14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Francisco y Libertad Gutierrez, miembros de la Comunidad de matrimonios Retrouvaille. Managua 31 de julio de 2015. FOTO LA PRENSA/Lissa Villagra

El arte de vivir en sagrada comunión

Ciertamente, todo matrimonio ha pasado por problemas y algunas veces por problemas muy duros y difíciles que llevan hasta el rompimiento de la misma pareja. Como dice el refrán: “El que se casa por todo pasa”. Construir un matrimonio, una familia, un bello hogar… NO ES FÁCIL. Como decía el papa Francisco: “El matrimonio no […]

Ciertamente, todo matrimonio ha pasado por problemas y algunas veces por problemas muy duros y difíciles que llevan hasta el rompimiento de la misma pareja. Como dice el refrán: “El que se casa por todo pasa”.

Construir un matrimonio, una familia, un bello hogar… NO ES FÁCIL. Como decía el papa Francisco: “El matrimonio no es un camino llano, sin problemas. De lo contrario, no sería humano. Es un viaje comprometido, a veces difícil, a veces complicado, pero así es la vida”.

El matrimonio supone y lleva consigo el bello deseo de llevar a cabo la vida en común, “en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad”. Y construir esa vida en comunión conlleva conciencia de que es una labor que solo se puede llevar a cabo porque en ambos hay un gran amor, dos corazones unidos en uno. Llevar a cabo un bello matrimonio es un arte en el que siempre hay que aprender, ejercitar y mejorar.

Dios no nos ha creado para ser hombres “islas”, sino para caminar en la vida en comunión con los demás. Por eso, cuando Dios ve que el hombre está solo, nos dice el libro del Génesis, que se dijo a sí mismo: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada” (Gen. 2, 18).

El matrimonio es el camino normal que rompe con la soledad y construye nuestro deseo de vivir en comunión: “Dejará el hombre a su padre y a su madre y serán los dos una sola carne” (Gen. 2, 24).

Si la comunión entre ambos esposos no marcha, vivirán, pero en soledad; no serán felices. Pero, si la comunión entre esposos marcha, se hará realidad en ellos el decirse mutuamente: “Este (o esta) sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gen. 2, 23).

El matrimonio, pues, es una opción por vivir en comunión, y vivir en comunión es una labor: de esfuerzo común, de voluntad decidida de ambos, de interés común de caminar juntos en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad.

Los problemas, sin duda alguna, vendrán. Pero los problemas entre esposos deben ser siempre oportunidades que se presentan “para madurar más la comunión entre ambos”. Por ello, el matrimonio debe enriquecerse de esos grandes valores que enriquecen la mutua unión:

—El esfuerzo por comprenderse y entenderse mutuamente.

—Aceptarse mutuamente como son, y respetarse con sinceridad el uno al otro en todo momento.

—Fomentar el diálogo sincero, capaz de llevarles a escucharse y a hablarse con todo amor.

—Capacidad para saber aguantarse y perdonarse.

—Amarse ambos de verdad, con todo el corazón: gran secreto de la felicidad y,

—Lógicamente, un matrimonio creyente debe dejar a Dios que esté siempre presente en sus vidas, como lo estuvo en los esposos de Caná de Galilea.

Los problemas siempre existirán; pero, cuando Jesús es un invitado permanente en el hogar (Jn. 2, 2), nunca les faltará el vino del amor (Jn. 2, 6-10), la fuerza que jamás nos hará perder la gran joya de la comunión.

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí