14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Las bicimujeres de Matagalpa

Dos mujeres arrodilladas en el piso examinan cuidadosamente los pedales de una bicicleta. Analizan por qué cada vez que “dan pedal” la cadena se suelta. Hablan de desarmar, rediseñar, soldar, cortar. Herramientas, una máquina de soldar y partes de bicicletas están en todo el lugar. Tres niños juegan correteando entre las máquinas. La mayoría de […]

Dos mujeres arrodilladas en el piso examinan cuidadosamente los pedales de una bicicleta. Analizan por qué cada vez que “dan pedal” la cadena se suelta. Hablan de desarmar, rediseñar, soldar, cortar. Herramientas, una máquina de soldar y partes de bicicletas están en todo el lugar. Tres niños juegan correteando entre las máquinas.

La mayoría de mujeres no saben siquiera andar en bicicletas. Y hace unos meses a algunas se les hubiera hecho difícil imaginarse soldando o cortando hierro, clavando, armando… Básicamente haciendo lo que sus esposos hacen. Una de ellas es doña Flor de María Úbeda, de 48 años, conocida como “La profe”.

En realidad, su atuendo no es precisamente para estar arrodillada en el suelo, más bien parece estar lista para ir a impartir clases en la escuela de la comunidad, que es su trabajo, aunque asegura que sus alumnos le reclaman porque quieren verla escribiendo, no soldando.

Ella pertenece al grupo Mujer al pedal, un proyecto que nació con el propósito de enseñar a las mujeres a ahorrar energía a partir de la construcción de “bicimáquinas”, que funcionan con energía cinética al pedalear. Entre los diseños que han elaborado están: una bicilicuadora, una bicilavadora casera, un bicigenerador de energía y un bicimolino, todos para facilitar el ahorro de energía en las casas de la comunidad y enseñar además que las herramientas no son solo para hombres.

BICI3

“En los hogares casi siempre las herramientas las tienen los varones. Soldar, cortar hierro, taladrar, yo sentía miedo de las herramientas eléctricas, pero estando aquí y solo éramos mujeres nos sentíamos en confianza. Nos arriesgamos y nos enseñaron. A pesar de que no lo habíamos hecho, lo hicimos. Algunas máquinas de las que ustedes ven las hicimos nosotros”, asegura doña Flor, orgullosa.

Doña Jacqueline Oporta, de 35 años fue la primera en enterarse del proyecto. Antes, solo veía la bicicleta de su hijo en el patio de la casa, pero “usted sabe que en las casas siempre son los hombres los que dicen que pueden armar y hacer esas cosas”, dice.

Una vez integrada al proyecto ella y su esposo intercambiaron papeles, pues ella empezó a asistir a clases para aprender a construir máquinas y él se quedó en casa cuidando a sus hijos.

“Como mujer me siento orgullosa porque yo nunca imaginé que iba a soldar, nunca en mi vida me imaginé que iba a soldar algo, pero ahora por lo menos en la casa mi esposo me que quiere soldar algo. Y yo le digo que allá con las máquinas que tengo en el grupo podemos soldarlo. Y solo me dice “Chocho, me la ganaron ustedes, porque no yo sé soldar y hasta vos sabés ahora”, cuenta doña Juana Cisneros de 40 años.

El proyecto fue una iniciativa de Nicole Landau, que conoció las bicimáquinas mientras estudiaba para una maestría en México. Landau, envió el proyecto a un concurso llamado Mujeres Ingeniosas, que fue desarrollado por Hivos y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en el cual resultó ganador. “La idea es que encontráramos a un grupo de mujeres dispuestas a construir bicimáquinas para no usar energía eléctrica o generarla con la fuerza del pedal”, afirma Landau.

El financiamiento fue de 6,000 dólares. Y en el Macizo de Peñas Blancas encontraron ese grupo de mujeres que buscaban. Compraron los materiales, herramientas y contrataron a dos profesoras que impartieron clases de mecánica a las mujeres cuatro veces a la semana durante un mes.

