Habían muchas esperanzas planteadas en Walter Castillo. Llegó la noche del sábado al Miccosukee Resort and Casino, se subió al ring y brindó un gran espectáculo. “El Martillo” recibió la contemplación de los jueces en la que fue una declaración final controversial. Ni Castillo había perdido, ni Keita Obara había ganado. Un empate que disgustó al público fue la sentencia que provocó caras largas.
Al terminar la pelea, dos jueces marcaron: 114-114 y uno declaró ganador 115-113 al japonés, quedando empate mayoritario. El periódico Miami Herald tituló: “Mucho drama humano en controversial empate sobre un ring en Miami”. Y es que Castillo no solo no pudo resolver a Obara, sino que fue castigado duramente. El nicaragüense batalló por no caer en los asaltos finales, y aunque tuvo en el segundo asalto la oportunidad de enviar al vacío al japonés, le faltó continuidad en las combinaciones y una mayor capacidad de remate.
La pelea levantó al público de sus asientos por el estilo de combate de ambos. Sin embargo todo indicaba que la reyerta debió haber sido para el japonés. “Salvo dos o tres asaltos que fueron para Castillo, el resto de los 12 asaltos resultaron para el nipón, que supo aprovechar su mayor estatura y alcance para martillar con un jab constante y copioso”, escribió Jorge Ebro del Miami Herald.
Una semana antes de la pelea, la esposa de Walter Castillo perdió trillizos alojados en su vientre, según se conoció, la pelea pudo haber sido cancelada. “No quiero dar excusas, pero no pude concentrarme como yo quería. Tuve que parar la preparación unos días y si continué el entrenamiento fue porque mi esposa me lo pidió”, explicó Castillo, después de la pelea.
Castillo tuvo varios momentos de lucidez por su fuerte pegada, pero no fueron suficientes, como el del tercer asalto y más evidente en el noveno, cuando volvió a tambalear al japonés. B