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LA PRENSA/AP

Argentina enfrenta un inédito balotaje

Heredero de un poderoso magnate, Macri aspiraba a imponer los criterios de eficacia y eficiencia del mundo empresarial al club más popular del país, endeudado y con sequía de títulos.

Daniel Scioli, candidato oficialista
EXFAVORITO REMA CONTRACORRIENTE

Con la moderación y una política de no confrontación como estandarte, Daniel Scioli ha logrado sobreponerse durante los últimos 25 años a los vaivenes de la turbulenta política argentina, siempre con un objetivo en la mira: el sueño de llegar a la Presidencia.

Scioli, de 58 años, pasó de ser el claro favorito para suceder a la presidenta Cristina Fernández al ocupar el segundo lugar en las encuestas de cara a la segunda vuelta electoral de mañana, que de forma unánime dan un triunfo a Mauricio Macri.

“La elección está definida a favor de Macri”, líder del frente opositor Cambiemos, comentó la encuestadora Analía Del Franco. Su colega Raúl Aragón agregó que solo “algo inesperado o imprevisto” podría alterar esa tendencia.

Ambos consultores reconocieron no obstante que los sondeos no son infalibles, tal como quedó demostrado de forma grosera en la primera vuelta, cuando todos esperaban que Scioli se impusiera con mayor margen que los tres puntos logrados sobre su rival, una exigua diferencia que forzó el balotaje y lo dejó descolocado.

Los defensores de Scioli sostienen que el oficialista no está fuera de combate ya que está acostumbrado a librar duras batallas en la vida.

HABLA CON TODOS

Aunque proviene del mundo del deporte, Scioli ha podido encontrar un lugar en las gestiones peronistas, que con sus matices y diferencias a veces irreconciliables han gobernado Argentina durante 18 de los últimos veinte años.

Diputado entre 1997 y 2001, secretario de Deporte bajo la presidencia de Eduardo Duhalde en 2002, vicepresidente con Néstor Kirchner en 2003 y dos veces gobernador de la provincia de Buenos Aires con Fernández, desde 2007, son los cargos que Scioli presenta en su currículum.

En todos ellos ha evitado la confrontación abierta, aun cuando durante los últimos años fue objeto de duras críticas del oficialismo, en general, y de la propia presidenta argentina, en particular. “Yo hablo con todos. Me gusta consultar a todos”, suele sostener el candidato.

Los embates kirchneristas, recelosos, recrudecieron cuando, en 2012, Scioli adelantó su intención de competir por la Presidencia. El sueño de su vida, ha confesado públicamente.

IMAGEN NEUTRAL

El saliente gobernador de Buenos Aires no acusó recibo del clima político marcado por la crispación en los años kirchneristas y su imagen neutral ha permitido explicar en parte sus niveles de aceptación tras ocho años al frente de una provincia que mantiene altos índices de violencia, pobreza y corrupción.

Fue esa alta imagen la que obligó al oficialismo a ceder en los ataques, guardar sus críticas y apoyar la postulación de Scioli bajo el eufemismo de que el candidato era “el proyecto” kirchnerista.

Scioli se presenta ahora como el candidato del “desarrollo” de Argentina, con un pie en su propia idea de un cambio “gradual” en la economía y el otro en la promesa de mantener políticas kirchneristas para retener el apoyo de los partidarios de Fernández.

DEL MUNDO DEL DEPORTE

Recientemente licenciado en Comercio, Scioli granjeó su fama en el mundo del deporte, al que se ha mantenido ligado pese a la gestión política. Hijo de una familia de empresarios de origen italiano, Scioli fue un famoso piloto de lanchas en la década de los años ochenta, una actividad que lo llevó a las tapas de las revistas argentinas.

En 1989 perdió el brazo derecho en un grave accidente con una lancha, pero lejos de rendirse, ganó después el campeonato mundial a bordo de “la Gran Argentina”.

Actualmente mantiene su pasión por el futbol, que practica con el equipo profesional de futbol sala de Villa La Ñata, una pequeña localidad bonaerense en la que el gobernador tiene su residencia privada.

En el juego, Scioli muestra su carácter fuerte y su “voluntad inquebrantable”, pese a que el manejo del balón no sea su principal habilidad.

La misma obsesión le caracteriza, dicen sus colaboradores, en su campaña, en la que supervisa cada detalle, elige las fotografías oficiales que se publican de sus actividades y sigue con atención a los medios de comunicación y las redes sociales.

VIDA FAMILIAR

Esa tenacidad también le ayudó a recuperar a su mujer, la exmodelo y empresaria Karina Rabolini, quien se ha convertido en una de sus colaboradoras en la campaña.

Scioli y Rabolini se casaron en 1991, se separaron siete años después y volvieron a unirse en 2003, cuando se lanzó a la Vicepresidencia con Kirchner.
No tienen hijos en común, aunque el gobernador tiene una hija, Lorena, a quien reconoció cuando la joven tenía 17 años, tras una demanda por paternidad.

En el entorno sciolista también tiene un especial protagonismo el hermano del gobernador, “Pepe”, quien le acompaña desde el inicio de su carrera política y ha sido uno de sus principales apoyos.

