Un colectivo de organizaciones de la sociedad civil de Costa Rica abogó por una salida regional a la crisis con unos 2 mil cubanos varados en Peñas Blancas, que involucre el respeto de tratados internacionales sobre derechos humanos, protección de los estados para que continúen su itinerario hacia Estados Unidos, a fin de que no sean víctimas del crimen organizado y otros serios peligros durante la ruta migratoria hasta México.
El “Colectivo Bienestar y Migraciones en Costa Rica. Avanzando con las personas migrantes y sus familiares en la promoción y defensa de sus derechos humanos”, que la integran diez organizaciones que durante años han trabajado principalmente con inmigrantes nicaragüenses en Costa Rica, también pide un reconocimiento de una crisis humanitaria que debe ser afrontada de manera regional con responsabilidad de todos los Estados.
La posición del colectivo es parecida a la que mantiene Costa Rica, de buscar una salida conjunta humanitaria desde Ecuador, primer país al que miles de cubanos llegan una vez que salen de la isla, hasta Estados Unidos, nación de destino.
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La crisis con estos casi dos mil cubanos se originó desde el 10 de noviembre, cuando Costa Rica capturó a 12 miembros de una red internacional de tráfico de migrantes cubanos, asiáticos, africanos y hasta nicaragüenses.
Los cubanos quedaron a la deriva y al día siguiente 334 se aglomeraron en las oficinas centrales de migración, en San José, y en Paso Canoas, frontera tica con Panamá; exigiendo ayuda para transitar por Costa Rica y cruzar a Nicaragua como parte de su itinerario a Norteamérica.
Costa Rica deportó 82 a Nicaragua, país que siempre los ha recibido bajo esa figura a cambio de 80 dólares de visa de tránsito, según Rodríguez, y otorgó cerca de 2 mil visas de tránsito para que continuaran el viaje a territorio nicaragüense.
Nicaragua decidió cerrar el viernes anterior el paso de cubanos, quienes aglomerados a Peñas Blancas cruzaron el domingo de modo irregular a Nicaragua, país que los devolvió a Costa Rica con su Ejército y Policía Nacional en lo que sería “una emboscada”, según denunciaron los migrantes.
Este problema migratorio humanitario abrió una nueva fisura en las relaciones bilaterales entre los dos países, como un preámbulo, según el canciller González que acusa a Nicaragua de provocarlo; a inminentes fallos de la Corte Internacional de Justicia sobre el conflicto fronterizo por Harbour Head o Isla Calero, y la construcción de una carretera fronteriza que al parecer, según Managua, contamina su río San Juan.
Según el colectivo de organizaciones, es necesario frenar a las mafias de traficantes de personas que operan en medio de toda esta crisis, “y que sabrán sacar el mayor provecho de la inacción de los Estados y de todos los actores que tienen responsabilidad en esta problemática”.
“Que se evite la politización de la crisis humanitaria que se vive en este momento, pues ello sólo lleva a que se exacerbe el odio y la xenofobia entre países hermanos como lo son Costa Rica y Nicaragua, a la vez que se deja de lado la afectación tan grande de las cientos de personas cubanas que esperan una solución lo antes posible”, abogan.