En los últimos seis meses de este año se han sucedido varios conflictos sociales en diferentes puntos de la geografía nicaragüense, mismos en que se encuentran involucrados diversos grupos sociales y de clase.
Violencia por derecho a la tierra, diferencias sindicales, demanda de salario, reclamo de subsidio, reclamo de pensión de vejez, exigencias por beneficios comunitarios relacionadas con empresas multinacionales, protestas cívicas y electorales, inseguridad ciudadana en las calles, violencia y abusos contra niñas, niños y adolescentes, asesinatos de agentes del orden, protestas ciudadanas, detenidos sin orden judicial correspondiente, privados de libertad en el anonimato, monólogo gubernamental, entre otras expresiones de violación de derechos humanos, ausencia de diálogo y negociación o entendimiento social inteligente.
Estos conflictos son normales en toda sociedad o grupo de personas. Debemos recordar que los seres humanos no pensamos igual frente a una misma realidad; hay diferentes ángulos y/o prisma con que se ven los hechos y las realidades.
Esto no significa que debemos de hacernos los “distraídos” y no atender desde el inicio las diferencias de criterios y de percepción. Por el contrario, una reacción inteligente desde cualquier espacio deberá estar precedida de una atención inmediata y desde su origen, cuando se presentan las diferencias y conflictos, es decir, antes que lleguen a ser insalvables, lamentables y violentas.
Una sociedad inteligente, ante las diferencias, se acerca a la resolución alterna de los conflictos. El Gobierno, los empresarios, los ricos, los pobres, los colaboradores, los religiosos, los políticos, las mujeres, la juventud, los adultos mayores, los comerciantes, los productores; es decir, la sociedad en general, en sus diferentes expresiones grupales, gremiales y de interés común, debe estar dispuesta a instalar en sus relaciones sociales una herramienta infalible, el arte del diálogo.
El diálogo es una herramienta que resuelve con prontitud las diferencias sociales. Bueno, siempre y cuando haya voluntad de las partes, y no seamos centralistas, ni arrogantes para creer que solamente lo que yo pienso es la verdad absoluta o pensar que lo que hago es correcto y necesario.
O pensar como los políticos, que dicen que ellos encarnan la voluntad popular, que ellos son la voz de la población y que por eso actúan de tal o cual forma, estado del pensamiento equivocado.
Sociológicamente, notamos que en Nicaragua la sociedad ha perdido los espacios de diálogo, los espacios de hablar y ser escuchado. No hay centros de relaciones sociales, por el contrario, hoy día vivimos en un constante monólogo gubernamental y empresarial, pareciera que los tomadores de decisión piensan que lo que hacen es lo correcto y lo único que se puede y debe hacer en el país.
Esto es totalmente errado, lo mejor es abrir las puertas de la conversación y la consulta ciudadana, debemos de promover los espacios de diálogo y entendimiento. Recordemos que el arte de saber hablar es saber escuchar. Los líderes políticos, religiosos, empresariales, gremiales, comunitarios, deben contribuir a la construcción de una sociedad equilibrada y no disociada.
Cuando expresamos nuestras ideas o decisiones y no abrimos las puertas de la comunicación y nos quedamos únicamente con la acción de informar, estamos obligando a nuestros colegas, vecinos, asociados, ciudadanía, a tomar decisiones que luego van alterar el orden de la convivencia social, la armonía ciudadana y consecuentemente tendremos desorden social, violencia social, y protestas sociales.
Ante estas circunstancias debemos de desarrollar cinco acciones para que cambie nuestro proceder social y mantengamos un ambiente de concordia, armonía y desarrollo sostenible en Nicaragua:
1. Construir espacios comunitarios de diálogo social y político. Que la gente hable y se escuche
2. Abrir espacios de intercambio entre decisores y ciudadanos en las 153 municipalidades
3. Abrir espacios de comunicación e información en las iglesias, centros religiosos, escuelas, universidades, centros tecnológicos.
4. Construir una práctica en donde los ministros, directores y funcionarios de instituciones gubernamentales informen a la ciudadanía y medios de comunicación social sobre su quehacer e impacto en el desarrollo del país, pero, además, que escuchen lo que la población está pensando y percibiendo.
5. Incluir en la currícula de educación primaria, media y superior la práctica de la democracia, el diálogo y la aceptación de las diferencias con tolerancia.
El autor es sociólogo e Investigador Social
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