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LA PRENSA/AFP/JEFF PACHOUD

El arte del terror

Entre las gruesas paredes de piedra de su casa de exilio, en la provincia de Florencia, el italiano Nicolás Maquiavelo propuso hace cinco siglos que “es más seguro ser temido que ser amado”.

Entre las gruesas paredes de piedra de su casa de exilio, en la provincia de Florencia, el italiano Nicolás Maquiavelo propuso hace cinco siglos que “es más seguro ser temido que ser amado”. Extraído del tratado político El Príncipe, este precepto podría tal vez explicar una moderna práctica paramilitar y radical que utiliza el miedo ajeno para lograr sus objetivos, pero que aún en 2015 carece de una definición universal establecida: el terrorismo.

En los últimos años la palabra suena a diestra y siniestra. Sobre todo en los estrados de políticos o en los estudios donde se presentan noticias. “Los terroristas llevaban el rostro cubierto…”, “hay que acabar con el terrorismo de una vez…” Al igual que la palabra “internet”, “terrorismo” ha entrado en el lenguaje de miles alrededor del planeta, siendo actor principal o secundario dependiendo únicamente de las latitudes.

Hoy, geográficamente, los ataques más impactantes de más a menos recientes, ocurrieron en Mali, Líbano y Francia. El pasado viernes 13 de noviembre, en la “Ciudad de las Luces” murieron 129 personas, a manos —según la versión oficial— de la célula yihadista Estado Islámico (EI). Los 129 perdieron la vida en la misma ciudad que dio bautizo al término “terrorista”.

PROVIENE DE LA GUILLOTINA

Es el 5 de septiembre de 1793 en París, capital de Francia. Cuatro años han pasado desde el comienzo de la Revolución Francesa y el nuevo gobierno jacobino teme por la guerra civil, el avance de ejércitos foráneos y el incremento de la rivalidad con la facción política de los girondinos. La solución se ve en la guillotina, una suerte de rasero nacional en el que morirán “los enemigos de la revolución” (la oposición). Según la Universidad de Kingston, Inglaterra, durante ese período conocido como “El Terror”, que duró diez meses, se le arrancó la cabeza a 16,594 personas y se ejecutó por otros medios a unas 25,000 personas más en todo Francia. Las muertes oficiales eran en su mayoría arbitrarias y el pueblo temía los reiterados abusos de poder, que terminaban casi siempre en morboso entretenimiento público.

La definición oficial de la palabra “terrorismo”, sin embargo, no está esclarecida. Para Ricardo De León Borge, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Humanidades de la Universidad American College, “una definición no existe”.

“De hecho desde los ataques del 9/11”, explica De León, “la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha venido trabajando por dar una definición, sin embargo, no se han puesto de acuerdo, lo que conduce a que cada país declare como terrorismo lo que le parezca”.

En el diccionario de la Real Academia Española “terrorismo” puede definirse como “dominación por el terror” o “actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos”.

DEL ASESINATO AL SECUESTRO DE AVIONES

Entre los primeros golpes terroristas los más célebres fueron asesinatos. El primero ocurrió el 13 de marzo de 1881 en San Petersburgo, Rusia, por un grupo de jóvenes revolucionarios que se hacían llamar “La Voluntad del Pueblo” y que usaban la palabra “terrorista” con orgullo, según el ensayo publicado por la BBC Los cambiantes rostros del terrorismo, de Adam Roberts. El objetivo de los muchachos era matar a nadie menos que Alejandro II, Zar de Todas las Rusias, y lograron su cometido usando bombas caseras durante un recorrido del político por los alrededores de su palacio.

Según Roberts, los jóvenes demostraron que las tecnologías de la época —bombas y balas— permitían atacar a quien fuera de forma discriminada y directa.

Años más tarde, un joven serbio-bosnio de nombre Gavril Princip, que pertenecía al grupo terrorista de Serbia, Mano Negra, asesinó con un revólver a Francisco Fernando, archiduque de Austria, y a su esposa, mientras la pareja circulaba en automóvil por la ciudad de Sarajevo, en Bosnia. El hecho ocurrió el 28 de junio de 1914 y fue el detonante de la Primera Guerra Mundial. Princip, de apenas 19 años, no podía creer lo que su gesto había ocasionado.

Las siguientes décadas evidenciaron el perfeccionamiento en la técnica y la determinación de los grupos terroristas. Los objetivos dejaron de ser únicamente personajes políticos y pasaron a ser civiles. La misión era dar un mensaje.

