El cuerpo humano tiene la capacidad de cargarse de electricidad y almacenarla hasta que encuentra salida. A esto se le conoce como energía estática , que una vez que encuentra salida puede hacerle sentir una especie de choque eléctrico al tocar objetos e incluso personas. Esto ocurre debido a la fricción a la que está sometido el cuerpo en las actividades cotidianas. Es decir que algo tan simple como el roce de la ropa contra la piel (sobre todo poliéster o material sintético ) o caminar descalzo sobre alfombras sintéticas y moverse mucho al dormir puede cargar su cuerpo de energía y al mínimo roce descargarlo haciéndole sentir un cosquilleo incómodo. Existen personas que son capaces de producir fuertes chispazos de electricidad estática y apenas sentirlo, mientras que otras, con pequeñas descargas, pueden experimentar una contracción muscular involuntaria que puede resultar muy molesta. El efecto varía según la energía acumulada en cada quien.