El pueblo judío, marchó por cuarenta años en busca de la tierra prometida, huía del oprobio, la persecución y esclavitud. Así mismo, los nuevos judíos errantes del siglo 21, los migrantes cubanos que han sido rechazados en la frontera por las fuerzas militares de Nicaragua, marchan en busca de la tierra prometida, los Estados Unidos de América, que para ellos y para muchos representan la ansiada libertad, democracia y prosperidad.
Dios reprendía a su pueblo elegido por haber abandonado los mandatos bíblicos, el pueblo de Israel pagó el precio de su desobediencia. Así mismo, los migrantes provenientes de esta isla comunista, cuyo pueblo abrazó casi en su totalidad el ateísmo marxista-leninista y su régimen anticristiano, sufren los efectos de otra tiranía.
En el caso del gobierno de Costa Rica, hay que reconocer que con astucia ha manejado la crisis humanitaria a su favor, ha asistido con alimentos, ropa, techo y medicinas a los casi 4,500 migrantes, suma a la que ascienden el total de migrantes según la más reciente información del diario LA PRENSA. Los costarricenses no pierden la oportunidad de hacer quedar mal a Nicaragua, a como en efecto ha sido en este caso, cuestionado como un Estado paria, violador de los derechos humanos más elementales, y por su lado ellos se presentan como los humanistas de la historia.
Es irónico que durante la guerra de 1979 el general Somoza acusaba a Costa Rica de entrometerse en los asuntos internos de Nicaragua, al apoyar con su territorio a las guerrillas marxistas que invadían el país, y les advirtió que en manos del comunismo el éxodo nica hacia Costa Rica sería indetenible, a como en efecto lo fue. Hay más de quinientos mil nicaragüense en ese país que ya no es Costa Rica, sino “Costa Nica”.
Si bien es cierto que no es admisible ni justificable legalmente la invasión de dos mil personas al territorio nacional, también es cierto que la represión contra los cubanos de parte de miembros del Ejército de Nicaragua, enfundados en trajes de campaña y con armas de fuego, ha sido más oprobiosa que la realizada en los estados europeos contra los migrantes sirios. En Europa han tenido el humanismo de preparar campamentos y realizan el control fronterizo con fuerzas policiales y no con instrumentos y fuerzas de guerra convencional, como fue el caso de Nicaragua.
¿Qué podremos aprender los nicaragüenses de este caso? La lección es única y actual, los pueblos debemos luchar en todas las formas contra los tiranos, contra Fidel Castro, Daniel Ortega, Hugo Chávez y toda la parafernalia totalitaria del socialismo del siglo 21. Los dictadores conducen inevitablemente al fracaso económico y social de sus países. Donde no hay libertad no hay progreso, donde no hay democracia no hay libertad. Si los nicaragüenses no luchamos contra el dictador Ortega quedaremos como los cubanos, a la deriva.
El artículo 7 de los Estatutos del Partido Liberal Independiente (PLI), primera fuerza de oposición en nuestro país, establecen: “en el caso de tiranía y opresión, se reconoce el Derecho a la Rebelión”. Y en eso concuerda con las sagradas escrituras que con toda la sabiduría de Dios no admiten la opresión ni la injusticia.
El autor es Abogado y Notario Público.