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La filosofía entre la realidad y la razón

La idea de este artículo ha surgido a partir de las conversaciones sostenidas con el doctor Melvin Sotelo acerca de lo que él denomina la filosofía en acción y de la conferencia La filosofía como pensamiento y acción en la realidad nicaragüense , presentada por el Msc. Geovani Rodríguez el tres de noviembre en el Colegio de Contadores Públicos de Nicaragua, del cual es presidente, en ocasión de la tercera exposición realizada en la Cátedra a la que generosamente se le ha dado mi nombre.

La idea de este artículo ha surgido a partir de las conversaciones sostenidas con el doctor Melvin Sotelo acerca de lo que él denomina la filosofía en acción y de la conferencia La filosofía como pensamiento y acción en la realidad nicaragüense , presentada por el Msc. Geovani Rodríguez el tres de noviembre en el Colegio de Contadores Públicos de Nicaragua, del cual es presidente, en ocasión de la tercera exposición realizada en la Cátedra a la que generosamente se le ha dado mi nombre.

Además de lo anterior, hay que tener en cuenta que por disposición de la Unesco, desde hace varios años, el tercer jueves del mes de noviembre viene designado Día Mundial de la Filosofía, el que en este año 2015, corresponde al jueves 19 de noviembre.

En vista de estas consideraciones, estimamos oportuno y apropiado, presentar algunas reflexiones generales con nuestros puntos de vista y valoraciones, sobre la acción de la filosofía en el contexto de la realidad, y de la influencia de esta última en las categorías de la razón y el pensamiento, cuyo estudio y análisis ha constituido una práctica constante de nuestro trabajo filosófico, a partir de la necesaria relación planteada en forma reiterada, entre teoría y práctica, pensamiento y acción.

Basados en ese punto de vista, hemos considerado en nuestro trabajo dos aspectos fundamentales: la racionalidad de la realidad, y la realidad de la razón. En ese sentido nos permitimos señalar que la racionalidad de la realidad empieza cuando se produce en ella la incorporación de un conjunto de propuestas y categorías de la razón, a partir de las cuales se va construyendo su estructura y funcionamiento. Es decir, que habida cuenta de las consideraciones del pensamiento, se produce en la sociedad una forma particular de organización y funcionamiento, y un determinado comportamiento individual y colectivo.

Por su parte, la realidad de la razón comienza a darse cuando diferentes aspectos del contexto histórico, se incorporan en las ideas, las que reaccionan para comprenderlo, asumirlo, o tratar de transformarlo, o para transformarse ellas mismas al contacto con la realidad. A partir de ese momento la razón se historiza y completa pues la realidad se encarna en el pensamiento el que, debido a ello, deviene más integral.

Convendría, no obstante, precisar de entrada que no se trata de afirmar que toda realidad es ya de por sí racional, ni que toda razón, necesariamente, es reflejo fiel de la realidad, sino que se trata de señalar que la acción de la filosofía y el pensamiento, consiste en el empeño de intentar que la realidad se construya de acuerdo a determinadas categorías, reconociendo, al mismo tiempo, la influencia del lugar y el momento en muchos de los conceptos racionales y propuestas filosóficas, lo que permite también, afirmar la constante interacción y la necesaria influencia recíproca que hay entre ellas, sea en una situación de coincidencia o de contradicción que entre ambas se produzca.

Como ya lo hemos expresado en otras ocasiones, hay que evitar tanto la pretensión de totalidad de la realidad sin necesidad de la razón, como la pretensión de totalidad de la razón, sin necesidad de la realidad, pues una práctica sin teoría es barbarie y una teoría sin práctica, sin acción, es vacío y abstracción.

Si asumimos esto, asumiremos también que la realidad, en algunas circunstancias, es racional y que la razón, en ciertos casos, es una forma de la realidad. Este, considero, es el verdadero sentido dialéctico de aquella afirmación de Hegel: “Todo lo real es racional y todo lo racional es real”, y de aquella otra de Marx que dice que no solo existen “las cosas de la lógica”, sino también la “lógica de las cosas”.

Esa síntesis entre pensamiento y acción, entre teoría y práctica, es la filosofía, pues es la posibilidad permanentemente abierta de hacer realidad la razón y de hacer racional la realidad.

Así pues, los caminos que se abren al paso de la realidad formada por tiempo y lugar, conducen a la filosofía y son ellos mismos filosofía que se va construyendo y reconstruyendo, en un tejido formado por múltiples hilos y en el que múltiples pensamientos participan, en su compleja confección, en un contexto determinado y una circunstancia específica.

En el momento presente de intolerancia y confrontación, convendría recordar el papel del pensamiento y la ética en la búsqueda de alternativas que permitan recuperar la estabilidad y la coexistencia. Tener siempre presente que lo verdaderamente universal en la cultura es lo que unifica en su propia heterogeneidad, dentro de una articulación determinada que permita no solo que culturas diferentes y distintos puntos de vista coexistan, sino también que sean capaces de interactuar e incidir de manera recíproca.

Esta es una de las labores a realizar: construir una ética de la racionalidad, del desarrollo y la democracia; una ética de los valores que exige desde el principio señalar la crisis moral debida, en buena parte, a la pérdida considerable de autenticidad, al rechazo a los diferentes puntos de vista, y a la adopción mecánica de los paradigmas de la sociedad de consumo. Al identificar la crisis, es importante, entre otras cosas, fundamentar el concepto de universalidad a partir de la existencia de las diferencias y contradicciones.

En el plano político, es importante que el pensamiento y la acción se orienten al reconocimiento de la alteridad y al respeto de las diferencias; que haya capacidad de proponer una nueva axiología y una nueva filosofía política que contribuya no solo a fortalecer el papel de los partidos, sino a reafirmar la función de la ciudadanía y la identificación de los nuevos sujetos de la sociedad. Todo ello en busca de construir una verdadera universalidad frente a la idea de la globalización uniformadora que desnaturaliza la verdadera función del sujeto individual y social.

Sobre la base de las anteriores reflexiones, consideramos necesario reiterar la acción histórica y cultural de la filosofía, por medio de la cual el pensamiento se reafirma como parte de la realidad, y esta, como una forma de expresión de aquel, mediante la cual interactúan, confirmando o negando la legitimidad y validez de los hechos de la realidad, o de las formulaciones conceptuales de la razón.

Diferentes formas del contexto histórico son expresiones de las ideas que en su circunstancia específica de espacio y tiempo, proponen formas de constitución y acción de esa realidad, o, por el contrario, son negación y contradicción con la teoría y su propuesta específica para construir la circunstancia histórica.

Es así que la filosofía es o debe ser a la vez, pensamiento y acción que provienen de la circunstancia que les corresponde, a la que vuelven como expresión de las ideas, en un proceso enriquecedor de interacción y síntesis entre teoría y práctica, realidad y razón. El autor es jurista y filósofo nicaragüense.

Columna del día filosofía pensamiento razon archivo

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COMENTARIOS

  1. Edmundo Dantes
    Hace 8 años

    Muy buena disertacion multidimensional de nuestras disyuntivas. La unica critica constructiva que hago es preguntar que porcentaje de la población lo entiende ? Cual es la prioridad de relevancia de este tema en nuestra realidad actual ? No estariamos como población mejor servidos con sus disertaciones sobre Democracia, Ciudadania, Civismo que son los verdaderos tres pilares donde construir un pais estable ?

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