El embarazo en adolescentes, durante su preparación escolar, se está convirtiendo en un mal endémico, pareciera ser incontrolable. Es preocupante, escuchamos en algunos casos producto de violaciones y en otros, producto de relaciones sexuales prematuras, sin protección y por ignorancia.
En la mayoría de los casos, el “Romeo” desaparece y la muchacha debe enfrentar sola su situación, entre más bajo es el estrato social de la embarazada, menos interés pondrán los padres en esta situación. Lo primero que la joven hace, es abandonar la escuela y sin esperanza de solucionar su problema.
Al llegar a la pubertad y descubrir cambios en su organismo y despertar en ellas el instinto sexual no cuentan con la guía o acompañamiento ni de sus padres, hermanas mayores u otros familiares cercanos, que puedan explicarles de manera clara la transformación que está sufriendo natural e irreversible para toda mujer.
Hablar de sexo, es tabú en la mayoría de los casos y no es frecuente que a la joven se le explique de manera sencilla, pero real, lo que puede ocurrir si practica sexo sin protección o en las fechas de su ciclo natural propicias para embarazarse.
Las madres, abuelas y en algunos casos hermanas mayores, son las primeras personas que deben advertir a la joven de sus cambios hormonales y brindarles su confianza para evacuar dudas o inquietudes antes de ir a la cama con su novio.
La escuela también debe cumplir su papel, brindando a las jóvenes explicaciones sencillas, pero científicas sobre temas sexuales. Las amigas de la misma o cercana edad, ejercen una influencia mayúscula y muchas veces inducen a tener sexo para poder hablar con “propiedad” en sus círculos cotidianos que casi nunca son usados para hablar de temas académicos.
Al convertirse en niña-madre sin estar preparada para asumir este papel, la adolescente sufre un encontronazo con la realidad y enfrenta una frustración que perjudica al recién nacido y a ella misma.
La familia es la piedra angular de la sociedad y su principal papel es velar por el bienestar de sus miembros, deben estar ojo avizor para orientar a sus adolescentes y ayudarles a enfrentar y salir airosas de este período de cambios.
Traer un niño al mundo es una responsabilidad tan grande que muchas abuelas, desde la óptica de su experiencia, aún se preguntan ¿cómo pasé victoriosa esa etapa de mi vida? La familia es la primera y gran guardiana del futuro de nuestras niñas, hay que ayudarlas y orientarlas, el castigo físico no resuelve el problema y crea resentimientos insalvables.