Jean no es solo el mayor de los hermanos López. Es quizás uno de los más exitosos entrenadores de taekwondo del mundo. Seis medallas olímpicas y 16 preseas en mundiales obtenidas por sus pupilos, son su carta de presentación.
Después de tanto éxito como entrenador del equipo olímpico estadounidense, este hijo de nicaragüenses ahora quiere dejar un legado aún mayor con su aporte a aquellos jóvenes con recursos limitados, como son los muchachos a los que imparte seminarios, gracias al programada Diplomacia Deportiva de la Embajada de Estados Unidos en el país.
Sus inicios y su futuro los expone en esta breve conversación con LA PRENSA.
Poco tiempo para enseñar tanto en estas clínicas ¿qué cree que podrá dejar a estos jóvenes?
Creo que Steven y yo, el propósito principal que tenemos es darle a ellos el pensamiento de que pueden ser cualquier cosa que ellos quieran, ya sea deportistas, abogados o doctores, cualquier meta que ellos tengan, que sí se puede. Para nosotros ser campeones de taekwondo es buenísimo, pero más importante es ser campeón en la vida.
Siendo hijo de migrantes ¿qué tan difícil es alcanzar el éxito?
Un gran sacrificio de parte de mi papá, mi mamá, sacrificio mío, de mis hermanos. Pertenecer a un equipo de Estados Unidos, competir en olimpiadas, ganar medallas, no es algo fácil, el mensaje que le quiero decir a todos es que si nosotros lo podemos hacer, si uno se dedica, tiene disciplina y fe en sí mismo, todos es posible.
¿Qué otras metas tiene usted con todo lo que ha logrado?
Para mí, la oportunidad que tengo aquí en Nicaragua, es darle a los muchachos inspiración y ver cómo puedo ayudarlos, eso para mí es muy importante, es dejar mi legado.
¿Cómo comenzó en el taekwondo?
A mi papá le encantaban las películas de Bruce Lee, Chuck Norris y leyó muchos libros sobre las artes marciales y todos sus beneficios, cómo ayuda con el carácter. Él no tuvo la oportunidad (de practicarlo), porque no tuvo los recursos, pero nos puso a nosotros y de ahí desarrolló la pasión que tenemos nosotros ahora. Yo ya tengo 32 años practicando el deporte.
¿Cómo se enamoró del deporte?
Nosotros queríamos pelear, pero sin hacer algo malo, peleando en el deporte y somos muy competitivos, a veces teníamos que competir para la comida porque somos cuatro y a nosotros nos gusta comer. Para nosotros todo es competencia. Jugamos todos los deportes, beisbol, futbol americano, pero nada nos dio a nosotros el sentido como el taekwondo.
¿En qué momento se da cuenta que en este deporte puede hacer una carrera?
En 1988 en las Olimpiadas el TKD fue un deporte cultural no oficial, fue en Seúl, Corea del Sur, y ese es el momento en que nos fijamos que tal vez había oportunidad de representar a Estados Unidos en ese nivel olímpico y esa se convirtió en nuestra meta. Ahí empezó todo, pero fue mucho trabajo, mucho sacrificio y de ahí la historia.
Tomó de sus ahorros para estudiar en Corea, ¿qué lo llevó a esa decisión?
Nosotros invertimos en nosotros mismos porque teníamos fe que podíamos hacer algo especial, y si no lográbamos el nivel olímpico eso no importaba, porque íbamos a hacer todo lo que podíamos, todo el esfuerzo ponerlo en esa meta y si no lo lográbamos sabíamos que habíamos hecho todo lo que podíamos. Somos una familia normal, pero el foco que nosotros tenemos, la disciplina, de dedicación, es extraordinaria.
¿Qué tan difícil es mantener las relaciones de hermano y de entrenador y atleta a la vez?
Muy difícil. Es más simple desarrollar a un estudiante o atleta que no es familia, porque se pueden confundir los roles. A veces tenía que ser bravo con ellos, tenía que decirles “no peleaste bien, qué pasó, hay que trabajar más duro”, y a veces no querían oír eso.
Un entrenador puede hacer un campeón, pero usted hizo a sus tres hermanos campeones, ¿cómo se logra tal éxito?
Es un sistema, no es por suerte que pasó todo esto. La combinación del apoyo de mi papá, el sacrificio de mi papá y mamá, el sistema que yo desarrollé y la fe en ellos mismos y en mí. Pero no solo en mi familia, tengo muchos campeones que yo he desarrollado, atletas que han ganado medallas en Mundiales y otros que hicieron equipo olímpico. Tengo 16 medallas en Mundiales y seis en Olimpiadas con los atletas que yo entrené.
¿Qué es lo especial en su sistema?
Mi sistema es diferente al del resto del mundo, porque no tenía el lujo de aprender de otros y por eso tenía que ser más creativo en toda la ciencia del deporte y así me eduqué y vi una manera de cómo podía sobresalir. También observé las cosas que yo creía que eran teoría, que iban a dar puntaje a nosotros y era usando la pierna izquierda, poder manejar la pierna de adelante más que la de atrás y físicamente ser muy fuerte, mentalmente y espiritualmente ser fuerte y eso era distinto para ese tiempo.
Ahora trabaja con sus hijos, toda una nueva experiencia…
Sí es una experiencia muy diferente, pero ellos ya entienden muy bien que hay diferencia entre ser papá y ser entrenador. Yo les digo que siendo su papá yo los quiero si ganan o pierden, para mí es lo mismo; pero siendo entrenador la única cosa que cuenta es ganaste o perdiste, y si perdiste por qué. Así los manejo a ellos y los estoy desarrollando para que ellos sean gente buena, esa es la cosa más importante para cualquier padre, por eso uso el deporte, para educarlos.