BICI2

“Creo que hay un cambio de perspectiva. Si yo sé algo más en mi vida es una oportunidad más. Me quedo sin trabajo, pues echo mano de lo que puedo hacer. Y lo bueno es que en otras partes uno tiene que ser modelo para poder entrar y por nuestras edad, máximas, mínimas, no ha habido una barrera. Nos hemos integrado el único requisito era ser mujer y querer y tener voluntad”. Rosa Lilian, 27 años. Madre soltera.

“Así empezaron todas, desde cero. Primeros nos enseñaron a desarmar una bicicleta, a armarla, a desarmarla, a limpiarla. Después nos enseñaron a trozar hierro, a soldar, a armar. Nosotros no teníamos ningún tipo de conocimiento. Soldar si es algo temeroso, pero uno aprende”, afirma Oporta. ” Cuando empezamos esto me avisaron que venía una muchacha y me preguntaron que si estaba dispuesta a trabajar en esto. Yo fui la primera que vino y me la encontré a ella”, dice doña Jaqueline.
Mientras amamanta a su hijo Rosa Lilian Cruz, de 27 años, está sentada en el bicimolino pedaleando, mientras otras mujeres revisan que esté funcionando bien. Lilian es madre soltera de dos hijos, aún vive en casa de sus padres.

Con la elaboración de las bicimáquinas las mujeres crean sus propios negocios. “Para mí es importante este proyecto porque nos ha venido a enseñar muchas cosas, es algo que le facilita el trabajo a las mujeres. En la casa a veces no tengo energía y no tengo licuadora, pero viendo este trabajo, es importante porque no gasta energía. Tenemos lavadora que súper importante en el hogar porque a las mujeres se nos hace difícil la lavada de la ropa. Es algo que nos puede generar empleo a nosotras las mujeres porque siempre estamos como dependiendo del marido, de lo que él hace. Pero esto nos puede generar empleo a nosotras, a construir máquinas, venderlas y generar nuestros propios ingresos es algo importante para mí”, dice doña Juana.

Mujer al pedal es un proyecto que inició en octubre. En noviembre, las mujeres hicieron una presentación de las máquinas a los habitantes de la comunidad. “El día final que concluimos las clases vinieron varios hombres. Uno me preguntó a mí: “¿y todo esto lo hicieron ustedes?”, “¿y ustedes soldaron?”, “¿aquí no ayudó ningún hombre?”, porque ellos manejan todas esas herramientas y sabe lo peligroso que pueden ser. Ellos, los hombres que estuvieron ese día dijeron “sí, las mujeres pueden”.

 

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. Pablo E
    Hace 8 años

    Y mujer aqui encallada en una hamaca.

  2. elgavilansegoviano
    Hace 8 años

    Da verguenza que a estas alturas del siglo vente y uno La Mujer Nicaraguense tenga que inventar por medios de desperdicios una Liquadora,……la Biciliquadora!,…..algo tan basico como un telefono,..que todos los Hogares del pais deberia de tener Nueva!,…pero gracias a las Ratas que estan en el poder, que tienen a el pueblo atrasado!,….no se puede!,……me recuerdan muchos los maravillosos carros caballo de el paraiso Utopico Communista Cubano de la Rata Millonaria de Fidel Castro!!,…..Viva Nicaragua Libre!!,…..

  3. Armando
    Hace 8 años

    No seria mejor aprovechar, utilizar la energia solar y/o la de viento, que evitaria el esfuerzo fisico de esas mujeres y seria mas productivo.

  4. Antonio
    Hace 8 años

    Que gusto da saber de mujeres emprendedoras.Animo muchachas que hay mucho potencial para que crezcan con ese proyecto.

  5. Adolfo Sequeira P.
    Hace 8 años

    Bravo a esas ingeniosas y atrevidas mujeres, mis respetos segnoras.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí