Justo cuando la fatiga y la derrota comenzaban a asomar por los ojos de los Gigantes en el duelo del domingo, la tropa sureña unió el carácter con su talento y le dio un giro brutal al partido.
Ese ha sido quizá el punto más dramático de la Final, el punto de inflexión quizá. La ventaja era enorme (8-2) y con seis outs por delante, el Oriental se sentía seguro de atrapar la victoria.
Pero justo ahí se comenzó a construir una victoria que no solo ha dado ventaja a los Gigantes, sino que podría ser la decisiva de la Final. A menos que el Oriental vuelva a mostrarse fiero.
Aquí no hay que descartar ninguna posibilidad. Esta ha sido la serie de los giros y los héroes inesperados. De las jugadas geniales a la defensiva y de incongruencias de la peor clase con el guante.
Un bateador como Wuilliams Vásquez, que es tremendo, pero que pasó apagado en la Liga, se ha vuelto el más temible en la Final. Y Fidencio Flores lanzó como el Bóer lo hubiera deseado.
Un día brilla Carlos Téller y en la siguiente salida se va a pique. Luis Alen pasa inadvertido en la serie y luego se vuelve héroe en el momento preciso. ¿Qué pasará ahora en el Yamil Ríos Ugarte?
Es difícil preverlo, pero es la mejor oportunidad para el equipo rivense, al que se le consideró favorito desde antes del inicio de la Final, pero se ha topado con un Oriental que no ha dejado de pelear.
Quizá lo más interesante después de todo es que los jugadores de estos dos equipos han comprendido que no basta con ser héroes de un momento. Es necesario ganar. Y eso intentarán ahora.
A esta serie se le puede cuestionar por decisiones de los mánagers, errores infantiles a la defensiva y batazos
flojos cuando se espera un bombazo. Lo que no se puede criticar ha sido la entrega de ambos equipos y su capacidad para emocionarnos.