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Marvin Saballos Ramírez

Desaparición de la generación del terremoto

Managua 1972, una ciudad con alma e identidad que despertaba a la modernidad y tecnología del último tercio del siglo XX.

Managua 1931, una ciudad que exhibía sus avances urbanísticos resultado de la capitalidad en desarrollo, un alma romántico-modernista con los aires del siglo XIX y el despertar del siglo XX.

La misma ciudad en dos épocas que las marcaban con distintas identidades, pero compartiendo el mismo sino: la destrucción de sus centros urbanos por los cataclismos sísmicos del 31 de marzo de 1931 y del 23 de diciembre de 1972. Y con ello, la pérdida no solamente de su perfil urbano, construido a lo largo de generaciones, sino también de todo un estilo de vida, una cultura, de un clima psicosocial particular, de todo un estilo de vida asociado a sus circunstancias materiales.

En este 2015 estamos cumpliendo 43 años del terremoto de 1972. Significa ello que cerca del 75 por ciento de sus actuales habitantes no habían siquiera nacido cuando ocurrió la catástrofe (INIDE, 2015). Quiere también decir que los sobrevivientes con edades entre 43 y 59 años, quienes son cerca del 17 por ciento de la población, eran apenas niños o adolescentes cuando ocurrió la tragedia y tendrán recuerdos infantiles, difusos. Quienes tuvimos la oportunidad de vivir parte de nuestra vida adulta en la Managua terremoteada somos ya todos viejos mayores de 60 años y constituimos apenas cerca de un seis por ciento de la presente población urbana; pero es más, la generación que realmente tuvo la experiencia vital de crecer, madurar, trabajar, y ser parte de aquella Managua que tiene ahora 80 años y más y solamente son el uno por ciento de la población. O sea generacionalmente estamos desapareciendo y ello hace imperativo contribuir al rescate de la memoria histórica de esa época.

Hay muy buenos ejemplos de producciones que contribuyen a ese rescate en las artes y en las ciencias: el dramático poema Réquiem a una ciudad muerta, de Pedro Rafael Gutiérrez, escrito en medio del duelo colectivo producido por la tragedia, es una de las muestras impactantes; las canciones de Carlos Mejía Godoy Que Viva Managua, Panchito Escombro, las pinturas murales del Palacio de la Cultura; en lo bibliográfico Managua en mis recuerdos de Luis Hernández, Managua en la memoria de un poblano de Roberto Sánchez, Managua 1972 de Nicolás López Maltez, ¿Quiénes construyeron Nicaragua? de Eddy Khull, Richter 7 de Pedro Joaquín Chamorro C.; los programas radiales de Bayardo Cuadra, de Mario Fulvio Espinoza, autor también de sabrosas crónicas anecdóticas de la vieja ciudad, el programa televisivo ¡Que Viva Managua! de Manuel Espinoza Henríquez. Referencias en mi memoria sin pretender exponerlas todas.

El parque temático que la Alcaldía de Managua inauguró en el malecón del lago, el cual consiste en una reproducción a escala de la Antigua Avenida Central o Roosevelt, es un excelente recurso didáctico, ya que al ser un paseo atractivo, es también un medio para que adultos, jóvenes y niños recreen un trozo significativo de la vieja urbe y se motiven en conocer más de ella, sobre la gente que la habitó… y sobre la razón de su desaparición. Ejecutada por Gonzalo Chavarría, se basó en un estudio exhaustivo de los documentos y testimonios disponibles.

La Managua del siglo XXI, aún sin un centro vertebrador, sigue en la construcción de su perfil, en la búsqueda de su alma. Conocer sus raíces y lo que ha acontecido con los esfuerzos urbanos y las sociedades que le precedieron es una necesidad urgente, tanto para cimentar su identidad, como para tener conciencia de los riesgos a los que se enfrenta y a los medios de mitigarlos. Es el momento generacional de fortalecer e impulsar iniciativas que recuperen la memoria histórica para asentar el futuro urbano.

El autor es sociólogo.

COMENTARIOS

  1. Madeline
    Hace 8 años

    Muy buena remembranza de la epoca del terremoto del ’72, pero creo que el porcentaje de personas – que en ese entonces viviamos en la capital (Managua) y que aun quedamos – es un poco mas de lo estimado, si contaramos a las personas que por alguna razon estamos fuera del pais. Habemos muchisimas personas que vivimos lo que se nos relata, como olvidar ese dia si precisamente es el dia de mi cumple!, y como presagio de que ya no volveriamos a visitar mas el centro de Managua, mi tio favorito nos llevo de paseo una semana antes del terremoto al malecon al “play n park” para darnos la vuelta en la rueda chicago y luego fuimos al centro a disfrutar de un delicioso e inigualable chopsuey en un restaurante chino que abundaban en ese entonces en la vieja Managua. Estos recuerdos que comparto eran apenas de una niña de menos de 8 ocho años, y aun los tengo presente como si fuera ayer.
    Todos los 23 de Dic. guardaba la reseña sobre el terremoto del ejemplar de La Prensa para mostrarle -ahora a mis hijos- lo que se vivio en nuestra hermosa Managua hace 43 años, como pasa el tiempo!

  2. Miguel Angel
    Hace 8 años

    cuanta razon tiene el señor Saballos, tengo 50 años, y tengo esos recuerdos difusos, viviamos del cine Mexico media cuadra al sur, recuerdo que mas abajo estaba el cine Maria, el Gancho de Camino era de lujo en ese entonces, segun yo, frente al cine quedaba la tienda La Pequeña Lulu, y bastante al sur, y “lejos” de mi casa esta la Mansion Luis Somoza, hoy Ministerio de Defensa. Las calles eran pavimentadas y ahi jugabamos beisbol con bola de trapo, frente a mi casa habia una ferreteria, no me acuerdo el nombre.
    Un dia como hoy hace 43 años, fui con vecino, recuerdo que llama o llamaba Emilio, a dar una vuelta a la manzana, vimos la destruccion causada por el terremoto, el dolor de la perdida del ser querido, la llanto de las heridas, en veinte minutos que nos escapamos de nuestros padres, dos niños de menores de diez años palparon la agonia de su hermosa ciudad capital. Pero a pesar de eso Managua sigue siendo nuestra Linda Managua, solo ayudemosle un poco a vivir mejor.

  3. Gonzalo Chavarría Centeno
    Hace 8 años

    Excelente reflexión Marvin Saballos. La generación que vivió en Managua antes del 72 se está terminando y con ella la nostalgia y los recuerdos que han mantenido vivo el tema del terremoto como experiencia única que cambió sus vidas, que cambió la geografía de la ciudad y hasta sus costumbres. Las nuevas generaciones difícilmente se pondrán a averiguar sobre esto a no ser los que escogen alguna carrera de estudio relacionada con el tema, como Arquitectura o Ingeniería. La importancia de ese hecho histórico para las nuevas generaciones es el aprendizaje de cómo vivir en una ciudad que estará en riesgo sísmico siempre, para lo cual, además de construir correctamente habrá que prepararse todo el tiempo para enfrentar en cualquier momento una situación similar reduciendo al mínimo los daños en todo sentido. Gracias Marvin por es artículo.

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