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Humberto Belli

Ortega y Somoza: ¿por el mismo camino?

Somoza García tuvo muchos aciertos que, junto con circunstancias externas como los buenos precios de las exportaciones, apuntalaron su gobierno: amistad con el sector privado, la Iglesia y los sindicatos, así como su astucia para enfrentar adversarios. Pero sucumbió a pasiones que empañaron su prestigio y legitimidad, y terminaron siendo causa directa del entierro de su dinastía.

Su pasión dominante fue el poder. En su afán por agrandarlo y no soltarlo nunca, atropelló la institucionalidad y torpedeó la transición democrática que había impulsado la ocupación norteamericana. Contrario a la común interpretación histórica, Somoza, lejos de ser un títere de Estados Unidos, frustró los esfuerzos de Washington por enrumbar el país hacia la democracia.

Desde su primera intervención en 1909, hasta su última salida en 1932, uno de los principales objetivos de la ocupación norteamericana fue crear en Nicaragua una fuerza militar, apolítica y profesional, capaz de romper con la tradición, tan dañina para la paz, de ejércitos partidistas fieles al caudillo de turno. Otro objetivo fue crear un aparato electoral que permitiese al pueblo elegir y cambiar gobernantes a través de los votos y no del plomo.

Para lograr lo primero los diplomáticos norteamericanos se enfrascaron en una ingeniería difícil, tratando de balancear los oficiales de origen conservador con los de origen liberal: idearon ternas con 25 candidatos propuestos por cada partido. El presidente debía seleccionar dentro de ellas 15 liberales y 15 conservadores. Junto a esto crearon una novel academia militar, con criterios de promoción basados en méritos profesionales y no en simpatías políticas.

Para lograr lo segundo se estableció una legislación electoral equilibrada y una autoridad electoral presidida inicialmente por un norteamericano. Bajo esta se efectuaron las primeras elecciones verdaderamente limpias y participativas en la historia del país: la de 1928, que ganó Moncada, y la de 1932, que ganó Sacasa. La esperanza de Washington, en palabras de su delegado Stimpson, era que estas elecciones servirían “como una guía y pauta a la que mirarían los nicaragüenses, pues habiéndoles mostrado los americanos que tales elecciones eran posibles, se animarían en el futuro a adoptar permanentemente un sistema de elecciones libres”. Añadiendo: “El salvar a una nación de la anarquía; el terminar con un vicio político centenario que había destruido su posible democracia; el enrumbar a esta nación por el camino de un auto gobierno ordenado… me parecía una meta digna de todo esfuerzo”.

Desafortunadamente, estos pilares soñados de la democracia; un ejército apolítico y profesional, y un sistema electoral confiable, fueron saboteados tras marcharse los marines. El primero en hacerlo fue Sacasa: en violación de los acuerdos escogió tres coroneles liberales de los primeros cinco nombrados y seis mayores liberales dentro de los primeros ocho. Somoza agravó con gusto este giro purgando del ejército a oficiales leales a Sacasa y a prácticamente todos los conservadores. Luego dictaría promociones en base a criterios políticos, hasta hacer jefe de la Guardia Nacional (GN) a su hijo Anastasio y terminar convirtiendo a la institución en una guardia pretoriana al servicio de su familia.

Igualmente, Somoza subvirtió la neutralidad e independencia del sistema electoral, cuya manifestación más flagrante fue el fraude de 1947, en que impuso a su candidato Leonardo Argüello. También rompió los marcos legales, recurriendo a dos golpes de Estado; el primero contra Sacasa y el segundo contra el mismo Argüello, y enmendando varias veces la Constitución —con la complicidad de una Asamblea servil— para prolongar su período y para reelegirse.

A todo lo anterior se añadió otro factor que abordaremos y que sugiere cómo, en la historia, se repiten a veces los caminos: el extraordinario enriquecimiento de la familia Somoza.

El autor fue ministro de educación y rector de Ave María [email protected]

Opinión Daniel Ortega Nicaragua Somoza archivo

COMENTARIOS

  1. Maquiavelo Maquiavelando
    Hace 8 años

    ciertos diarios tambien son cumpables al borrar ciertos criterios por ego nacionalismo ya que varios me dijeros que para que comentar si lo borran los comentarios ustedes saben de quien.. o sera que le pagan $$$

  2. ortega y somoza DOS dinastas
    Hace 8 años

    Ortega y Somoza son la misma cosa ambos son las DOS caras de una misma moneda tienen cosas en comun DOS dictadores DOS destinos DOS caminos.

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