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Mauricio Herdocia: “En Nicaragua hay muchas brechas que llenar”

El expresidente del Comité Jurídico de la OEA analiza las elecciones legislativas de Venezuela, la actualidad de la educación superior en Nicaragua y opina sobre el último conflicto entre Costa Rica y Nicaragua: los migrantes cubanos.

Saco gris y corbata colorida. Expresión alegre por unos segundos y de pronto gesto concentrado. Tras esos ojos oscuros está un hombre que de joven participó en los Acuerdos de Esquipulas, en la Centroamérica de los 80, y que hoy es una de las voces más reconocidas para hablar sobre política internacional: el doctor Mauricio Herdocia.

Aparte de Esquipulas, que trajo paz a una tormentosa región centroamericana, Herdocia trabajó en la creación del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA); fue asesor de los presidentes Violeta Barrios de Chamorro y Enrique Bolaños; ocupó un importante cargo en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y presidió el Comité Jurídico Interamericano de la Organización de Estados Americanos (OEA). En la actualidad es el rector de la universidad American College, en Managua, pero por nada del mundo abandona sus pasiones: el Derecho y las Negociaciones Internacionales.

Herdocia se sentó con Revista Domingo para hablar sobre la crisis de migrantes cubanos en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, sobre la actualidad de la educación superior en el país tras el despido de tres académicos opositores al Gobierno en la Universidad Americana (UAM), sobre las elecciones legislativas de este domingo 6 de diciembre en Venezuela y acerca del fuerte intercambio de palabras entre Luis Almagro, secretario de la OEA; Nicolás Maduro, presidente venezolano, y Daniel Ortega.

¿Qué es la OEA y cómo funciona?
La OEA es un instrumento que reúne en un diálogo a los Estados Unidos y a Canadá con América Latina y el Caribe. Es un foro que tiene esa especialidad y por consiguiente ha jugado un papel fundamental en la interacción entre los países miembros y la promoción y defensa de los derechos humanos y la democracia. Hay que recordar que precisamente Nicaragua sale de la dictadura somocista con el apoyo de la OEA. En la décimo séptima reunión de consulta se produce una resolución que aún hoy no se ha podido replicar en ningún otro organismo donde se pide el remplazo del gobierno de Somoza. La OEA es un baluarte en la defensa de la democracia por medio de la Carta Democrática Interamericana.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, criticó duramente las elecciones legislativas de este domingo 6 de diciembre en Venezuela. El presidente de ese país, Nicolás Maduro, respondió con palabras soeces a Almagro. ¿En qué posición deja esto la relación de Venezuela con la OEA?
Yo creo que es normal que se produzcan estas diferencias. Y es positivo que un secretario general de la OEA, en este caso Almagro, haya tomado una posición fuerte alrededor de lo que él considera son los principios y fundamentos democráticos. Yo veo que el secretario general tiene forzosamente que jugar un papel pero no puede tampoco sustituir la voluntad y la decisión de los Estados. Es bueno tener a un secretario general que llame la atención sobre el tema de elecciones libres y la observación electoral internacional, porque son pilares fundamentales del modelo democrático.

Almagro escribió una carta abierta a Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, de 18 páginas largo donde exponía pruebas que permiten dudar de que haya elecciones transparentes este domingo…
La OEA tiene mecanismos para llevar adelante una verificación de estos temas. El derecho civil y el derecho político también son parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Creo que estas cuestiones tienen que verse a la luz de los informes de la Comisión, tienen que verse a la luz de los compromisos adquiridos por los estados y también hemos insistido siempre que la observación electoral es un buen elemento para dilucidar dudas, porque permite observar en el terreno no solamente lo que acontece en el propio proceso electoral en el día de las elecciones sino todas las etapas del proceso y verificar que existan las condiciones adecuadas para garantizar que este proceso se realice de la manera más transparente, limpia y de acuerdo a los estándares internacionales.

Estas mociones son las mismas que reclama Almagro pero la respuesta de Nicolás Maduro ha sido tacharlo de “basura” y Daniel Ortega también reaccionó diciendo que es “una vergüenza estar en la OEA” y llamando la carta de Almagro un “instrumento de injerencia y de intervención”.
Esto lo que refleja son puntos de vista contradictorios. Aquí lo que tenemos es un secretario que está haciendo diferentes planteamientos, pero ahora le corresponderá a los países miembros de la OEA tomar las decisiones colectivas necesarias y a los organismos de la OEA realizar las verificaciones correspondientes.

