“Nicaragua ha perdido un gran hijo”, reaccionó el empresario Carlos Pellas, minutos después de asistir a los funerales del ingeniero Antonio Lacayo, de quien se refirió como “una persona que verdaderamente quiso a este país”.
Pellas describió al exfuncionario público como “una persona que siempre rechazó la confrontación y el odio”.
“Y verdaderamente es uno de los artífices de la reconstrucción de Nicaragua, no solamente desde el punto de vista económico, sino desde el punto de vista social también”, señaló Pellas, quien recordó que al momento de asumir el gobierno doña Violeta Barrios de Chamorro (1990), la sociedad estaba “completamente fragmentada, polarizada después de la guerra”.
“Son muy pocas personas en la vida que pueden dejar ese legado, Dios quiera que Nicaragua se lo reconozca y que en el futuro pensemos como él, buscar siempre la forma de resolver nuestros problemas sin violencia y a través del diálogo”, expresó el empresario.
CLAVE EN LA TRANSICIÓN
En términos similares se expresó Frank César, quien fungió como viceministro de Gobernación durante el gobierno de la presidenta Violeta Barrios de Chamorro.
Él recordó a Lacayo como “el amigo, la persona sincera (y) amable”, quien dejó como enseñanza “ser tolerante, respetar los derechos de la minorías”.
“Creo que Antonio fue el artífice de haber quebrado el ciclo de la violencia en Nicaragua de (la cultura) que el que gana, gana todo y el que pierde, pierde todo”, dijo César.
De esos días de transición en el país, César recuerda la capacidad de negociación del fallecido. “Era una negociación transparente, limpia, arriba de la mesa”, dijo César, quien recuerda los casos de presión que debió enfrentar Lacayo como ministro de la Presidencia: las asonadas de los años noventa promovidas por Daniel Ortega y el Frente Sandinista desde la oposición; el proceso de concertación con la privatización de las empresas públicas dejadas en ruinas por el gobierno sandinista, las protestas de la Resistencia Nicaragüense y grupos realzados en armas, “y todo se solucionó a través del diálogo”.
La primera comisionada Aminta Granera lo llamó “apóstol de la reconciliación”. En unas breves palabras, Granera dijo: “Toño Lacayo fue un gran hombre, un apóstol de la reconciliación, un cristiano ejemplar, un empresario exitoso y un excelente amigo”.
HOMBRE DE DIÁLOGO
Entre el amplio legado político que deja Antonio Lacayo Oyanguren, una de las virtudes que más se le recuerda fue su capacidad de dialogar con distintos sectores, dejando de lado las diferencias políticas, para encontrar soluciones a los grandes problemas económicos y de inestabilidad política y social que existían en Nicaragua en los años 90.
“Siempre mantuvo la idea de paz y progreso”, recuerda de Lacayo la magistrada del Poder Electoral en 1990, Rosa Marina Zelaya.
Para Zelaya el aprendizaje que deben retomar los políticos actuales de Lacayo es “mantener la integridad de los valores y la unidad de todos para trabajar en conjunto y sacar a Nicaragua de la pobreza”.
Zelaya expresa que Lacayo Oyanguren como jefe de campaña de la Unión Nacional Opositora (UNO), teniendo de candidata a la Presidencia de la República a doña Violeta Barrios de Chamorro, desempeñó un papel clave que encaminó el proceso democrático del país.
“Una de las lecciones que hubo de la UNO fue que cuando se unieron todos los partidos de oposición lograron elegir a una buena candidata a la Presidencia. Esos son ejemplos que nos deja la trayectoria política de Antonio, por esa unidad en la acción por tratar de tener una visión de país para que la ciudadanía se animara a votar por ellos”, expresa Zelaya.
Sergio Ramírez Mercado, ex vicepresidente de Nicaragua, lo calificó como “un ciudadano ejemplar, un patriota, un hombre que creía en Nicaragua, en su desarrollo, en la reconciliación, en la paz. Y es una pérdida durísima para Nicaragua”.
Ramírez consideró que a Lacayo le tocó vivir un momento crucial en la historia de Nicaragua, período durante el cual “representó muy bien el espíritu de reconciliación de la presidenta, doña Violeta, con serenidad, con seguridad en un país sumamente polarizado y en donde aún después del triunfo de doña Violeta esta polarización siguió presente”.
Para el ex presidente de la Corte Suprema de Justicia, Alejandro Serrano Caldera, “de alguna manera Lacayo representa una etapa en la vida nacional en los últimos años, sobre todo en la década de los 90, a raíz del triunfo de doña Violeta Barrios de Chamorro”.
“Fue la figura más relevante después de la presidenta dentro de todo el sistema político institucional del país”, en ese momento, recordó Serrano Caldera.
Agustín Jarquín Anaya, aliado de la UNO y quien fue director de Inifom en el gobierno de Doña Violeta dice que un legado importante de Lacayo es que acogió la política como servicio.
“No se puede señalar ni a él ni a doña Violeta que hayan usado la política o el tiempo que estuvo administrando el poder para beneficio personal. Se comprometió con el servicio al ciudadano, a la gestión de gobierno”, afirma Jarquín Anaya.
LLUVIAS DE CONDOLENCIAS POR SU PÉRDIDA
Mediante comunicados de prensa, el Incae Business School, el Partido Liberal Independiente (PLI) y el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), externaron su consternación por el fallecimiento de Antonio Lacayo Oyanguren, quien se desempeñaba como CEO de TicoFrut y director del Centro Empresarial Pellas.
El Incae en su comunicado recogió el mensaje que Lacayo dejó en la Fundación Centro Empresarial Pellas: “Desde joven he escuchado que Nicaragua tiene un enorme potencial, que sus tierras son las mejores de la región, que tenemos toda clase de recursos naturales para impulsar un gran desarrollo. Pero la realidad es que la mayoría de los nicaragüenses viven en pobreza. Esto es algo que debemos resolver”.
El rector del Incae, Enrique Bolaños Abaunza, expresa en el comunicado, que “son hombres como Toño que hicieron de Nicaragua un mejor lugar para vivir. Veo en él un icono nicaragüense, que no solo le debemos tanto en INCAE, sino que le debemos por haber sido un ciudadano líder de este país, al cual tanto amó. No hay palabras para agradecer su labor”.
El MRS y el PLI —por separado— resaltaron el aporte de Lacayo a la transición de la guerra a la democracia del país, en su gestión como político y servidor público.