“¿Quién quiere ir al baño?” Fue la simple pregunta que respondió un niño de 7 años, a su profesor de música Roberto García Soza, para que desde entonces se convirtiera en víctima de abuso sexual y violación bucal, de forma reiterada por dos años, en el Colegio Centroamérica.
Ayer, después de seis audiencias de juicio, el juez Edén Aguilar, titular del Juzgado Tercero de Violencia de Managua, lo declaró culpable al profesor García, de ambos delitos, por considerar que las pruebas expuestas durante el juicio lo hacen responsable de los hechos acusados por la Fiscalía.
“El niño identificó plenamente a su agresor, describió dónde, cómo y en qué momento sucedieron los hechos. Su testimonio coincidió con la prueba presentada en juicio como los dictámenes forenses que señalan que tiene una lesión psíquica grave, producto de una vivencia traumática”, dijo el judicial al fundamentar el fallo de culpabilidad.
El judicial agregó que las psicólogas y psiquiatras, tanto privadas como públicas, del Instituto de Medicina Legal que atendieron al niño, coinciden en su diagnóstico. Las forenses señalan que el relato de la víctima es creíble, coherente, claro, preciso y coincide con las descripciones sensoriales de olor, movimientos, respiración del profesor cuando sostenía el acto sexual en la boca del menor.
“Estos aspectos que describió el niño no pueden ser inventados, solo pueden ser narrados por alguien que los ha vivido”, dijo el juez Aguilar.
Mientras el juez argumentaba paso a paso el porqué de su fallo de culpabilidad, los padres del menor lloraban. La mamá quien permaneció todo el juicio con un rosario entre las manos, se veía derrumbada emocionalmente, pero luego se incorporaba nuevamente a la triste circunstancia.
TODA LA PRUEBA COINCIDE
El juez dijo que no solo por los dictámenes forenses estaba dando un fallo de culpabilidad, sino que toda la prueba coincidió, por ejemplo dijo: “La oficial que realizó el recorrido de la escena del crimen con el menor y sus padres, dijo que el niño reaccionó al volver al lugar donde sucedieron los hechos (baños del colegio) y tuvieron que separarlo de las investigaciones”, dijo el juez.
También la oficial que revisó la computadora y el celular del acusado dijo que encontró material pornográfico en ambos aparatos, lo que coincide con el relato del niño, quien dijo que el profesor le enseñaba imágenes de sexo, argumentó el jurista.
“El niño no tiene interés de hacer daño y siendo la prueba suficiente para responsabilizar a Roberto García de los hechos acusados, lo declaro culpable de abuso sexual y violación agravada en concurso real. Mantengo la medida cautelar”, dijo el juez Aguilar.
María Lourdes Aguirre, defensa del profesor de música se limitó a decir que harían uso de la apelación como en derecho corresponde y que ahí expresaría sus agravios del porqué no está de acuerdo con el fallo de culpabilidad.
DEBATE DE PENA
La fiscal Belissa Martínez solicitó las penas máximas por cada delito. Por abuso sexual pidió 12 años de cárcel por ser la víctima un niño y el profesor actuó con ventaja, superioridad, dominio y control de las circunstancias.
Por la violación agravada pidió 15 años. Estas penas sumadas se duplican hasta 42 años porque la fiscal pidió una pena por cada año violado. (2013 y 2014).
DEFENSA NO APORTÓ PRUEBAS
Según el juez Edén Aguilar, titular del Juzgado tercero de Violencia, la prueba presentada por María Lourdes Aguirre, defensa del profesor de música Roberto García, lo que hizo fue dejarle claro que el Colegio Centroamérica se preocupa por la seguridad de sus alumnos, pero no contradijo la prueba de la Fiscalía. La psicóloga escolar mostró desinterés en conocer las circunstancias particulares vividas por el niño. “Guardó distancia, ubicándose desde una perspectiva institucional. Se preocuparon de la situación académica del niño, pero no de su parte sentimental del origen de ese rendimiento”, dijo el judicial.
También dijo que los conserjes que llegaron a declarar no tenían percepción de los hechos acusados y se contradijeron.