Hasta hace una semana en Rivas se podía hablar de cualquier tema, menos de beisbol. El equipo estaba fracasando sorpresivamente. Los Gigantes estaban en el hilo de la asfixia, sin embargo tres victorias consecutivas hicieron que empataran al conjunto del Bóer en el tercer lugar y las alarmas que anunciaban la alerta roja dejaran de sonar, por lo menos por unas horas German Mesa puede pensar en que han encontrado el camino.
¿Es la resurrección que la directiva, fanaticada y cuerpo técnico esperaban? No todavía, pero son pautas con las cuales hay que seguir. El Rivas antes de salir del túnel perdía siete de sus últimos ocho partidos, nada que ver con las expectativas creadas sobre el material que tienen que era capaz de superar hasta el azar.
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Los Gigantes en el momento de dormir en el sótano bateaban .277 solamente detrás de los Tigres del Chinandega, anotaban 104 carreras siempre escoltando a los occidentales y cometían 18 errores, y tenían una efectividad de 3.47, siendo los últimos, además que permitían la mayor cantidad de carreras (83).
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No obstante, todo cambió. No fue casualidad el escalón en la tabla de posiciones. Ganaron en Rivas 1-0 al Bóer apoyados del picheo dominante de José Escalona y el jonrón de Dwight Britton, posteriormente volvieron a defender su casa ante el temible equipo de los Tigres del Chinandega. Vencieron 2-1 con Carlos Teller lanzando llama desde la colina y el relevo oportuno de Berman Espinoza y cerraron con broche de oro en Granada al ganar 6-1 con sello del zurdo Frank Del Valle y el respaldo de Ramón Flores y Mark Joseph.
¿Y EL BATEO DÓNDE ESTÁ?
Si hay alguien a quien agradecer el resurgimiento del equipo es al picheo. Esa ha sido la clave, de 3.47 pasaron a ser segundos en la Liga con 3.06, ahora no son los que permiten más carreras y de .264 ahora al picheo le batean para .247, una recuperación visible.
Pero ¿dónde está el bateo? Sigue perdido por alguna playa de Rivas, en las últimas tres victorias del equipo de los Gigantes tuvieron 95 turnos y conectaron 17 imparables para un pobre average de .179. De batear .277 retrocedieron a .267 y sumaron cuatro errores más en la defensiva.
A pesar de la preocupación de la directiva en contratar a peloteros de alto calibre, todavía resulta como un sueño difícil de creer que Wuilliam Vásquez, Carlos Sosa, Rubén Mateo y Jimmy González estén como en un barco sin brújula en la ofensiva.