Maduro ha dicho que estos son los comicios más duros a los que se ha enfrentado el chavismo pero también ha negado la observación internacional. ¿Usted considera que Venezuela ha tomado pasos justos para garantizarle al pueblo un proceso transparente?
Siempre será posible obtener una valoración del proceso de elecciones y su nivel de ajuste a los estándares internacionales. Lo importante es que el proceso de realice, que sea transparente y que los resultados sean aceptados por ambas partes. Ahí vamos a tener que esperar cuál va a ser el desarrollo del proceso mismo y lo que la oposición tenga que decir al respecto.

¿Qué sanciones puede tomar la OEA cuando se prueba que hay corrupción en elecciones y que no se está escuchando al pueblo?
Bueno la OEA tiene poderes muy grandes y la prueba es que pudieron emitir hace décadas una resolución que pidió el remplazo de un gobierno. Es decir, las posibilidades de la OEA son enormes pero hay que probar que está sucediendo algo contrario al modelo democrático y se necesita la decisión sobre todo de los Estados de involucrarse solidariamente en la evaluación de esa situación.

Al hablar mal de Luis Almagro, Daniel Ortega vuelve a mencionar a los Estados Unidos de forma peyorativa, diciendo que el secretario está al servicio de los “yanquis”. ¿Por qué ese doble discurso, por un lado el “anti-imperialismo” y por otro el gran recibimiento a la nueva embajadora estadounidense en Nicaragua?
Sí, ahí está clarísimo que la respuesta del Gobierno de Nicaragua sigue la línea de la relación estrecha entre Nicaragua y Venezuela. Pero en el fondo, Estados Unidos ha definido una política según la cual, más allá de lo que diga Ortega, ellos lo que ven son sus intereses fundamentales, en este caso el apoyo que Nicaragua le brinda a Estados Unidos en la lucha contra la narco actividad. Estados Unidos mira un interés estratégico y por eso últimamente los diálogos entre ambos países han sido bastante positivos. La embajadora habla de democracia, seguridad y desarrollo pero básicamente detrás hay arreglos en la lucha contra la narco actividad.

¿Eso explica entonces que un día Ortega mal de Estados Unidos y otro día hable bien?
En determinados momentos siente el Gobierno de Nicaragua que debe respaldar a su aliado Venezuela pero por otro lado le interesa manejar un discurso con Estados Unidos a partir de esa área común que es la lucha contra la narco actividad. Y yo no sé si a Estados Unidos le importa eso o no, pero ellos miran más hacia los hechos que hacia la retórica.

Y a propósito del desarrollo que menciona Estados Unidos, si tocamos el tema de la educación, ¿cuál es su opinión como rector de la Universidad American College sobre el despido de los tres académicos de la UAM?
Bueno nosotros respetamos profundamente la autonomía de las instituciones académicas en Nicaragua y no nos gustaría generar ningún tipo de dudas sobre la situación que se está viviendo en la UAM. Nosotros creemos firmemente más bien en esos principios según los cuales debe existir absoluta libertad de pensamiento, de expresión y absoluta libertad de cátedra.

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¿Estos despidos dañan o no dañan la libertad de expresión, de cátedra?
Bueno yo no quisiera entrar a juzgar realmente lo que ha sucedido en la universidad por respeto… Somos instituciones que formamos parte del Consejo Nacional de Rectores, pero sí quisiera dejar claro que las instituciones de educación superior privadas se manejan de conformidad con los principios de respeto a la libertad de cátedra y al modelo académico que cada una ha escogido de manera libre.

¿American College no es susceptible a que ocurra algo como lo que pasó con la UAM?
Yo no quiero hacer comparación con la UAM ni con ninguna otra universidad. La universidad American College tiene un perfil muy propio. La idea aquí es que se den espacios de manera pluralista a todas las corrientes y desarrollar una educación que promueva el liderazgo, la democracia, la justicia social y el desarrollo integral. Sobre esa base construimos una educación que incorpora a fondo los valores de la institucionalidad democrática y un Estado de Derecho.

¿Hay temas prohibidos para los profesores?
No. Todos los temas están abiertos para las clases. Los profesores tienen libertad de cátedra. Por supuesto se siguen ciertas pedagogías, metodologías y cierta calidad en la educación, que son principios fundamentales, pero sin alterar la libertad de cátedra de cada profesor.

¿Entonces hay garantías de que en American College no se expulsan a docentes, a profesionales, por su color político?
No, no. Eso no existe aquí. Nosotros procuramos mantener una cultura de pluralismo.

