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Fernando Bárcenas

“Vos no sos de los nuestros”

La marcha campesina, liderada por el Consejo Nacional en Defensa de Nuestra Tierra, Lago y Soberanía Nacional, fue emboscada en la Carretera Norte a la altura del Diario LA PRENSA, el pasado 27 de octubre, por fuerzas combinadas de la Policía y de los paramilitares orteguistas que rodearon a los campesinos cortándoles el paso hacia el centro de Managua. La disposición de Ortega era provocar una masacre. Había decidido que los campesinos no pudiesen marchar por la capital, a costa de un baño de sangre.

La Secretaría de Comunicación del orteguismo emitió un comunicado, al día siguiente, en el cual expresa sin pudor su amenaza de genocidio:

El Frente Sandinista no está dispuesto a ceder el control de las calles a ningún grupo opositor que promueva revueltas populares y trate de crear una especie de primavera al estilo guatemalteco, ni dará marcha atrás con el proyecto del Gran Canal Interoceánico de Nicaragua…

Este comunicado pone de manifiesto que un grupo partidario, de pensamiento fascista, se arroga por la fuerza de las armas el control de las calles, el control del país, la ejecución de proyectos que amenazan a la nación, al medioambiente, a la propiedad campesina y a la soberanía nacional. Y amenaza, en virtud de tal control armado, con atacar violentamente hasta derrotar a quienes reclamen cívicamente contra este abuso orteguista.

Es una declaración de guerra a la nación, de un grupo partidario que tiene secuestrado el país. Si hubiesen ocasionado una masacre (que los campesinos juiciosamente evitaron en esta oportunidad), este comunicado sería una confesión plena del crimen de lesa humanidad, sancionado por el derecho internacional, en la Corte Penal Internacional, por ofender a la humanidad en su conjunto. Este tipo de crímenes, que atentan contra la humanidad, resultan imprescriptibles para la justicia.

El comunicado del fascismo en el poder, revela la disposición de cometer distintos tipos de delitos contra la humanidad, y divide a la sociedad en dos, los fascistas, policías y paramilitares, por un lado, y la nación, por otro.

Los oficiales de la Policía, aunque sigan instrucciones partidarias, no pueden eludir que asumen personalmente la responsabilidad ante la justicia internacional, por los crímenes cometidos por los policías bajo su mando o por aquellos paramilitares a quienes dirigen o a quienes facilitan la actuación represiva sangrienta contra los ciudadanos. Efectivamente, La sentencia del juicio de Núremberg, 30 de septiembre de 1946 (VOL. XXII, Pág. 466), establece lo siguiente:

“Los crímenes en contra del derecho internacional son cometidos por hombres, no por entidades abstractas, solo al castigar a las personas que cometen estos crímenes se pueden hacer cumplir las disposiciones del derecho internacional”.

En consecuencia, el jefe policial apostado con su tropa en coordinación con los motorizados paramilitares, en los semáforos de la Robelo, como funcionario obligado a resguardar la integridad de los ciudadanos, es responsable de abuso de funciones, al impedir, bajo amenaza, que los campesinos avanzaran más allá de ese límite, violentando así el derecho constitucional de la ciudadanía a desarrollar marchas de protesta. Máxime, si esta amenaza suponía el uso de armas de guerra en contra de los manifestantes, y de pistolas, revólveres y tubos de metal de parte de los paramilitares, mezclados con su tropa, y también bajo su mando. La sola presencia de paramilitares delincuentes es ya un delito de omisión criminal, pues el jefe policial se abstiene, así, de cumplir con su deber legal.

Al cerrarles dinámicamente espacios de movilización, la policía fue conduciendo a los campesinos hacia la rotonda de Bello Horizonte, donde fue emplazado el ataque de los motorizados. Los campesinos comprendieron que eran conducidos a una confrontación y optaron por regresar a la Carretera Norte para abordar los camiones de regreso a sus comarcas. Permanecieron en Bello Horizonte, rezagados, algunos jóvenes. Los policías, a una orden, dejaron pasar cincuenta motorizados que procedieron a disparar y a golpear con tubos de metal a estos jóvenes.

El jefe policial empujó al camarógrafo de 100 % Noticias, que grabó el ataque paramilitar, espetándole: ¡Vos no sos de los nuestros! Porque este canal pro-oficialista pasa estas grabaciones sin comentarios.

En esta polarización fascista, la policía orteguista tampoco pertenece a la nación libertaria.

El autor es ingeniero eléctrico

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