A pesar de la relativa calma en las comunidades indígenas de Waspam, donde no se reporta otro ataque armado de colonos desde el 17 de diciembre, representantes indígenas señalan que la tensión y las amenazas por los conflictos territoriales en el Caribe Norte son latentes.
Tres de los cinco secuestrados en diciembre en La Esperanza, Río Wawa, permanecen desaparecidos. Esperanza y Wisconsin están bajo resguardo de algunos hombres, mientras que mujeres y niños siguen refugiados en Santa Clara y Francia Sirpi.
“Enviaron un mensaje, que si querían que liberaran a los tres indígenas debían llegar a una loma al otro lado del río Wawa, pero nadie fue, no se pueden exponer”, dice Lottie Cunningham, directora del Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (Cejudhcan).
Según reportes de Cejudhcan, la Policía, el Ejército y representantes del Gobierno se han reunido con el Consejo Pastoral de Bilwi, pero no han respondido a sus peticiones de visitas a las zonas en conflicto.
LA PRENSA intentó contactar al comisionado mayor Yuri Valle, jefe de la Policía en esa zona, pero vía mensaje de texto se excusó por no poder atender llamadas y preguntó de qué se trababa la consulta. Al preguntarle sobre la situación en Waspam y la ausencia policial en los territorios en conflicto, dejó de responder.
“Ellos (los colonos) han hablado de cohabitar la zona, no se puede hablar de cohabitar un lugar donde prácticamente hay genocidio”, expone Cunningham.
Una delegación de Cejudhcan recopiló testimonios, fotos y videos en estas comunidades para un informe que presentaron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).