A estas alturas de noviembre, el sector del Novillo, en el mercado Oriental, suele estar invadido por grandes cantidades de varejones de caña, que anuncian la cercanía de la celebración de la Purísima. Sin embargo, casi al finalizar el mes son pocos los tramos que han podido abastecerse de los tradicional producto.
La escasez, según los comerciantes, se debe a la sequía que este año también afectó los plantíos de caña de azúcar y no produjeron las cantidades esperadas. “Y eso obviamente va afectar el precio. Con respecto al año pasado, nosotros calculamos que el incremento es de un cuarenta por ciento, pues se están vendiendo a cien córdobas la docena de caña pequeña y doscientos córdobas la caña mediana, cuando el año pasado se vendía entre sesenta y 120”, explicó Danilo López, comerciante.
Las cajetas tradicionales, también sufrieron incremento con respecto al año pasado, pues se cotizan diez córdobas más caras, confirmaron algunos comerciantes del mercado Roberto Huembes.
“Se suben por los precios caros de los productos, la preparación y la traída, pero nosotros tratamos de mantener lo menos caro posible para que la gente se acomode con su brindis”, comentó Auxiliadora Guevara.
Asimismo, los juguetes y elementos tradicionales que se reparten en la Purísima o Gritería, se cotizan más caros, como las canastitas, pitos, matracas y chischiles que se ofrecen entre sesenta y cien córdobas por docena.
“Nosotros no quisiéramos que fuera así, pero así nos lo traen. Y nos da pesar porque ahora la gente lo que compra es plástico y se está perdiendo la tradición que se tenía antes para esta fiesta”, lamentó Santos Hernández, vendedora de artesanías del mercado Oriental.
C$ 17,000 es el presupuesto aproximado para una purísima en la que se repartan cien unidades de vasos pequeños, baldes, panas pequeñas, bolsas pequeñas con todos los dulces tradicionales, pelotas y juguetes, indios, pitos, nacatamales y las frutas tradicionales.