¿Como rector de una universidad privada, cuál es su valoración de la educación actual en Nicaragua?
En Nicaragua hay muchas brechas que llenar. En primer lugar, hay que ver la educación primara, secundaria y universitaria como un esfuerzo concatenado, es decir, darle unidad a esa visión, porque no podemos olvidar que los estudiantes que llegan a las universidades traen enormes deficiencias resultados de los procesos educativos y de aprendizaje que han vivido en la primaria y secundaria.
Lo principal de todo esto es que tenemos que colocar la educación en un lugar prioritario en la agenda nacional. Y eso hay que hacerlo con el concurso de todos los actores. Tiene que existir una voluntad nacional sin distinciones ideológicas ni políticas para poder atender la inmensa cantidad de gente pobre, de gente desempleada, gente que requiere políticas más equitativas, que le permitan el acceso al desarrollo. Y la educación es la clave. Es la gran clave pero todos lo decimos y se queda muchas veces en retórica.
Si queremos una Nicaragua grande debemos tener una educación de calidad, que es la puerta grande del desarrollo sostenible.

 

Volviendo a asuntos internacionales, usted me hablaba que en décadas recientes la OEA ha logrado cierta integridad en la región centroamericana y latinoamericana, pero algunos episodios muestran una tendencia de deterioro en esa integridad. Por ejemplo, la relación entre Costa Rica y Nicaragua es un claro ejemplo de que hay división.
Yo he propuesto que cuando Costa Rica y Nicaragua reciban la sentencia de la Corte Internacional de Justicia de la Haya sobre el tema Harbour Head y la carretera, no basta con aceptar el fallo. Ese es un paso positivo, pero deberían emprender de inmediato la restauración de la Comisión Binacional y del grupo técnico bilateral, porque si no se hace así, van a surgir nuevas diferencias.
Esto no es nuevo. Costa Rica y Nicaragua han tenido épocas de oro en la relación binacional. El tiempo de doña Violeta por ejemplo, con José María Figueres, y el de tiempo de Abel Pacheco con el presidente Enrique Bolaños fueron épocas de oro, en donde realmente la relación fue fraternal, fue productiva, tuvo un alto impacto en la promoción de un clima de confianza y de buenas relaciones de amistad y cooperación.

¿Cómo valora la actitud de cada país con este tema de los migrantes cubanos, que ya suman cuatro mil quinientos en la frontera de Costa Rica?
Yo creo que ambos pudieron haber actuado de distinta manera. Aquí están involucradas dos caras de la misma moneda. En primer lugar es correcta la cara de soberanía en el sentido que cada Estado tiene derecho de ejercer su carta migratoria. Esto lo practica Costa Rica, lo practica Estados Unidos, y Nicaragua no tiene por qué no hacerlo. Pero la otra cara de la moneda es que hay que practicar esa política migratoria en el marco de los estándares de los respetos de los Derechos Humanos y de los principios humanitarios.

Nicaragua recibió a los migrantes cubanos con antimotines y el ejército, y hubo uso de fuerza bruta contra estos ciudadanos. ¿No hubo aquí una doble moral de cómo quiere Nicaragua que traten a sus migrantes versus cómo trató a estos cubanos que también buscan una mejor vida yendo hacia Estados Unidos?
Yo creo que en este caso hay circunstancias especiales relacionadas con la forma en cómo se produjo esta presencia en la frontera. Yo insisto en que es necesario combinar el aspecto de soberanía con los principios humanitarios. En este sentido, Nicaragua, como un país que produce migraciones, y como miembro de la comunidad internacional, debe tratar siempre de buscar soluciones a los problemas que se presentan con este tipo de poblaciones que viajan en condiciones sumamente vulnerables.

Pero en el SICA Nicaragua mantuvo su posición firme. No dobló el brazo…
Lamentablemente se abordó solo el tema desde el punto de vista jurídico. Es decir, el SICA dijo básicamente: “cada país resuelve esto soberanamente”, pero debió buscar una salida humanitaria. Me parece que ahí el SICA pudo hacer muchísimo más, porque ya hay una situación distinta. Ecuador suprimió el libre visado. Panamá también adoptó decisiones. Quiere decir que entonces ya vamos a tener un flujo, una llave que se va a cerrar. Para manejar la situación se deben sentar todos los actores junto con Estados Unidos y Cuba, fundamentalmente, y no cargar a los países de tránsito con todas las responsabilidades. Y por supuesto hay que involucrar a los organismos humanitarios. Hay que ver hacia el futuro y al elefante hay que comérselo en pedazos.

PLANO PERSONAL

El doctor Mauricio Herdocia Sacasa tiene 57 años, está casado y tiene tres hijos.

Hoy es el rector de la universidad American College pero en el pasado ocupó cargos políticos en Nicaragua y el mundo.

Divide su tiempo entre su trabajo, a atender a medios de comunicación, a la lectura, la escritura y su familia. Ha publicado dos libros, es defensor de la democracia y asegura no estar afiliado a ningún partido político. “Mi único partido político es mi país”, aclara.

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