El cotizado horario de la televisión nocturna, en Estados Unidos, se volvió un terreno de arenas movedizas en el año que está por terminar.
Fue un 2015 en el cual se desplomó la confianza depositada en una personalidad de las noticias de la pantalla chica.
También fue un año donde los debates presidenciales se volvieron algo que nadie debe perderse. A continuación, algunos de los grandes acontecimientos de la televisión estadounidense en 2015: El estilo Trump.
Donald Trump ha sido desde hace algún tiempo un rostro familiar en la televisión. Esa relación terminó abruptamente en junio, poco después de sus declaraciones incendiarias sobre los inmigrantes mexicanos, hechas al mismo tiempo que anunciaba que buscaría la candidatura presidencial por el Partido Republicano. En su nuevo papel se convirtió en un codiciado invitado en programas de entrevistas, noticiarios e incluso como anfitrión de Saturday Night Live.
EL CAMBIO DE BRUCE JENNER
Fue un tema destacado en 2015. En julio, la cadena E! estrenó la serie de corte documental I Am Cait, que relató la transición del antiguo Bruce Jenner a la nueva Caitlyn Jenner.
La campaña fuertemente orquestada incluyó una entrevista con Diane Sawyer para la cadena ABC y una cubierta de la revista Vanity Fair.
PERIODISTA BRIAN WILLIAMS
El conocido periodista Brian Williams, quien cubrió guerras para NBC News y fue conductor del noticiario Nightly News de NBC, cayó en desgracia al descubrirse que exageró algunas de sus coberturas periodísticas. Fue reemplazado por Lester Holt.
Aunque fue expulsado de la cadena NBC, al final fue considerado para trabajar en la cadena MSNBC.
OTROS DESTACADOS
Entre lo destacado de 2015 también figura el final de Mad Men, una serie dramática donde algunos dijeron que la televisión podía ser tan artística como el cine. Después de siete temporadas de retratar el estilo, la agitación y la mala conducta de los de cuello blanco de la década de 1960, concluyó de manera astuta.
Tiroteos: La atracción gráfica y la sensación de alarma que acompañan a los tiroteos en sitios públicos —desde sitios como San Bernardino, Colorado Springs y Charleston hasta París— parecen haberse vuelto un ritual para los telespectadores y los corresponsales que los cubren.