 

Mauricio Macri, candidato del frente Cambiemos

BAS05. BUENOS AIRES (ARGENTINA), 15/11/2015.- El candidato presidencial de la alianza Cambiemos, Mauricio Macri, habla durante un debate electoral televisado hoy, domingo 15 de noviembre de 2015, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en Buenos Aires (Argentina). La segunda ronda de las elecciones presidenciales argentinas se llevar· a cabo el domingo 22 de noviembre. EFE/David Fern·ndez

OPOSITOR BUSCA PONER FIN AL KIRCHNERISMO

Cuando Mauricio Macri asumió la presidencia del equipo Boca Juniors les anunció a los futbolistas que ya no cobrarían dinero extra según su ubicación en el campeonato. “No puedo pagar premio por salir segundo, acá se cobra por salir campeón”, avisó a fines de 1995.

Heredero de un poderoso magnate, Macri aspiraba a imponer los criterios de eficacia y eficiencia del mundo empresarial al club más popular del país, endeudado y con sequía de títulos.

Diego Maradona, capitán de aquel equipo, lo trató de niño rico caprichoso. Otros referentes como Claudio Caniggia también se opusieron. El inexperto dirigente saldó el pleito con una renovación de plantilla, primer paso de una profunda transformación del club que con la llegada de Carlos Bianchi como técnico en 1998 viviría el ciclo más exitoso de su historia con la conquista de cuatro Copas Libertadores, dos Intercontinentales y varios títulos de liga.
Macri, ingeniero civil, también tuvo que lidiar con la resistencia de los sindicatos de empleados estatales, cuando recién elegido alcalde de Buenos Aires en 2007 quiso modernizar las estructuras de gobierno. Cuatro años después, el eficaz funcionamiento de las dependencias oficiales fue uno de los aspectos de su gestión que le valieron la reelección con más del sesenta por ciento de los votos.

Amenaza logros sociales

Lanzado a la carrera por la Presidencia, Macri parece estar ganando una dura pulseada con el kirchnerismo, que lo presenta como una amenaza para las conquistas sociales logradas en los últimos 12 años. El candidato del frente Cambiemos aparece como favorito en las encuestas para derrotar al oficialista Daniel Scioli el domingo en la inédita segunda vuelta electoral.

Como le sucedió en Boca y luego en la política, Macri siempre tuvo que convivir con las suspicacias en torno al origen de la fortuna de su familia. Su padre Franco Macri tuvo durante más de una década el manejo de la filial argentina de la FIAT.

El Grupo Macri también fue contratista del Estado bajo gobiernos militares y civiles. Su apellido aparece asociado al proceso privatizador de empresas públicas y la frivolidad que marcaron el gobierno neoliberal de Carlos Menem en la década de 1990.

De aquella época datan denuncias de irregularidades en licitaciones, contrabando y evasión fiscal contra el holding que fueron desestimadas por la justicia.
Macri, de 56 años, ha puesto tanto empeño en tomar distancia de su padre como del perfil neoliberal que le atribuyen sus detractores. “Me ponía al frente de todo… Y a los dos días estaba rodeado de tipos que mandaba él a ver cómo fracasaba”, relató Macri a la autora de su biografía El Pibe, de Gabriela Cerrutti.

Experiencia reveladora

En agosto de 1991 fue secuestrado por una banda de policías y agentes de inteligencia que lo liberaron 15 días después a cambio de una suma de entre seis y ocho millones de dólares. Macri cuenta que esa fue una experiencia reveladora, que lo hizo pensar en ser presidente de Boca.
“El tipo que me vigilaba era fanático de Boca, compartíamos recuerdos de partidos, de jugadores. En ese momento comprendí que el fútbol y, sobre todo la pasión por un club, pueden superar cualquier barrera. No hay clases sociales, no hay partidos políticos, no hay religiones. Uno es de Boca, el otro también, aunque sean víctima y victimario”, recordó.

Macri administró Buenos Aires con un sistema de gestión empresarial, con él como líder de equipo y un séquito de consejeros, en su mayoría gerentes de compañías pertenecientes al Grupo Macri que luego asumieron en ministerios.
Su gestión ha sido cuestionada por la escasa construcción de viviendas sociales, la baja calidad de la salud pública y la promesa incumplida de una red de diez kilómetros de trenes subterráneos.

La justicia lo procesó por supuesto espionaje a opositores y miembros de su familia, pero él niega los cargos. Los tribunales todavía no se han expedido.

Persuade a sectores populares

Macri le escapa a los motes ideológicos del pasado y sostiene que la política está para resolver los problemas de la gente. Sobre ese discurso ha logrado persuadir a muchos votantes de sectores populares, donde el kirchnerismo —corriente de centro izquierda dentro del peronismo— es más fuerte, de que el cambio de modelo de un gobierno populista a otro de centro no significará un recorte de los subsidios para las familias sin empleo y de otros beneficios sociales.

Ha prometido “pobreza cero” en Argentina, pero también que dejará sin efecto las restricciones a la compra de dólares un día después de asumir la Presidencia.

Y que negociará con los “fondos buitre” de inversionistas estadounidenses que han demandado al país por títulos impagos de su deuda. No explica cómo, solo aventura que su triunfo generará un clima de confianza para los negocios y los dólares fluirán.

A Macri le destacan su pragmatismo, que sabe cambiar cuando las circunstancias lo exigen. Porque en la política como en el futbol, lo que vale es ganar.

 

Internacionales argentina Daniel Scioli Mauricio Macri archivo

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