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Desde el año 2006 los fabricantes de zapatos han mejorado las técnicas para la elaboración de calzado. LA PRENSA/ R. FONSECA

Calzado nica en sus mejores años

Los talleres de calzado nacional se reproducen en todo el país, permitiendo que las importaciones de zapatos extranjeros se reduzcan drásticamente.

El olor a pegamento de zapato inunda el recinto. Los hombres y las mujeres no levantan la vista ocupados en sus tareas. Mientras unos están cortando cuero, otros están cosiendo o tratando de ajustar el cuero a las hormas. Las mujeres están en las máquinas de coser o bien con un encendedor quemando el pelillo del cuero o del hilo.

En lo que más deben tener cuidado es en la cosida en la máquina. Un mal movimiento y se puede dañar el material. O, lo que es peor, que la mano quede atravesada por la enorme y fuerte aguja.

Así es el ambiente en una fábrica de zapatos, sea en Masaya o en Granada, las ciudades donde tradicionalmente se producen zapatos. Aunque ahora se elabora mucho calzado también en Managua, León, Estelí, Matagalpa, Boaco y en otros departamentos del país, explica el presidente de la Cámara de Cuero Calzado y Afines, Alejandro Delgado.

En este año, estima Delgado, en Nicaragua se producirán ocho millones de pares de zapatos, un millón más que en el 2014, y para 2015 esperan elaborar 8.5 millones de pares, debido a que el Ministerio de Educación (Mined) dio a hacer más de seiscientos mil pares a los talleres nacionales para el bono escolar. Antes el Mined compraba ese zapato a El Salvador.

Según Delgado, actualmente el sector cuero calzado está dejando a la economía del país entre 80 y 100 millones de dólares al año, gracias a la producción de aproximadamente 1,150 talleres de zapatos que existen en todo el país, entre micro, pequeños y medianos. Solo este año, según el representante gremial, se crearon cien talleres. “Pensamos que para el 2016 vamos a llegar a 1,300 talleres”, estima.

En uno de esos talleres, ubicado en Masaya y propiedad de Pablo José Henríquez, al menos se producen trescientos pares de zapatos en una semana. Este taller es pequeño y trabaja con al menos 11 personas. Pero hay talleres donde la producción es mayor, como la de Calzado Alex en Granada, propiedad de Alejandro Delgado, donde laboran no menos de noventa personas.

Los talleres de zapatos se han convertido en una fuente de empleo para personas con ciertas discapacidades, como no videntes, sin algún miembro inferior o superior o faltos de audición. Una cosa que descubrieron los dueños de talleres es que las mujeres son mejores que los hombres en eficiencia y disciplina en el trabajo. “Antes creíamos que las mujeres no eran para la fábrica de zapatos, pero ahora tenemos bastantes de ellas en los talleres”, dice Delgado.

En 2012 los mataderos de reses estaban exportando casi todo el cuero y eso hizo que 800 talleres y 100,000 personas se quedaran sin trabajo, pero el gremio descubrió que había una Ley, la 223, aprobada en 1996, la cual ordena que el Ministerio de Fomento Industria y Comercio apruebe las exportaciones de cuero hasta que las tenerías “hayan abastecido el mercado local”.

Leer más en: Se acabó la escasez de cuero

DIVERSIFICACIÓN Y TECNIFICACIÓN

El auge del cuero calzado estuvo precedido por años muy malos y deprimentes. En los años ochenta fue la mejor época para los fabricantes de calzado, pues por el bloqueo económico que sufría el país no había competencia extranjera y por año se llegó a producir 14 millones de zapatos.

En los años noventa, indica Alejandro Delgado, llegó a desaparecer el 95 por ciento de los talleres. Los fabricantes nacionales no podían competir con la calidad del zapato importado y en 1996, con la industria de calzado nacional totalmente caída, comenzaron a diversificar el producto introduciendo nuevos estilos de zapatos y nuevos colores, ya que solo trabajan el negro y el café.

En 2006 hubo una iniciativa del Gobierno, mediante el impulso del Ministerio de Finanzas de un proyecto que se llamó Innovación tecnológica. “Ya no usamos clavos (para pegar el zapato). Ahora tenemos nuevas técnicas de producción”, dice Delgado.

“Eso permitió (el programa) que varios talleres se tecnificaran, los que participaron en el proyecto, y ahora producen más zapatos. Talleres que antes producían 3,000 o 5,000 pares de zapatos subieron un 20 por ciento en su producción, porque están más tecnificados, tienen máquinas eléctricas, algunos compañeros ya tienen hornos eléctricos y eso ha permitido que tengan mayor calidad”, menciona.

Si en 2005 en el país se fabricaban apenas 250,000 pares de zapatos, para 2009 ya se producían 1,100,000 pares de zapatos al año. Este año esa producción crecerá más del 8.5 por ciento, según la última estimación de la Cámara de Cuero Calzado y Afines.

Lo mejor de todo, indica Pablo José Henríquez, es que el cliente nacional se va dando cuenta de que el zapato nacional tiene igual o mejor calidad que el extranjero, ya que antes se pensaba que el mejor zapato era el duro, pero lastimaba el pie, pero ahora se fabrica zapato de cuero suave gracias a la diversificación que han realizado en la elaboración de calzado.

El sector ya no solo elabora zapatos escolares y de vestir, también está apostando por fabricar sandalias, botas de seguridad y trabajo, botas vaqueras, entre otros.
Importaciones se reducen

Según Delgado, este incremento en la producción de calzado nacional ha permitido que Nicaragua reduzca las importaciones de este producto.

 

Lo más importante es que hemos dejado de importar calzado, cada año importamos menos. En el 2005 Nicaragua estuvo importando 15 millones de pares de zapatos aproximadamente, cada año hemos venido reduciendo esa cantidad y en 2015, según los datos que tenemos de las diferentes agencias, solamente se importaron 10 millones de pares”, dijo Alejandro Delgado, líder del gremio cuero calzado.

Talleres se reproducen

El trabajador que labora en la producción de zapatos gana más de seis mil córdobas al mes, dependiendo de la fábrica en la que se encuentre, explica el pequeño empresario Pablo José Henríquez, quien considera que este es un mejor empleo que el de una zona franca o de vigilante.

El oficio de elaborar zapatos se divide principalmente entre alistadores, montadores, los que cosen a máquina y a mano, y empacadores.

Los más antiguos de trabajar en los talleres se van asociando entre ellos o consiguen financiamiento para ir creando sus propios talleres. “Las fábricas de zapatos crecen como las células. De mi taller han salido como cuarenta talleres más”, dice Alejandro Delgado, propietario de Calzado Alex.

Suficiente cuero

En Nicaragua hay cuero para hacer al 60 sesenta millones de pares de zapatos en el año, explica Alejandro Delgado, pues los mataderos sacrifican al menos un millón de reses cada año y de cada una de ellas se hacen 40 pares de zapatos, más otros 20 pares que se fabrican de un subproducto del cuero. El cuero nacional ha mejorado la calidad y a eso se suma que en el país ya hay fábrica de pegamento y buenos importadores de materia prima, lo cual ha mejorado la industria del calzado, asegura Delgado.

Leer más en: Vecinos buscan calzado nica

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