Europa, Asia, África y América conocieron masacres de policías o ciudadanos, toma de rehenes, secuestro de aviones comerciales y bombas en edificios públicos. Y en algunos casos hasta los gobiernos fueron vinculados con actos de terrorismo.

Algunos ataques destacados fueron el bombardeo de la Plaza de Mayo, en Argentina, en 1955; la masacre de Múnich, en los Juegos Olímpicos de 1972 contra atletas israelíes; las explosiones de las embajadas de Estados Unidos en Líbano, en 1983, y en Kenya, en 1998; los ataques del 9/11 en 2001; las bombas en los trenes de Madrid en 2004 y en el metro de Londres en 2005; y el ataque más reciente, la masacre ocurrida en París el pasado 13 de noviembre.

Ricardo De León, experto en Derecho Internacional, opina que “el terrorismo es una herramienta de ciertos grupos radicales para conseguir objetivos estratégicos derivados de sus planes, ya sea para desestabilizar un gobierno o varios o para conseguir erigirse como una nueva fuerza social que, sin ser un Estado, desean tener una estructura paralela a los estados”.

¿TERRORISMO EN NICARAGUA?

Unir las palabras “terrorismo” con “Nicaragua” puede sonar raro. Más si se toma en cuenta que de acuerdo con el Índice Global de Terrorismo, publicado por el Instituto para la Economía y la Paz, con sede en Australia, el país de Centroamérica tiene una puntuación de 0 en cuanto a afectaciones por ataques terroristas. Sin embargo, existe un par de anécdotas que relacionan al territorio nica con el extremismo.

Al mencionar el tema, el historiador Bayardo Cuadra comienza riendo y dice: “El terrorismo en Nicaragua no ha llegado…”, pero continúa, pensativo: “Aunque eso ha evolucionado mucho… Vos podés hacer terrorismo psicológico, terrorismo físico, pero en Nicaragua hemos sido menos inclinados a eso. Aunque sí hemos tenido gente loca, desquiciada, pero no han pasado de ser atentados”.

Entre estos atentados están las bombas zaguaneras. En el libro La Epopeya de la Insurrección, de Humberto Ortega, se describe que el 23 de julio de 1960, “motivados por el primer aniversario de la masacre estudiantil de León y por la experiencia de la Juventud Patriótica Nicaragüense, Germán Pomares en compañía de Jorge Navarro y Universita Ríos, se estrenaron con armamento militar y, durante varios meses, se dedicaron a la tarea de colocar niples y bombas zaguaneras en diferentes puntos de León y Chinandega”.

Cuadra recuerda que las bombas, caseras y rústicas, eran dispuestas en la casa de “algunos políticos para amedrentarlos y asustarlos”, pero tiene en cuenta que “cuando vos ponés una bomba en un zaguán, vos no sabés quiénes están ahí”.

Además de las bombas se puede mencionar a Enrique Haroldo Gorriarán Merlo, un argentino guerrillero que participó en el asesinato de Anastasio Somoza Debayle, en Paraguay. El hecho se dio el 17 de septiembre de 1980, en una lujosa avenida de Asunción, capital paraguaya. La banda de Gorriarán interceptó el automóvil en que iba el exdictador de Nicaragua, le dispararon con rifles de asalto M-16 y lo culminaron con lanzacohetes.

Otro acto que puede interpretarse como un intento para infligir miedo en el enemigo emana de la figura del general Pedro Altamirano, de sobrenombre “Pedrón” y considerado uno de los hombres de confianza de Augusto Sandino. Se dice que “Pedrón” era sanguinario en el combate y se le atribuye la autoría del “corte de chaleco”, una manera de asesinar con machete rebanando la cabeza, las piernas y los brazos de las víctimas.

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COMENTARIOS

  1. Alejandro T. Cajina
    Hace 8 años

    En Nicaragua hay terrorismo cronico que se manifiesta de muchas maneras. Terror que imponen los ladrones y criminales en los barrios. Terror a expresar libremente sus poiniones sobre temas como la cobtruccion del canal. Temor que impone el gobierno a sus adversarios politicos reprimiendo las manifestaciones contra el gobierno. Temor de los empleados publicos a ser echados de sus trabajos por no estar a favor del partido de gobierno etc, etc. Todo eso es parte del terrorismo que se vive en Nicaragua.

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