LA PRENSA/ J. FLORES
Esto coincide con las declaraciones del acusado Carlos García quien admitió que estuvo en el lugar de los hechos, porque fue obligado por los hombres armados para enseñarles el lugar. Él asegura que era el único de civil, el resto andaba con ropa militar y armas de guerra.
Esta declaración fue tomada por la juez Nancy Aguirre, titular del juzgado Décimo Distrito Penal de Juicio de Managua, como un elemento que le da “certeza” de que el procesado “tenía conocimiento del grupo que mató a los oficiales de policía”, dijo la judicial en la argumentación de su fallo de culpabilidad.
La judicial también dijo que da por hecho que el líder del grupo es Eliborío Suazo Calero, quien en noviembre del 2014 se reunió con el procesado Juan de Dios Rodríguez al presentarse a su casa y por tanto “tenía conocimiento de las pretensiones de crear un grupo armado”.
ARMADOS PIDEN COMIDA
Según declaraciones de los tres procesados, los grupos armados pasan por las viviendas de la comunidad y piden comidas y ellos se las dan por temor a represalias.
“El que manda es el (que anda) armado, porque si te negás pueden matarte. Si ellos dicen que quieren comida y agua se les da, yuca con sal, lo que tengas”, dijo Carlos García, uno de los declarados culpables de asesinato, robo agravado, crimen organizado y tenencia ilegal de armas de fuego.
Por su parte, Juan de Dios Rodríguez, otro de los acusados, dijo que “nosotros estamos al desamparo, así que el armado es el que manda. Estamos marginados, no hay policías, así que si nos condenan sería injustamente”, dijo Rodríguez.
La juez Nancy Aguirre argumentó que aunque Juan de Dios y Sotero no estuvieron en el lugar de los hechos “nuestra norma procesal castiga la coautoría, el tener conocimiento o hacer algo”, les explicó a los procesados.
Luego de la explicación los declaró culpable de los cuatro delitos ya mencionados.
Marlon Aburto, defensa de los tres declarados culpables, dijo que en ese caso lo que había era una deficiencia y mala investigación policial.
“Existen grupos armados y hay inexistencia policial para controlarlos. Si un grupo armado llega a pedir comida, por supuesto que se les dará porque podés perder hasta tu vida si se la negás”, dijo Aburto, quien aseguró apelará la sentencia.
DEBATE DE PENA
Luego del fallo de culpabilidad, la juez pasó al debate de la pena, donde la Fiscalía pidió penas máximas por cada delito.
Por crimen organizado pidió 14 años de cárcel, por asesinato treinta años, por robo agravado siete años y por tenencia ilegal de armas de fuego un año de prisión
La fiscal Kenia Jirón argumentó que pidió las penas máximas para los acusados porque existen circunstancias que agravan la pena como la alevosía, la superioridad, la recompensa, puesto que se quedarían con las armas de los cinco policías víctimas: Santos Andrés Sevilla Castillo, Roberto Martínez Granado, Jorge Antonio González López, Wilbert Pérez Picado y Wilbert González López.
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