En los últimos tiempos se han hecho más intensa la búsqueda de personas con la capacidad de poder lidiar con distintas situaciones en las organizaciones e instituciones, e incluso en las familias, dado que en un mundo cambiante y competitivo desde las familias hasta las grandes organizaciones necesitan liderazgo que genere buenos resultados.
Si analizamos los distintos líderes de reconocimiento mundial, incluyendo aquellos antes y después de Cristo, poniendo a Jesús como el modelo innato de liderazgo, podemos ver que desde Noé liderando la salvación de la humanidad ante un desastre como el diluvio, hasta Steve Jobs revolucionando la era de la informática, el liderazgo tiene esencias fundamentales, como el carisma del que mucho se habla, deseo de aprender y conocer, y por último, desarrollar la capacidad de transmitir.
Existen distintos modelos de liderazgo y lo más importante de ello es el reconocimiento honesto de asumir una responsabilidad de la cual implica mucho compromiso, dedicación, y por sobre todo un reto desafiante que hace que busquemos lo mejor de nosotros para ayudar a los demás.
Existen dos tipologías de líder de manera general, una de ellas es el líder erróneo y el otro el líder asertivo. En el primer caso, el líder erróneo centra la base de su liderazgo en el cargo o en el puesto, lo que hace que en lugar de colaborar únicamente está para pedir, solicitar y penalizar. Este tipo de líder llega a esa situación producto de la falta de compromiso para aprender, la falta de asesoría adecuada y la inmadurez de poder sostener en sus hombros una responsabilidad de esas dimensiones.
En el caso del líder asertivo centra su estilo de liderazgo en el reconocimiento de su tiempo, está consciente de que el cargo, el puesto o la situación encomendada es transitoria, bajo esta premisa sabe que tiene que hacer lo mejor para generar resultados positivos y lograr satisfacer las necesidades de los grupos interesados. El líder asertivo es un conciliador por acciones, se rodea de personas idóneas, posee la capacidad de practicar humildad en los momentos precisos que le ayuden a tomar las mejores decisiones.
En la era moderna podrán sobrevivir únicamente aquellas organizaciones que cuentan en sus recursos humanos personas con liderazgo, personas que piensen, analicen y propongan. Líderes que asuman el reto de aprender con humildad y de transmitir con sencillez, promoviendo un liderazgo con cultura de ejecución.
En el contexto que vivimos es urgente pasar del liderazgo dogmático que se nos ha inculcado al liderazgo pragmático, que hace de las personas el elemento inspirador mediante el modelo de servicio que fue desarrollado por Jesús en su primera venida. Jesús habló de vivir un día a la vez, y en ello nos dejó claro que cada día tiene su afán y que cada tarea debe realizarse en su momento.
Es el momento de escoger o transformar el estilo de liderazgo, en seguir siendo líderes erróneos o buscamos ser líderes asertivos, para ello es importante mantener la coherencia en lo que se piensa, lo que se expresa y lo que se hace, con el tiempo eso se llama experiencia y se concluye como sabiduría. Contar con líderes sabios es un lujo para quien los tiene y encontrarlos un reto para todos.
El autor es economista y abogado.
