Néstor Álvarez es un joven de 30 años, quien hasta hace dos años se dedicaba a pescar en el Golfo de Fonseca. Ahora es parte de la Cooperativa de Pescadores Artesanales Hombres y Mujeres Esforzados (Coopahme) que producen pargos en granjas.
A través del Proyecto Regional de Adaptación al Cambio Climático que se desarrolla en Nicaragua, El Salvador y Honduras, en la zona del golfo, unas 2,500 personas entre pescadores y agricultores, han recibido capacitaciones y talleres para aprender a desarrollar actividades económicas sostenibles, es decir, amigables con el ambiente.
Según Carlos Rivas Leclair, director del Instituto de Capacitación, Investigación y Desarrollo Ambiental (Cidea-UCA), este proyecto ha generado más de ochocientos talleres dirigidos a pequeños productores y se han trabajado capacitaciones en tres aspectos: camaronicultura, pesca y agricultura.
Asimismo, se desarrolló la estrategia de adaptación ante el cambio climático en la zona del golfo y se establecieron dos granjas de cultivo de pargos lunarejos en Potosí y Aserradores, en Chinandega.
Para Álvarez, tener la opción de dejar de ser pescador y trabajar en la Coopahme ha sido sumamente positivo, ya que sus ganancias van en aumento y corre menos riesgos que si le tocase ir a faenar por 12 horas en el golfo.
Este proyecto está previsto a concluir en diciembre de 2016 y es financiado por la Unión Europea, con un monto de 2.5 millones de euros.
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