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José Antonio Zarraluqui

¿Armas para qué?

El derecho a poseer armas vuelve a discutirse con vehemencia en los Estados Unidos (EE. UU.) Porque cada cierto tiempo algún orate o terrorista se arma hasta los dientes y organiza una matazón de padre y muy señor mío.

Ahora la autoproclamada progresía exige el control de las armas de fuego por el peligro ciudadano que representan, aunque las estadísticas no respalden sus argumentos. Y Barack Obama a comienzos de año anuncia medidas ejecutivas que, si bien reconoce no impedirán los asesinatos masivos, son un intento de obstaculizar la adquisición y posesión de armas, ya que el congreso, atendiendo a la mayoría de la población, se niega a prohibirlas. Estuvo emotivo el presidente al recordar a las víctimas menores de edad, hasta lloró.

Entretanto, en Texas, lejos de recortar el derecho a portar armas lo expanden al entrar en vigor la autorización de llevarlas a la vista. La pugna se ha puesto al rojo vivo porque el gobierno saca de Guantánamo a peligrosos talibanes y miembros de al Qaeda, los manda al extranjero y ellos vuelven al terrorismo, saca de las cárceles locales a peligrosos criminales y no expulsa a los extranjeros ilegales aunque cometan crímenes horribles, aparte de los refugiados musulmanes que están entrando sin posibilidad de ser chequeados.

La ciudadanía reacciona armándose más, amparada por la segunda enmienda de la Constitución, que permite las armas no para practicar la caza, aunque también, sino para la protección de personas, hogares y negocios y que la nación continúe siendo libre.

Fidel Castro entró en La Habana el 8 de enero de 1959 tras recorrer la isla desde la Sierra Maestra en olor de multitudes y ese mismo día soltó dos kilométricos discursos, uno en la terraza del palacio presidencial y otro en el campamento militar de Columbia. Allí dejó claro que no iba a tolerar que las otras guerrillas –Directorio Revolucionario y II Frente Nacional del Escambray– conservaran las armas con las que habían luchado contra el presidente Fulgencio Batista. Dijo: “Quiero hacerle una pregunta al pueblo… ¿Para qué están escondiendo armas en distintos lugares de la capital?… ¿Para qué? Y yo les digo que hay elementos de determinada organización revolucionaria que están escondiendo armas… Cuando todos los derechos del ciudadano han sido restablecidos, cuando se va a convocar unas elecciones en el más breve plazo posible, ¿armas para qué? ¿Esconder armas para qué? ¿Para amenazar aquí con quebrantar la paz? ¿Para crear organizaciones de gángsteres? ¿Es que vamos a volver al gangsterismo por las calles de la capital? ¿Armas para qué?” Por supuesto, Castro las confiscó todas en un periquete y, a partir de ahí, banderín abierto para abusar, para insultar, para expropiar, para expatriar, para encarcelar, para torturar, para fusilar.

Tanto así, que casi sesenta años después los gladiolos con que las damas de blanco desfilan los domingos les parecen a esos energúmenos peligrosísimas armas y se los arrebatan y los pisotean, y a ellas las empujan, les pegan, les halan los pelos, las escupen, las arrastran, las patean y se las llevan presas, a veces tipos de uniforme, a veces viandantes que, como explican después las autoridades, andan casualmente por la zona y no soportan impasibles a tantas mujeres malvadas. Pero nadie piense que la aversión a que el pueblo se arme es una mahomía peculiar de la mafia terrorista cubana: muchos otros comunistas —los compañeros Lenin, Stalin, Mao, Pol Pot, Ho Chi Minh, los Kim, Ceaucescu, Chávez, Ortega— o fachas —los compañeros Hitler, Mussolini, Perón— más cuanto dictador ladrón accedió al poder reclamaron enseguida el monopolio armamentista y convirtieron en esclavos a sus pueblos. En África, en Asia, en Europa, en América Latina, dondequiera. Menos en los EE. UU. ¿Tendrá algo que ver la segunda enmienda? ©FIRMAS PRESS

El autor es analista político.

COMENTARIOS

  1. Juan
    Hace 8 años

    Los USA estan en un estado de decadencia y violencia. Se matan asimismo y la policia mata indiscriminadamente, hacen guerras a pueblos debiles y son responsables de matanzas sanguinarias con impunidad. Esto es parte del colapso final que se acerca y que hara al mundo un lugar mas inseguro.

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