Se dice que Nicaragua está cerrando otro año de crecimiento y bonanza económica. Pero los economistas independientesobjetan que a pesar de que el crecimiento económico de
Nicaragua es porcentualmente el más alto de Centroamérica, la riqueza producida es menor que la de cualquier otro país del área, debido al pequeño tamaño de la economía nicaragüense.
También advierten que el crecimiento económico de Nicaragua no es sostenible, porque se ha debido en gran parte a la cooperación petrolera venezolana que ya ha disminuido y tiende a desaparecer. Y además se duda de las cifras económicas oficiales porque el régimen orteguista oculta información, o la “filtra” según sus conveniencias.
No obstante, es innegable que el país está creciendo económicamente. Esto se puede percibir a simple vista, sobre todo en Managua y otras ciudades grandes del país. Para verlo no se necesita ser empresario próspero, ni tener grados académicos en Ciencias Económicas.
Tampoco se puede negar que ha sido en los últimos años, o sea bajo el Gobierno del presidente inconstitucional Daniel Ortega, que Nicaragua ha crecido más en años consecutivos. Lo cual se debe a diversos factores, objetivos favorables y al manejo responsable de la macroeconomía, por parte de un “nuevo” Daniel Ortega que al parecer aprendió las lecciones del desastre económico en el período revolucionario de los años ochenta.
Pero si bien Ortega no ha repetido los errores económicos del pasado, no se puede decir lo mismo de las aberraciones políticas. No hay correspondencia entre la conducción responsable de la macroeconomía y la asociación gubernamental con la cúpula empresarial, con el manejo autoritario del poder político, el avasallamiento de las instituciones, las restricciones de las libertades públicas y los derechos democráticos, los fraudes electorales, etc.
Por otra parte, Nicaragua no es el primer país ni el único en el cual la economía crece óptimamente bajo una dictadura. Chile se desarrolló económicamente de manera envidiable durante la cruel tiranía anticomunista del general Augusto Pinochet. China, gobernada por una despiadada dictadura comunista, ha prosperado económicamente de modo impresionante desde queemprendió el camino del capitalismo de Estado.
Taiwán, Corea del Sur y Singapur también crearon pujantes economías bajo férreas dictaduras, pero al cabo de cierto tiempo evolucionaron a la democracia. Y aunque la dictadura comunista de China pareciera inmutable, a largo plazo su prosperidad económica no es compatible con la ausencia de libertad y de alguna manera tendrá que adoptar el sistema político democrático.
Además, ¿por qué sacrificar a la gente con férreas y crueles dictaduras a cambio del crecimiento económico? Para alcanzar los logros económicos que exhibe actualmente el régimen de Daniel Ortega no era necesario arrinconar y prácticamente liquidar a la oposición,
absorber casi todos los medios de comunicación, sustituir las elecciones transparentes con fraudes electorales,
desvirtuar el estado de derecho, someter todas las instituciones a un poder dictatorial.
La verdad es que lo que se ha logrado económicamente en estos últimos años, y más todavía, se habría podido conseguir sin necesidad de que Daniel Ortega desvirtuara las instituciones, pervirtiera la conciencia ciudadana e impusiera una oprobiosa dictadura caudillista.