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Joaquín Absalón pastora

Cada miércoles

Ningún especializado en el rigor cotidiano de los calendarios, es indispensable. Son recursos emanados de la disciplina temporal para indagarse —o comprobar— en qué superficie se sostienen las plantas físicas y hasta psicológicas del ser. Como cualquier otro día, se puede poner en la agenda el acuerdo con el menester circunstancial.

Desde hace algún tiempo y contados con la exactitud progresiva y ordenada de la cifra, cada miércoles se pone de pie, se pone el vestuario de la rebeldía, hierve el son de la protesta. Lleva como mensaje central el reclamo porque se respete la voluntad sagrada del ciudadano que en el único día de ser autoridad tiene capacidad con la soberanía de su conciencia y la legitimidad de sus convicciones, elegir el destino de los candidatos a ejercer la primera magistratura de la República. Pero el sufragante ha sufrido la decepción de ser defraudado cuando finalmente descubre que ha sido asaltado, dado de baja el color del dedo que acaba de introducir.

Fácilmente descubiertos los antecedentes ha perdido totalmente la confianza y por eso cada miércoles —un día que se puso fijo por iniciativa del Partido Liberal Independiente, PLI— se suma hasta llevar contada la suma de su participación.

Pero con el correr del tiempo los objetivos cívicos del origen han sido violados —prostituidos— por elementos nocivos algunos con ansias de figuración, otros sospechosos de ser halagados por politiqueros con pretensiones de ser líderes históricos entre los cuales se cuenta un Venancio que no conoció la dirección de la sede del PLI en Ciudad Jardín en los tiempos de lucha por la unidad, otros infiltrados de opositores por orientaciones del partido oficial del gobierno, otros cautivados por el sueño de ser los beneficiarios de los sellos que el propio Consejo Electoral puede otorgar siguiendo las instrucciones de la cumbre.

En otros casos proliferan las tentaciones económicas en favor de los activistas especialistas cuyo mayor mérito es tener puntería mortal con las piedras. Otros se encargan de publicitar el mensaje de que ellos tienen matriculada la patente de los miércoles. Dueños absolutos del día como si el Sol fuera lámpara privada. Mezquindad puesta en el eje de una mesa motivada por el relajo.

Llevado el clima a una temperatura infernal y seguro de que la fuerza bruta seguirá imponiéndose sobre la razón sugiero que el propio PLI, sin renunciar nunca a sus actos de protesta nunca disminuidos en su valentía por la celebración de las elecciones libres apoyado frontalmente por la transparencia, cambie de estrategia, haga un replanteamiento que lo inhiba de la contaminación pues de alguna manera el mal olor se filtra en la cercanía, inducido por un mal que se hizo persistente e incurra en la ponencia de que “es mejor estar solo que mal acompañado” en el caso de ser imposible la idealizada contextura de la unidad, evite ser ultrajado por quienes no merecen ni remotamente vincularse o acercarse a sus principios, a sus mecanismos históricos de lucha.

Son dignos de admiración los nicaragüenses que asisten a los actos de acusación influidos por el propósito de no ser vulnerados en sus derechos ni mucho menos ser confundidos.

Votar para elegir es el acto primordial de la civilización política. Mientras persevere el rencor interior entre los mismos oponentes —no cabe duda— el FSLN seguirá triunfante en los palcos con las palmas en consenso.

El autor es periodista.

Opinión Consejo Electoral miércoles PLI protesta archivo
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